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» Elterritorio
Fecha: 23/08/2025 20:56
Una familia de San Pedro vio una alternativa en la producción en medio de los bajos precios de la yerba. Sostienen que la demanda fue mayor y se vende durante todo el año sábado 23 de agosto de 2025 | 6:00hs. Gerónimo Montero y Azucena Gómez este año cosecharon casi 400 kilos de miel Foto: Carina Martínez Actualmente se realiza apicultura en los 79 municipios de Misiones y existen 16.180 colmenas distribuidas en 1.042 apiarios, que son manejados por 882 apicultores, de acuerdo a los datos existentes en el Registro Nacional de Producción Apícola (Renapa), proporcionados a este medio por el Ministerio de Agro y Producción de la Provincia. Alejandro Prieto, miembro del área de Apicultura de la cartera productiva, técnico en políticas públicas y director de investigaciones y experimentación del Ministerio, sostuvo en diálogo con El Territorio que “se trabaja constantemente en fortalecer toda la cadena apícola en base a solicitudes puntuales”. En este marco, son casi 900 familias que ven en la producción de miel una alternativa para salir adelante y tener ingresos. Además, se trata de un producto con gran demanda en invierno. Con distintos colores y sabores, la miel se posiciona como uno de los productos por excelencia en este invierno, época del año donde presenta mayor demanda a consecuencia de sus bondades medicinales y alto valor nutricional. En esta oportunidad, este medio pudo saber que son varios los productores que se volcaron a la producción de miel tras la crisis que atraviesa al sector yerbatero, viendo en este camino una alternativa más rentable. Es el caso de una familia productora de San Pedro que relata como lleva adelante su producción con mucha dedicación. Actividad rentable y alternativa Se trata de una actividad que demanda inversión, tiempo y amor, que cada vez más productores en la zona rural de San Pedro la eligen como una alternativa para diversificar. En algunos casos, este año ayudo a paliar la merma de ingresos por el bajo precio de la yerba mate. Para muchos la apicultura representa toda una mística en torno a las abejas y como estás se comportan con sus cuidadores, tanto que dicen que dedicarse a esta actividad es todo un don. Con muy pocos conocimientos, son varias las familias que se animan a lidiar con las abejas y mejoran sus proyectos de forma autodidacta. Si bien ha habido varios intentos, en dicho municipio a la fecha no existe un grupo organizado y la actividad es encarada de manera particular y artesanal mayormente. En invierno la miel es un paliativo económico ya que son los meses de frío en los que la población consume en gran medida. En general y de acuerdo a apicultores consultados por este medio, el consumo de miel viene en aumento, lo que genera expectativa y motiva a muchas familias a incursionar en una alternativa que aclaran es costosa y que debe gustar al interesado. Una de las familias que recibió a El Territorio para contar su experiencia con la apicultura reside en una chacra lindante a la zona urbana de San Pedro donde cuentan con 10 cajones y en otra chacra de su propiedad con más superficie de monte y más metida en la zona rural han distribuido 20 cajas, contando con un total de 30 colmenas. Este año fue el de mayor producción en cuanto a cantidad de kilos. Emprendimiento familiar Gerónimo Montero junto a su esposa Azucena Gómez hace ocho años se dedica a criar y cuidar abejas con el propósito de obtener miel. Los resultados de la actividad y la baja de otros productos como la yerba mate, los impulsa a dedicarse y apostar a las abejas. “Este año la venta de miel nos ayudó ya que no vendimos yerba por el bajo precio”, afirmó Montero y agregó: “Este año fue el que mejor cosecha de miel obtuvimos, sacamos unos 380 kilos aproximadamente y eso se debe a la dedicación, a la floración y a cómo corre el tiempo”. “Así como el óptimo rendimiento, la demanda está siendo muy favorable”, indicaron. “En invierno es cuando se vende más la miel, sin embargo, notamos que a diferencia de otras épocas, después de la pandemia la gente se vuelve más a lo natural, buscan en la naturaleza opciones para protegerse. Estamos muy contentos” señaló Gómez. La producción Para llevar adelante la apicultura se dividen las tareas que está demanda, Gerónimo se encarga del cuidado de las colmenas, la cosecha de los panales y gran parte de la comercialización; Azucena de manera artesanal realiza el envasado “Todo se hace de forma manual, el trabajo más pesado de sacar los panales y llevar las cajas lo hace él. Yo hago la selección, la separación de la miel del panal y el envasado” explicó Azucena al referirse a los trabajos que demanda la cosecha. En este caso no cuentan con una sala de extracción, esa etapa lo realiza mediante técnicas que aprendió su hija en el Instituto de Enseñanza Agropecuaria Nº 2 y viendo tutoriales. La extracción de los panales, que se extiende desde diciembre hasta abril, requiere mucha concentración y un atuendo especial que protegen de las picaduras, mucho cuidado para no dañar los materiales que son costosos. Estos de recibir buena manipulación pueden ser reutilizados. “Con el traje, un poco de humo voy a la colmena, abro la caja, traigo, escurrimos esa miel, limpiamos los marcos, volvemos a la caja y colocamos los marcos nuevamente, y así con todas y cada año”, detalló Montero. En Misiones hay alrededor de 1.042 apiarios según el Renapa. La familia clasifica las variedades de acuerdo al color y aseguraron que ningún año se obtiene igual color o sabor.“Tenemos clara, oscura y blanca. Notamos que el sabor y color varía en cada cosecha y es diferente la miel de acá en esta chacra, donde no hay tanto monte, en comparación a la que sacamos en la otra chacra donde la superficie de bosque es más amplia”, dijeron y observaron que “en misma época de floración y misma cosecha nos encontramos con miel clara y oscura en la misma caja”. Para comercializar esta temporada una de las tendencias es la presencia de un pedazo de panal en el envase, lo que le aporta un toque llamativo, original y que pone evidencia que se trata de miel pura. “Los clientes piden con panal, es una manera de asegurarse que se trata de miel pura. En nuestro caso es miel pura de un entorno totalmente orgánico”, valoró Gómez, quien almacena la miel en frascos esterilizados previamente de 500 gramos y un kilo. Estos son vendidos posteriormente en la feria y de manera particular con algo de promoción en los estados de WhatsApp. A la fecha la venden a 4.000 pesos el medio kilo y 8.000 pesos el kilogramo de miel bajo su marca ‘Ambrosía’. Costos En cuanto a los costos de la producción, aseguraron que “es caro desde el traje hasta los insumos”. Manifestaron que en ocasiones se hacen valer de la creatividad y el autoabastecimiento de algunos de los elementos necesarios para así abaratar los gastos: “Va caja, marco, ojalillo, alambre, la rejilla, ahumador. Yo fabrico las cajas y en eso ahorro porque una caja está $10.000, un marco dos mil pesos, el kilo de cera está $13.000 y hasta $18.000. Todo hay que invertir”, precisaron. En ese sentido, además de la presencia del panal en los frascos, otro agregado de valor a la actividad sería poder aprovechar la cera que queda con cada cosecha. “Tenemos bastante cera almacenada, sólo que aún no pudimos adquirir la estampadora por lo que no podemos usarla o venderla, con esa máquina se hacen las láminas que se usan en las cajas. Es una de las inversiones que tenemos previsto realizar, ojalá podamos conseguirla”, manifestó, por su parte, Montero. “La cera se selecciona, los panales que son negros no sirven, sólo los claritos. Hay que limpiar, hervirla y colar para después pasar por la máquina”, detallaron. También hablaron sobre otros de los factores que repercuten en la actividad como ser algunas plagas: hormigas, avispa carnicera, el escarabajo de la colmena conocido como cupii y la varroa. “Constantemente hay que cuidar y estar muy atento a esos ataques, caso contrario pueden destruir una colmena. Los primeros tiempos luche mucho con la varroa que aprendí a controlarlas con el humo de la hoja de eucalipto”, enfatizó el apicultor, que en este caso, por una cuestión de inversión, no utiliza el método de repartición para aumentar el número de las colmenas. Lo hace mediante trampas. Muchas de las pérdidas o retrasos que tuvieron en estos ocho años, se debieron a la falta de conocimientos y asistencia técnica. “Falta acompañamiento y más capacitaciones en apicultura. Hoy mucho aprendemos con los tutoriales, sólo que es mejor si es presencial”, expresó. Pese a ello, la familia productora incentivó a más familias a dedicarse a la apicultura y expresaron el encanto hacía lo que hacen. “Lo hago con mucho amor y es una manera de estar cerca de la naturaleza que tanto me gusta. Así como también el contacto con los clientes”. Para finalizar, remarcaron: “La apicultura es una contribución a nuestra economía familiar”. Notas relacionadas Las soluciones puntuales fortalecen al sector apícola Compartí esta nota:
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