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  • Dijo que eran agroquímicos, pero llevaba 500 kilos de explosivos. Cruzó el túnel y es juzgado exponiéndose a 6 años de cárcel

    Colon » El Entre Rios

    Fecha: 22/08/2025 08:30

    Comenzó el juicio El descubrimiento explosivo Atención Esta imágen puede herir su sensibilidad Ver foto Compartir imágen Se expone a 6 años de cárcel Pudo ser una tragedia Alberto Nelson Barnada cometió una imprudencia: haber circulado con 500 kilos de explosivos de alto voltaje en la caja de una camioneta, sin cumplir con requisitos legales y sin medidas de seguridad.Fue detenido el año pasado en la ruta 12 y, este jueves, comenzó el juicio donde la discusión pasa por la gravedad de su conducta y el nivel del peligro generado. Declararon testigos expertos en explosivos de la Policía de Entre Ríos y continuará la semana próxima.Barnada tiene 77 años, es nacido en Chajarí pero desarrolló su vida en Posadas, Misiones. Se dedica al comercio de equipos viales y mineros y tiene el título terciario de piloto comercial de avión.El 12 de junio del año pasado, conducía su camioneta Toyota Hilux por la ruta nacional 12 cuando policías del puesto caminero Santa María, cerca de la localidad de Cerrito detuvieron su marcha para un control de rutina.Cuando le preguntaron por lo que llevaba en la caja, dijo que eran agroquímicos, pero al observar mejor los efectivos advirtieron que eran cajas de otro material. Se comprobó poco después que el hombre llevaba 500 kilos de Gelamon V.F. 65% en 20 cajas de cartón. Cada tenía 15 panes del material explosivo, que iban debajo de una lona. En total, todo el contenido pesó 500 kilos.El procedimiento tuvo trascendencia nacional, fue presenciado por el ministro de Seguridad y Justicia, Néstor Roncaglia, y luego los policías que descubrieron la carga fueron reconocidos por el gobernador Rogelio Frigerio.Barnada provenía con la carga desde Córdoba, donde había comprado el Gelamon en la empresa FATMAN (nombre clave que le pusieron a la bomba que Estados Unidos arrojó en Nagasaki, Fat Man). A esta empresa se lo había vendido legalmente Fabricaciones Militares.Lo que no se sabe es cómo llegó a manos del entrerriano radicado en Misiones sin haber presentado ningún tipo de documentación, permiso, habilitación o todo lo que la reglamentación vigente estrictamente requiere para la compra o manipulación de este tipo de elementos.El delito imputado es la “tenencia simple de materiales explosivos sin la debida autorización o sin poder justificar su uso doméstico o industrial”, que tiene una pena de tres a seis años de prisión.El juicio se desarrolla en el Tribunal Oral Federal de Paraná, integrado en forma unipersonal por Noemí Berros. Por la acusación pública, el fiscal general es José Ignacio Candioti, mientras que el acusado es defendido por Andrés Bacigalupo y Ladislao Uzin Olleros. La primera jornada del debate, Barnada la presenció mediante videoconferencia, comenzó con su identificación, pero por problemas en la conexión este paso se demoró. El hombre tenía intenciones de declarar, pero lo hará personalmente en la próxima audiencia.Luego, declararon tres testigos, integrantes de los Bomberos Zapadores, especializados en explosivos. El comisario Julio Godoy, quien contó que Barnada no cumplía con ninguna de las normas de seguridad al momento de transportar el material, desde la señalética en el vehículo hasta una lona antichispa, por ejemplo. Explicó que el Gelamon es uno de los explosivos de más alto voltaje y poder rompedor, que sirve para volar rocas, minas y canteras.Además, refirió la gravedad de haber cruzado el Túnel Subfluvial, lo cual está prohibido, y, ante las preguntas del fiscal, dijo que en caso de que se hubiese producido un accidente con derramamiento de combustible, las consecuencias hubiesen sido gravísimas tanto para el viaducto como para la vida humana.En tanto, las 316 unidades de Gelamon secuestrado, clasificado como “alto explosivo con Nitroglicerina”, había sido trasladado a la sede del Ejército Argentino en Paraná, desde donde luego pidieron llevarlo al polvorín del Batallón del Arsenales 603, sito en la localidad de Fray Luis Beltrán, San Lorenzo, donde había condiciones para su almacenamiento.

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