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» Diario Cordoba
Fecha: 20/08/2025 19:17
La bajada de temperaturas permite hablar con otro ánimo de las ‘islas de calor’ en la ciudad, espacios que por su pavimento, configuración o uso dispara el termómetro en el entorno. Un concepto que aplicado a Córdoba, sencillamente, acojona. Y de todas esas islas de calor, sin duda la más famosa es el crematorio a cielo abierto del aparcamiento del hospital universitario Reina Sofía. Normal que seamos líderes en trasplantes con un parking del cual los usuarios ya salen con los órganos listos, recocidos y esterilizados para cualquier trabajo con ellos. Increíble la pésima imagen que da este parking de un centro sanitario. Las denuncias sindicales de falta de personal y cierres de camas por el verano y, por otra parte, los muchísimos logros del hospital y esfuerzos de sus profesionales, quedan en un segundo plano cuando el primer contacto de un visitante con la ciudad sanitaria es un aparcamiento que es un atentado al sentido común y a la imagen de cualquier equipamiento pensado para la salud y una invitación a descojonarse de los discursos que hagan responsables políticos sobre la sanidad, el cambio climático y la renaturalización de espacios con el nuevo urbanismo. He oído que han puesto sombras en algunos aparcamientos de los cementerios municipales. Mire usted que bien. Toda sombra para los cordobeses sí que es descansar en paz. Más aún para quien no sobreviva al aparcamiento-cocedero del Reina Sofía. Y eso sin hablar del pastizal de altas hierbas junto a un lado de este párking del centro sanitario. Asusta pensar en lo que puede suceder. Aunque mejor ni citarlo, porque este año parece que cada vez que se habla de un solar que acumula hierbajos... sale ardiendo. Sin ir más lejos, y como advertían los vecinos de la zona, ese fue el caso el pasado lunes del solar municipal del antiguo polideportivo del Sector Sur. ¿Había alguna duda de lo que iba a pasar con un sembrado de jaramagos de metro y medio de altura que hasta parecía una parcela agrícola cultivada? Menos mal que se ha actuado, por ejemplo, en las explanadas entre manzanas del barrio del Guadalquivir (que vienen dando disgustos año tras años), así como en otros grandes espacios de la ciudad, aunque la acumulación de pastos sigue siendo puntualmente impresionante en muchas zona urbanass. De la interfaz entre el casco urbano y La Sierra y ya dentro del ámbito forestal... Ni les cuento. Lo dicho, solo el que haya un pelín de fresquito tras la interminable ola de calor justifica el salpicar con algunas gotas de humor este artículo sobre el riesgo de incendios (urbano y forestal) que, y es lo importante, aún padecemos. Pero recuerden que esta columna se llama «Entre líneas», y en el vacío que queda de un renglón a otro no hay humor que valga y a veces lo blanco del papel quema.
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