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» El Ciudadano
Fecha: 20/08/2025 16:22
Los trabajadores de las tres plantas de Lácteos Verónica en Santa Fe están desde principios de este año en alerta por la crisis económica en la que está sumida la compañía y la amenaza de unos 200 despidos. La firma pidió un procedimiento preventivo de crisis y, aunque aún no le fue otorgado, pretende avanzar igual con las desvinculaciones. Los empleados no cobran los sueldos completos desde mayo. El sindicato del sector, Atilra, denunció un plan de vaciamiento por parte de los dueños. El escenario es conflictivo. Es que, además, el gremio está a las puertas de una elección interna. La empresa viene incumpliendo pagos a los tamberos que le proveen la materia prima, por lo que muchos ya dejaron de entregarles leche. Según la base de deudores del Banco Central, a mediados de julio pasado la firma sólo había cubierto el 9% de los cheques que emitió este año. De un total de 1.829 girados, abonó apenas 153. Esos impagos ascienden a 5.420 millones de pesos. Los perjudicados son bancos como el Nación, Macro y BBVA, cooperativas de servicios y otras entidades que le otorgaron créditos a la santafesina. Verónica, fundada en 1923, tiene plantas de procesamiento: en Clason, Lehmann y Suardi. El delegado de la primera, Sergio Polidoro, confirmó que en esa fábrica ingresan hoy unos 30.000 litros de leche diarios, cuando llegaron a procesar 800.000 en sus tres predios industriales. «La semana pasada estuvo tres días sin actividad por falta de combustible”, agregó el mismo referente de los trabajadores sobre el cuadro de situación. El resto de las unidades productivas están en la misma situación, con buena parte de su capacidad instalada ociosa. Sobre la situación de los trabajadores, Polidoro detalló: «Nos deben el 65 por ciento de junio, todo julio y el aguinaldo». Sin salida La compañía acusa un errático rumbo desde principios de año, cuando los tambos comenzaron a dejar de enviar leche debido a la falta de pagos y la acumulación de cheques rechazados. La situación se agudizó en abril, con retrasos salariales de forma sostenida. Son unos 700 trabajadores los que están en vilo. La semana pasada hubo una nueva audiencia en la Secretaría de Trabajo de la Nación entre la empresa, dirigida por la familia Espiñeira, y representantes de Atilra (Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina). Pero no se avanzó en una solución. El sindicato acusa presiones corporativas, que ya derivaron en la aceptación de propuestas de desvinculación por parte de algunos trabajadores. Atilra afirmó que esa suerte de retiros voluntarios, con apenas la promesa de pagar una parte de los salarios adeudados, no están sostenidos en ningún acuerdo sólido. Suspensiones y amenaza de despidos Verónica, cuyos problemas ahora potenciados comenzaron en 2017 tras el fallecimiento de uno de sus fundadores, anunció suspensiones rotativas por 60 días que alcanzarán al 30% del personal. Y la eliminación del tercer turno por 120 días. Al pago fraccionado de salarios y aguinaldo, quiere además sumar desvinculaciones bajo el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo. Eso es, con el pago del 50% de la indemnización legal y en seis cuotas. Las pretensiones de la firma van más allá: solicitó apartarse del convenio colectivo del sector (CCT 2/88) por 12 meses. Para todo ello, necesita que el Ministerio de Capital Humano, del que depende el área de Trabajo rebajada a Secretaría, apruebe el procedimiento preventivo de crisis previsto en la ley 24.013. Multinacional francesa al acecho La francesa Savencia y la familia Espiñeira, actual propietaria y controlante de Lácteos Verónica, sondean la posibilidad de un acuerdo de venta de los activos de la santafesina a la multinacional. Savencia avanza así en un movimiento estratégico para consolidar posiciones en el mercado lácteo nacional. Según fuentes del sector, la corporación gala ya hizo dos intentos para adquirir el complejo santafesino. La última gran adquisición de Savencia en Argentina fue la compra de Ilolay en 2023, por alrededor de 37 millones de dólares. La apuesta de la francesa es ambiciosa. Además de Ilolay, ya controla las marcas Milkaut, Santa Rosa, Adler y Bavaria. Es la tercera procesadora de leche en la Argentina. El posible traspaso no despeja la inquietud de los trabajadores. No está asegurada la continuidad operacional de las plantas de Lehmann, Totoras y Sauce ni el mantenimiento de las fuentes laborales y las condiciones de trabajo. El gremio teme que, si se concreta la adquisición, haya procesos de reestructuración y adaptación que deje afuera a muchos empleados aunque evite el cierre definitivo y y su impacto sobre la actividad industrial en la región. “Puede ser que quieran vender la empresa sin los empleados adentro», expresó los temores Polidoro, delegado de la planta de Clason.
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