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  • “La mente puede ser manejada si tenemos las herramientas correctas”

    » Elterritorio

    Fecha: 20/08/2025 13:36

    Valeria Armoa busca ayudar a los demás desde la enseñanza del yoga. Dice que la sociedad está pasando por un momento negativo, pero que todo es parte de un ciclo que va a cambiar miércoles 20 de agosto de 2025 | 1:00hs. Valeria estudió en Mysore, una ciudad de India que es la cuna del Ashtanga yoga. Foto: NG Antes de regresar a su tierra natal, hace aproximadamente siete años, Valeria Armoa fue recolectando distintos tipos de experiencias. Pero de todas ellas, hubo una que le terminó marcando el camino. Después de padecer algunos problemas de salud, tanto mentales como físicos, su psicólogo le recomendó hacer yoga. La medicación para la fibromialgia ya casi no surtía efecto y fue ahí cuando decidió darle una oportunidad a esa recomendación de su terapeuta. Fue una experiencia que le cambió por completo su visión de la vida y le brindó una herramienta con la que aprendió a vivir y que trata de transmitir para ayudar a los demás. ¿Cómo llega el yoga a tu vida? Me desempeño como profesora de yoga desde 2016, pero es una disciplina que llegó a mi vida mucho antes, hace como 15 años. Padecía muchos problemas de salud, mental y física. Tenía fibromialgia y eso no me permitía hacer mi vida con normalidad. Tomaba medicamentos, pero iba subiendo las dosis y no pasaba nada. Así fue que un día el psicólogo me recomendó empezar a hacer yoga. ¿Y qué te pareció en ese momento? Al principio no me gustaba, me parecía algo aburrido. Yo era muy activa, así que le empecé a tener cariño de a poco. De a poco descubrí que empezaba a dormir bien, los dolores fueron mermando, dejé la medicación. Estaba cada vez mejor. Y cada vez más curiosa, más interesada, empecé a estudiar de manera autodidacta. Estamos hablando más o menos del 2010 y no se encontraba todo en internet como ahora, yo también era más analógica, buscaba en libros. ¿En todo este proceso también fuiste mamá? Sí. También fueron ellos (sus dos hijos) los que me impulsaron a querer estar mejor. Después empecé a estudiar yoga en Buenos Aires, me fui especializando y metiéndome cada vez más en el mundo del yoga. Así descubrí el estilo que yo enseño y practico que es el Ashtanga yoga. Tu búsqueda de seguir aprendiendo sobre el yoga te llevó hasta India… Fui a estudiar allá, en una ciudad del sur que se llama Mysore, que es como la cuna del Ashtanga yoga. La verdad que esa experiencia fue algo que me transformó completamente. Mi visión de las cosas, de la vida, me hizo muy bien. Tengo que aclarar que nada es lineal, las circunstancias de la vida han hecho que en momentos no pueda dedicarme 100% a lo que es la filosofía de vida que es el yoga, porque el yoga es una filosofía de vida. En este proceso tuve subidas y bajadas, pero siempre me mantuve en el camino, muy fiel a mi práctica, que es la que siempre me termina sacando de situaciones difíciles. Me ayuda a avanzar, a confiar en que puedo lograr las cosas que me propongo. ¿Cómo fue esa experiencia de vivir en India? ¿Cuánto tiempo estuviste? En India estuve viviendo dos meses. No pude quedarme más tiempo porque tenía a mis niños esperando en Argentina. Fueron dos meses en los que me dediqué exclusivamente a estudiar, aprender, y vivir yoga. Sin que ninguna otra actividad mundana me distraiga. Fue una experiencia fuerte, India te puede pegar un cachetada y te querés volver en el primer avión de regreso a tu país o te enamorás completamente. ¿A vos qué te pasó? A mí me pasó eso que me enamoré. Es como se ve, un caos, un quilombo. Hay mucha mugre. Poco a poco, con el correr de los años me fueron cayendo las fichas de lo que significó vivir en ese lugar y conocer su cultura y su gente. Lo que me quedó de todo esto es que en India la gente te ve, no te mira. Te ve y te sentís amado incondicionalmente por un desconocido. Es algo tan diferente a nuestra cultura, más ahora en estos tiempos que corren en los que nadie te ve. Todos quieren avanzar pisando cabezas, a costa de cualquier cosa. Bueno, nunca me sentí tan amada como en ese lugar por alguien que me vio. Creo que por eso es que todo el tiempo quiero volver. Es muy hermoso dentro de todo ese caos. Otra cosa que me transformó completamente haber vivido en India fue el concepto que ellos tienen sobre la muerte. No es algo trágico como lo tomamos acá. Es un paso más de la vida, muy importante. Hay una ciudad llamada Varanasi que es donde todo indio quiere ir a morir. Hay gente moribunda tirada por las calles. Hay dos grandes crematorios. La gente muere y las cenizas se esparcen en el río Ganges, considerado sagrado para los hindúes. ¿Eso para qué te sirvió? Me cambió completamente la visión de la muerte. Los seres humanos tenemos el instinto de supervivencia y le tenemos terror a la muerte. Ellos lo toman de manera tan diferente, como un bálsamo, que me hizo darme cuenta que es eso. ¿Y cómo definirías al yoga? Creo que es una herramienta muy valiosa, por eso estoy dispuesta a defenderla y difundirla. Si estoy bien o mal en mi vida personal, igualmente nunca dejo de enseñar. Lo hago como una contribución a la sociedad, para que gente que no tienen ni idea de lo que es el yoga por el contexto en el que vive lo conozca y se nutra de esta herramienta. Enseñé a personas adictas en recuperación dentro del programa Nar-Anon, enseñé en la cárcel dentro del penal de Eldorado gracias al profesor Mariano Hernando, que me invitó a formar parte de Los Toros, el equipo de rugby del penal. Esa fue otra experiencia que me cambió totalmente. Me transformó, fui muy feliz enseñando en ese lugar. Creo que yo fui a dar algo, pero ellos me dieron un montón. Y así es un poco la vida, contribuir y uno se retroalimenta de lo que da. ¿Creés que es una actividad que ahora está siendo más valorada que antes? Creo que cada vez se valora más. El otro día estaba escuchando a Estanislao Bachrach y coincidía con que en el futuro las empresas van a solicitar en los preocupacionales que los aspirantes hagan ejercicio físico y que mediten. Lo escuché y me quedó sonando. Coincido plenamente, creo que cada vez se le va dar más importancia y que está siendo cada vez más valorado. ¿Cuál es tu mirada de la sociedad actual? Veo una sociedad muy violenta, apática, muy poco amable. Por eso creo que sería tan interesante poder difundir estas herramientas cada vez más. Estamos carentes de empatía, no veo una sociedad justa. Me refugio siempre es mi práctica porque el contexto me afecta, como a todos. El contexto nos afecta a todos, la salud mental está muy deteriorada, en todos, en mí misma también. Porque soy yogui, pero me afecta mucho. Trato de aferrarme a lo que sé para poder avanzar sin que lo que ocurre afuera me dañe la salud mental. Pero también veo esperanza, siempre, porque hay cosas hermosas, hay mucha gente haciendo cosas buenas para que esta sociedad en la que vivimos mejore. ¿Eso dónde lo ves? Lo veo en mis alumnos en mis clases de yoga. Veo cómo aprenden esta filosofía de vida, por eso lo hago y lo voy a seguir difundiendo a lo largo de mi vida. Es lo más transformador que conocí en mi vida. ¿Cómo lidiás con las cosas negativas o malas de la sociedad? Muchas veces me aíslo, me refugio en mi actividad. Está de moda la crueldad y es muy difícil. Pero sé que todo es cuestión de tiempo, que son ciclos que van cambiando. Siempre es así. Esta no es la primera vez que el fascismo está presente, pero va a pasar porque son ciclos. Lidio con eso tratando de comprender a esas personas, porque son mis hermanos, son producto de esta sociedad en la que yo vivo y formo parte también. Contame tu experiencia de enseñar yoga en la cárcel. Creo que todos pueden tener una segunda oportunidad, porque lo único constante en la vida es el cambio y todos pueden cambiar, por eso me interesa mucho trabajar en esos lugares. Creo que nadie tiene que tener trazado como destino su pasado. Quiero decir que si cometieron hechos aberrantes están purgando su pena en un lugar espantoso. Por suerte acá en Eldorado existe este programa de Los Toros. ¿Qué aprendiste en lo personal gracias al yoga? Aprendí a estar en mí, a ‘habitarme’ a mí misma. Porque adentro está la verdad de cada uno. Volver a uno es la clave para que el contexto tan contaminado no nos afecte tanto, puede afectar un poco, pero hay que tratar de volver siempre a uno. La meditación, que es parte fundamental del yoga, nos ayuda a calmar la mente. Nuestra mente es una cosa que no para. Constantemente tenemos pensamientos que van y que vienen, que nos embarullan. Pero la mente puede ser domada, manejada por nosotros si tenemos las herramientas correctas. Si no aprendemos a manejarla, ésta nos puede dominar y la mente es muy poderosa. Necesitamos tener las herramientas para poder manejar esas fluctuaciones de la mente. Eso es meditar, meditar nos es sentarse diez horas divagando con pensamientos, es mucho más sencillo y se puede aprender. Por eso voy a seguir defendiendo esta filosofía de vida. ¿Cuál es la herramienta que podemos utilizar para controlar la mente? Es gratis, está siempre a mano y la tenemos todos: es la respiración, Hay que concentrarse en la respiración, eso te abstrae de lo de afuera, antes de contestarle a alguien, a enojarme con alguien. Estando solo en mi casa o estando ante muchas personas. La respiración es la herramienta fundamental, todos la tenemos, sólo hay que aprender a usarla. ¿La crisis económica del país también afecta a tu rubro? Claro que nos afecta, como a todos. Cuando las necesidades básicas en la casa no llegan a cubrirse lo primero que uno deja de lado es lo que hacía para atenderse a uno mismo. De ahí viene creo esa gran cantidad de personas con problemas de salud mental. Porque si no puedo llegar a fin de mes no puedo darme el lujo de ir al psicólogo, al médico, a hacer actividades físicas. Considero que son cosas fundamentales . En cuanto a mis alumnos, fueron pocos los que dejaron por suerte, pero sé que afecta a muchos. ¿Qué cosas te hacen feliz? Mis hijos, mis mascotas. Y dar clases de yoga. Ese es mi cable a tierra. El contacto con mis alumnos es algo que me sirve muchísimo. Enseñando aprendo siempre un poco más de lo que ya sé. ¿En qué etapa de tu vida te encontrás? Me encuentro en un momento en el que sé qué es lo que quiero. Estoy muy agradecida. Mi objetivo es poder vivir 100 por ciento del yoga, tener un gran lugar en el cual enseñar. En la provincia tenemos lugares maravillosos, todo colabora para poder conectarse con uno mismo. También me gustaría poder seguir formándome, eso espero. Perfil Valeria Armoa Profesora de yoga Tiene 40 años y nació en la ciudad de Eldorado. Madre de dos hijos, regresó al lugar que la vio nacer hace siete años. Antes vivió en Federación, Entre Ríos, estudió en Buenos Aires y luego se perfeccionó dos meses en Mysore, India, la cuna del Ashtanga yoga, estilo que enseña y considera como una filosofía de vida. Cuando volvió a Eldorado, tuvo la posibilidad de dar clases a los reclusos que forman parte del equipo de rugby Los Toros dentros del programa Tackleando Muros.

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