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Gualeguaychu » Reporte2820
Fecha: 19/08/2025 16:56
La Federación Internacional de Pádel y sus aliados globales continúan trabajando para lograr la inclusión del pádel en los Juegos Olímpicos de 2032. El pádel, deporte de raqueta que integra elementos del tenis y el squash, dejó de ser una práctica local para transformarse en un fenómeno global con millones de aficionados y espectadores. Su crecimiento sostenido lo consolidó como una disciplina con circuito profesional, figuras mediáticas y torneos en sedes internacionales, aunque aún conserve el objetivo pendiente de incorporarse al programa olímpico. En las últimas décadas, la expansión fue relativamente rápida. España lideró el desarrollo con más de 17.000 pistas, seguida por Italia con cerca de 9.700 instalaciones y Argentina con alrededor de 7.000. Datos de Premier Pádel indican que en un quinquenio se triplicó el número de países donde se practica, superando las 110 naciones. Europa concentra cerca del 60% de los jugadores; Francia y Países Bajos registraron crecimientos importantes y Reino Unido y Alemania suman en conjunto unas 800 instalaciones. El avance no se limitó al Viejo Continente, ya que América Latina mostró un desarrollo sólido. Además de la extensa red de Argentina, Brasil, Chile y Paraguay, comunidades activas crecieron en Perú, Colombia y Costa Rica. Por su parte, África y Asia aportaron nuevos focos. Ese alcance global es el principal argumento para buscar un lugar en los Juegos Olímpicos. Luigi Carraro, presidente de la Federación Internacional de Pádel (FIP), sostuvo que la disciplina reúne atributos valorados por el Comité Olímpico Internacional (COI): carácter mixto, accesibilidad, espectáculo y atractivo televisivo. Desde 2019 la FIP impulsó una campaña internacional con apoyos estratégicos, entre ellos alianzas con Premier Pádel, gestionado por Qatar Sports Investments, que organizó torneos en sedes icónicas como Roma, París y Doha. El Campeonato Mundial de Pádel, celebrado cada dos años, se consolidó como escaparate de la competitividad y la diversidad geográfica del deporte. Sin embargo, la ruta hacia el estatus olímpico enfrenta exigencias concretas. El COI pide que el deporte se practique en al menos 75 países y en cuatro continentes para la categoría masculina, y en 40 países y tres continentes para la femenina. Según los últimos datos, la FIP cuenta con 87 federaciones afiliadas, un avance significativo pero aún insuficiente para garantizar el cumplimiento pleno de esos umbrales. Además, resulta indispensable que la federación internacional tenga reconocimiento formal por parte del COI y demuestre una gobernanza unificada y transparente capaz de organizar competiciones de alto nivel. Asimismo, la fragmentación institucional fue un obstáculo persistente; por eso la fusión en 2024 de los dos principales circuitos, World Padel Tour y Premier Pádel, representó un paso clave para reducir la dispersión y presentar una estructura profesional más cohesionada. Aun así, el pádel no obtuvo todavía el reconocimiento olímpico pleno y debe seguir articulando instituciones y calendarios para ofrecer una candidatura sólida. Otro desafío es la infraestructura. Si bien las pistas ocupan menos espacio que las de tenis, requieren estructuras específicas de cristal y vallado, lo que incrementa los costos de montaje. Existen ejemplos exitosos de instalaciones temporales en emplazamientos urbanos, como la Plaza Mayor de Valladolid o la pista instalada en Roland Garros, pero escalar esos montajes a la dimensión de unos Juegos plantea retos logísticos y financieros. El COI evalúa, por otro lado, la sostenibilidad de cada disciplina, por lo que cualquier propuesta debe evidenciar criterios de reducción de huella y eficiencia de recursos. En términos de espectáculo y audiencia, el pádel presenta ventajas claras, debido a que tiene un ritmo ágil, puntos de alto impacto y facilidad para que el público siga la acción, características que lo hacen atractivo para la televisión y las plataformas digitales. Esa capacidad de generar audiencias constituye un argumento económico relevante para la viabilidad olímpica. Aún así, convencer al COI no depende solo del interés del público, sino de demostrar que su incorporación no generará complicaciones operativas ni desequilibrios en el programa de los Juegos. La estrategia de la FIP se centró en aprovechar oportunidades regionales. Aunque el pádel no fue candidato formal para Los Ángeles 2028 ni para Brisbane 2032, la federación orientó esfuerzos hacia esta última cita, dado que Australia mostró señales de expansión en la práctica del deporte. Presentar el pádel como disciplina de demostración en un gran evento multideportivo ha sido históricamente un camino eficaz para la inclusión definitiva de otras disciplinas; su presencia en los Juegos Europeos de Cracovia 2023 se consideró un hito con potencial de apertura a nuevas competencias. En este contexto, el calendario exige velocidad, y es que el COI requiere que cualquier deporte aspirante sea aprobado al menos siete años antes de los Juegos objetivo, lo que colocó a 2025 como plazo crítico para una candidatura con vistas a 2032. Si no se cumpliera, la espera se prolongaría y la federación debería redoblar esfuerzos para ampliar su práctica en regiones donde aún es incipiente, como partes de África, Norteamérica y ciertas áreas de Asia. Más allá de cifras, el pádel deberá sostener valores afines al olimpismo: igualdad, inclusión, respeto y excelencia deportiva. La práctica amateur muestra una presencia femenina creciente —aproximadamente un 40% de las licencias en algunos registros— y el circuito profesional tiende a equilibrar su oferta. El desafío será convertir esos datos en una propuesta convincente, con una imagen internacional unificada y un plan de desarrollo sostenible que el COI pueda avalar. Argentina y un deporte en crecimiento En Argentina, el pádel atraviesa un verdadero renacimiento. Después del furor que vivió en la década de 1990, cuando las canchas surgían en cada rincón del país y las paletas formaban parte de la vida social, el deporte sufrió un prolongado declive que obligó a muchos clubes a reconvertir sus espacios. Sin embargo, tres décadas más tarde, volvió a escena con una fuerza renovada, impulsado por modernos complejos, torneos de alto nivel, transmisiones en streaming y la llegada de figuras internacionales que cautivan a miles de fanáticos. A diferencia de aquella primera etapa, el pádel actual presenta notables mejoras. Las canchas ya no son de cemento o alfombra gastada y hoy lucen césped sintético especial, paredes de vidrio que permiten seguir cada jugada desde afuera y equipamiento de última generación. Las paletas de madera quedaron en el pasado, reemplazadas por modelos de paletas fibra de vidrio o carbono que aportan mayor control y potencia. Pese a estos avances tecnológicos, la esencia sigue intacta: las reservas de turnos se agotan rápidamente y cada vez más personas se anotan en clases para perfeccionar su técnica. El mercado respondió de manera rápida y contundente. En ciudades importantes como Buenos Aires, Córdoba y Rosario, varios clubes de tenis transformaron parte de sus instalaciones, mientras que aparecieron nuevos complejos dedicados exclusivamente al pádel. Aunque algunos de estos espacios existen desde los años noventa, la mayoría son resultado del reciente crecimiento del deporte. De hecho, gracias a esta expansión, se pudieron organizar torneos de primer nivel, entre ellos destaca el circuito Premier Pádel, que este año se llevó a cabo por primera vez el estadio Mary Terán de Weiss en Villa Soldati, después de haberse realizado en Mendoza en ocasiones anteriores. La visibilidad mediática ha sido otro pilar clave en esta expansión. Eventos como Stars Padel en 2022, transmitido por Twitch y protagonizado por streamers argentinos como Coscu, Cocker, Martu Boden y Santutu, lograron conectar el deporte con el público joven. Incluso el exfutbolista Sergio “Kun” Agüero se sumó con su equipo KRÜ Padel, que en la Hexagon Cup 2025 se consagró campeón frente a la Rafa Nadal Academy, generando repercusión internacional. En el plano profesional, Argentina se enorgullece de contar con talentos que brillan en el circuito global. Agustín Tapia, apodado “El Mozart de Catamarca”, forma junto al español Arturo Coello la dupla número uno del mundo, según la Federación Internacional de Pádel. Federico Chingotto, en pareja con Alejandro Galán, ocupa el segundo puesto, mientras que Franco Stupaczuk se ubica quinto junto a Juan Lebrón. En la rama femenina, Delfina Brea (4°), Claudia Jensen (13°) y Aranzazu Osoro (14°) son referentes que inspiran a nuevas generaciones de jugadoras. Los números respaldan el fenómeno y de acuerdo a la Asociación Argentina de Pádel, en los últimos tres años la cantidad de canchas creció más de un 30 % y se estima que más de tres millones de argentinos lo practican. Su éxito radica en la accesibilidad: no requiere ser atleta profesional para disfrutarlo y se adapta a todas las edades. Para los jóvenes, representa una alternativa divertida y social; para los adultos, una opción de menor exigencia física en comparación con otros deportes. En 2025, los costos dependen tanto de la zona como de la calidad de las canchas. ATC Sports señala que en la Ciudad de Buenos Aires, la tarifa por hora va desde $10.000 hasta $60.000, mientras que en el conurbano el precio inicial es de $8.500. En tanto, alquilar una paleta cuesta entre $2.000 y $5.000, y un tubo de pelotas se consigue por valores que oscilan entre $14.000 y $16.000. Así, el pádel en Argentina dejó de ser un recuerdo nostálgico de los años 90 para consolidarse como un fenómeno cultural y deportivo de alcance masivo. Con infraestructura moderna, figuras de renombre, torneos internacionales y el respaldo de una comunidad apasionada, todo apunta a que esta vez su crecimiento no será pasajero, sino el comienzo de una nueva era dorada. Fuente: El Mejor Trato
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