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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 19/08/2025 06:31
Valeria Abusamra, directora de la nueva Licenciatura en Ciencias del Comportamiento “Entendé cómo pensamos. Predecí cómo actuamos”; así se presenta la nueva carrera de grado con el título de Licenciatura en Ciencias del Comportamiento dirigida por la doctora en Lingüística e investigadora del CONICET, referente en psicolingüística y neurociencias del lenguaje, Valeria Abusamra. La carrera con cuatro años de duración se inscribe en un presente que “responde a una demanda creciente de estudiantes que buscan propuestas académicas flexibles, innovadoras y orientadas a la complejidad del mundo actual y, al mismo tiempo, son las organizaciones y empresas las que valoran perfiles que integren diversas disciplinas y que puedan pensar estratégicamente con sensibilidad social”. Con asignaturas como Álgebra, Filosofía de la mente, Estadística aplicada, Lenguaje y cognición, Sistemas de inteligencia artificial; entre otras y con impacto en áreas de empleabilidad como Marketing, Negocios Digitales, Desarrollo Humano, Cambio Organizacional, Business Intelligence y Consultoría Estratégica; la licenciatura busca posicionarse como una forma de comprender al humano en este presente de plena transformación. Valeria Abusamra habló con Timcas sobre las posibilidades que ofrece esta nueva carrera y reflexionar sobre su pertinencia académica. El comportamiento, especialmente el humano --dice Abusamra--, no es una entidad simple ni el resultado de una sola causa. —¿De qué hablamos cuando hablamos de ciencias del comportamiento? ¿Qué cruce podemos establecer con las habilidades humanas y las llamadas funciones ejecutivas? —Cuando hablamos de ciencias del comportamiento, no nos referimos a una única disciplina ni a una mirada parcial. El comportamiento, especialmente el humano, no es una entidad simple ni el resultado de una sola causa. Es el “producto final” de un vasto y dinámico arco multifactorial de influencias biológicas y ambientales que interactúan en un flujo continuo de tiempo, desde el nivel molecular hasta el cultural y evolutivo. Para comprenderlo de verdad, necesitamos considerar todas esas capas entrelazadas: desde lo neural y lo cognitivo hasta lo conductual y lo ambiental. Esa complejidad justifica el plural: no hay una ciencia del comportamiento, sino muchas. Psicología, neurociencias, economía del comportamiento, antropología, ciencia de datos, sociología… Cada una aporta piezas clave para leer el mosaico completo. En este entramado, las habilidades humanas y las funciones ejecutivas —como planificar, inhibir impulsos, tomar decisiones, adaptarse a cambios— ocupan un lugar central. Son los mecanismos que nos permiten orientar la conducta, regularnos y actuar de forma flexible en entornos cambiantes. Entender cómo se desarrollan, se sostienen o se deterioran implica cruzar todos los niveles de análisis: desde las redes neuronales que las sustentan, hasta los contextos sociales y culturales que las moldean. Por eso hablamos de ciencias en plural: porque solo sumando miradas podemos acercarnos a comprender, y mejorar, la forma en que las personas piensan, sienten y actúan en el mundo. —¿Qué implica hoy entender el comportamiento humano en un presente algorítmico y trazado por la IA? —Hoy, más que nunca, entender cómo pensamos y cómo decidimos no es un lujo: es una necesidad. Las tecnologías que usamos todos los días —desde los buscadores hasta las redes sociales y los sistemas de recomendación— se construyen a partir de hipótesis sobre nuestro comportamiento. Un ejemplo muy claro es el de plataformas como Netflix o YouTube: no solo registran qué contenidos miramos, sino también cuánto tiempo los vemos, si los pausamos o abandonamos, y qué elegimos después. Con esa información, los algoritmos aprenden nuestros gustos y nos hacen sugerencias “a medida”. Pero esas sugerencias también influyen en nuestras próximas decisiones, porque solemos elegir lo que aparece primero, lo que nos resulta más accesible o familiar. Es decir, los sistemas aprenden de nosotros, pero también nos moldean. Esta relación va en dos direcciones. Así como las personas crean sistemas inteligentes basados en ciertos modelos sobre la mente humana, esos mismos sistemas terminan afectando nuestras formas de informarnos, de vincularnos y de decidir. Por eso, si queremos comprender de verdad lo que significa ser humanos en este tiempo, también tenemos que entender cómo funciona la inteligencia artificial y cómo se cruza con nuestras maneras de pensar, elegir y actuar. Formar profesionales capaces de mirar ese ida y vuelta con sensibilidad, pensamiento crítico y herramientas rigurosas es clave para que la tecnología esté al servicio de las personas —y no al revés. "El mundo de hoy es demasiado complejo como para pensarlo desde un único lente. La interdisciplina es la condición necesaria para entender, intervenir y transformar", dice Valeria Abusamra —¿Cuál es la riqueza de estudiar una licenciatura de este tipo? ¿Qué puentes pueden establecer para atraer a quienes terminan el secundario, egresados o que están cursando otras carreras? —Estudiar la Licenciatura en Ciencias del Comportamiento en ITBA es apostar por una formación que abre la puerta a comprender a fondo cómo las personas piensan, sienten, deciden y actúan, tanto en la vida cotidiana, como en escenarios sociales, digitales, organizacionales e institucionales. Su valor está en el enfoque interdisciplinario, que combina psicología cognitiva, neurociencia, ciencia de datos, economía del comportamiento, antropología, entre otros saberes. A diferencia de las carreras tradicionales, que muchas veces definen desde el título el rol profesional (“médico”, “abogado”, “ingeniero”), esta propuesta no encasilla: prepara para intervenir en un mundo donde los límites entre profesiones son cada vez más difusos y donde los desafíos reales requieren miradas integradoras. Es una formación que brinda herramientas para adaptarse, aprender y actuar en escenarios cambiantes, donde la capacidad de leer lo humano con profundidad y criterio es una ventaja estratégica. La carrera puede convocar tanto a quienes están terminando el secundario y sienten curiosidad por las personas y la sociedad, como a estudiantes o egresados de otras disciplinas que buscan ampliar su marco de análisis y aplicar el conocimiento de forma práctica, ética y con impacto. El comportamiento humano nos ocupa, nos preocupa… y nos atraviesa a todos. Por eso no sorprende que uno de los comentarios que más escuchamos sea: “Si pudiera volver a estudiar, elegiría esta carrera”. La Licenciatura en Ciencias del Comportamiento del ITBA prepara para desempeñarse en campos como marketing y comportamiento del consumidor, negocios y organizaciones, salud y bienestar, desarrollo humano, educación y formación, investigación e innovación, consultoría estratégica basada en evidencia, y diseño y evaluación de políticas públicas. En todas estas áreas, el desafío es comprender y actuar sobre esas fuerzas invisibles que moldean nuestras conductas… porque, una vez que descubrís todo lo que hay detrás de ellas, ya no podés mirar el mundo de la misma manera. —¿Cuál es tu rol como Directora de una carrera interdisciplinaria? —Mi rol parte de una convicción que atraviesa toda mi vida académica: lo más valioso sucede cuando distintas miradas se encuentran. Vengo de un recorrido en el que la lingüística ha sido mi punto de partida, pero nunca mi límite. He trabajado codo a codo con psicólogos, neurólogos, educadores, biólogos, psicopedagogos y muchos otros profesionales para construir una comprensión más integral de la conducta. El mundo de hoy es demasiado complejo como para pensarlo desde un único lente. La interdisciplina es la condición necesaria para entender, intervenir y transformar. Y eso implica algo más que sumar saberes; significa ponerlos en diálogo, discutir, contrastar y complementar los aportes de cada campo. Esa es la cultura que quiero promover en esta carrera: un espacio donde la diversidad de perspectivas no solo se respete, sino que sea el motor del aprendizaje y la innovación. —¿Cómo surgió y se pensó la nueva licenciatura en el ITBA? ¿Cómo fue pensar su propuesta académica? —La Licenciatura en Ciencias del Comportamiento en el ITBA nació en el marco del Departamento de Ciencias de la Vida del ITBA, dirigido por el Dr. Fabricio Ballarini, un espacio ya reconocido por impulsar carreras y proyectos innovadores en áreas como bioingeniería, biotecnología y neurociencias aplicadas. Partimos de una pregunta central: ¿cómo formar profesionales capaces de comprender y actuar sobre el comportamiento humano en un mundo atravesado por la tecnología, la ciencia y la interdisciplina? Pensar la propuesta académica implicó reunir miradas diversas y articularlas en un plan de estudios sólido, riguroso y con fuerte aplicación práctica. El objetivo: formar egresados capaces de leer lo humano en toda su complejidad. En línea con la identidad del Departamento, la carrera se pensó también como un puente entre el conocimiento científico y su implementación real, combinando investigación básica con formación aplicada. Así como en el área conviven desarrollos en inteligencia artificial, dispositivos biomédicos o simuladores de realidad virtual, la Licenciatura en Ciencias del Comportamiento del ITBA busca que sus estudiantes puedan transitar ese mismo espíritu innovador, pero enfocado en comprender y potenciar las capacidades humanas.
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