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» Facundoquirogafm
Fecha: 18/08/2025 16:52
Durante años se creyó que la luz azul de teléfonos, tabletas y computadoras era la principal causante de los problemas de sueño. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que la relación entre el uso de pantallas antes de dormir y la calidad del descanso es mucho más compleja. La luz azul podría no ser determinante y el tipo de actividad realizada en los dispositivos parece tener mayor influencia. Tradicionalmente, se sostenía que la exposición a la luz azul reducía la producción de melatonina, la hormona del sueño, dificultando conciliar el descanso. Esto impulsó el uso de filtros de luz azul y recomendaciones de evitar dispositivos en horas previas a dormir. Sin embargo, la evidencia científica que respalda esta relación directa es limitada y muchas investigaciones se realizaron en condiciones de laboratorio poco representativas de la vida cotidiana. Estudios muestran resultados mixtos. Por ejemplo, usar un iPad a máximo brillo durante dos horas provocó una leve disminución de melatonina, mientras que hacerlo por una hora no generó cambios. Ver televisión a tres metros de distancia tampoco afectó los niveles hormonales. La exposición a luz natural durante el día y la intensidad del brillo también influyen en la sensibilidad a la luz azul, con variaciones importantes entre individuos. Más allá de la luz azul, la actividad realizada en el dispositivo es clave. Juegos, redes sociales, compras en línea o apuestas son especialmente perjudiciales para el sueño, pues activan el sistema de recompensa cerebral y dificultan desconectarse. Incluso actividades que generan estrés o malestar, como leer noticias inquietantes, pueden estimular el cerebro y afectar el descanso. En contraste, actividades pasivas o relajantes, como ver televisión o leer historias conocidas, pueden tener un impacto menor. En algunos casos, el uso de pantallas puede favorecer el descanso, como cuando programas o textos relajantes ayudan a distraer de pensamientos negativos antes de dormir. Especialistas recomiendan, no obstante, evitar dispositivos en la cama para que el cerebro asocie ese espacio exclusivamente con el sueño. Si una persona logra dormirse con facilidad y se siente renovada al día siguiente, no hay evidencia para modificar sus hábitos respecto al uso de pantallas antes de dormir, pues la clave está en el tipo de actividad digital y los hábitos personales más que en la luz azul.
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