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Concordia » Saltograndeextra
Fecha: 17/08/2025 21:47
Cada 17 de agosto, la Argentina rinde homenaje a José de San Martín, pero este 2025 la fecha tiene un peso especial: se cumplen 175 años de su paso a la inmortalidad, ocurrido en 1850 en Boulogne-sur-Mer, Francia. Más de un siglo y medio después, la figura del Libertador continúa interpelando, no solo por sus gestas militares, sino por sus convicciones éticas y políticas. José Francisco de San Martín había nacido el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, en la actual provincia de Corrientes, entonces capital de uno de los departamentos de las misiones guaraníticas. Hijo de Juan de San Martín y Gregoria Matorras, ambos españoles oriundos de Castilla la Vieja, pasó su infancia entre el Litoral y Buenos Aires antes de viajar a España en 1783. Allí inició su formación militar, forjando la disciplina y la experiencia que más tarde pondría al servicio de la independencia americana. San Martín comprendió temprano que la independencia no se lograría en una sola batalla ni en un solo país. Desde Mendoza, donde organizó el Ejército de los Andes, diseñó un plan continental que permitió liberar Chile y Perú, demostrando una visión geopolítica adelantada a su tiempo. Sin embargo, lejos de buscar coronas o gobiernos, renunció a todo poder cuando advirtió que podía convertirse en obstáculo. Su retiro tras la entrevista de Guayaquil con Simón Bolívar fue un acto de desprendimiento poco frecuente en la historia política latinoamericana. Eligió apartarse antes que dividir: “Envainó dignamente su corvo, que nunca fue usado para avasallar naciones”, destacan los historiadores. Ya en el exilio europeo, siguió atento a los destinos de América y reafirmó su pertenencia al “Partido Americano”, defendiendo siempre la soberanía de los pueblos frente a las potencias extranjeras. Su apoyo a la resistencia de la Vuelta de Obligado frente al bloqueo anglo-francés lo confirma como un símbolo de independencia y dignidad nacional. Su faceta íntima aparece reflejada en las Máximas para su hija Mercedes, donde recomendaba humildad, amor a la patria, respeto a la verdad y caridad con los más débiles. Un código moral que aún hoy parece escrito para las nuevas generaciones. A 175 años de su muerte, San Martín sigue siendo ejemplo de que el verdadero liderazgo no se mide por los cargos ejercidos ni por la permanencia en el poder, sino por la capacidad de anteponer el bien común al interés personal. Su vida demuestra que la libertad no se conquista una sola vez: es un compromiso permanente.
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