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  • La impactante historia de un entrerriano que heredó 35 millones de dólares

    Concordia » 7paginas

    Fecha: 17/08/2025 16:41

    Se trata de Mario Calderón, quien fue declarado único heredero de una fortuna tras la muerte de José Alberto Antonio Reggiardo, ocurrida en julio de 1998 a los 73 años, cuando cayó el helicóptero en el que viajaba. El accidente dejó al descubierto una herencia valuada en unos 35 millones de dólares. José Antonio Reggiardo, su padre estanciero. Calderón creció huérfano y recién a los 42 años supo que era hijo de un estanciero multimillonario. Desde ese momento padeció un verdadero calvario judicial, con la aparición de falsos herederos que intentaron quedarse con la fortuna. Cuando tenía apenas tres años sobrevivió a un naufragio en el que murió su madre, quien se llevó a la tumba los únicos datos sobre su identidad. Décadas después descubrió que era hijo de un millonario, pero al iniciar el juicio de filiación se enfrentó a una banda que reclamaba la herencia y llegó a padecer la insólita situación de que se robaran el cuerpo de su padre para evitar una prueba de ADN. La vida de Mario Aníbal Calderón, a pesar de la riqueza heredada, estuvo marcada por la tragedia. Los duros momentos que atravesó lo fueron acercando lentamente a la verdad, una verdad que demoró más de sesenta años en salir a la luz. Todo comenzó el 24 de octubre de 1954, con el hundimiento del Victoria Regia, un accidente que dejó siete muertos y conmocionó a Entre Ríos. “La tragedia de Victoria enluta a hogares humildes”, titulaban los diarios de la época. La embarcación había partido de Rosario con 57 pasajeros y, tras una pelea entre un pasajero borracho y el timonel, terminó estrellándose y hundiéndose en el río Paraná. En medio del caos, María Angélica Calderón tuvo un gesto desesperado: arrojó por una ventana a su pequeño hijo Mario para salvarlo. Algunos dicen que flotó gracias a su bombacha de goma, otros que fue rescatado por pescadores. Lo cierto es que aquella decisión le salvó la vida, mientras ella murió en el naufragio. Criado por sus tíos abuelos en Rosario, Mario se recibió de técnico electrónico y trabajó en distintos puntos del país: en la central nuclear de Atucha, en el servicio militar y luego instalando antenas de microondas. Finalmente se radicó en Misiones. Años más tarde, un primo le reveló un secreto que cambiaría su vida: era hijo de José Antonio Reggiardo, un acaudalado estanciero entrerriano conocido por su carácter excéntrico, sus lujos, sus aviones y autos de colección, y por sus temerarias aventuras como piloto. La historia del “Loco Reggiardo” era leyenda en Victoria. En 1998, Reggiardo murió al estrellarse con su helicóptero. Calderón, alentado por su primo, inició un juicio de filiación en 1999. La causa se convirtió en una feroz disputa: aparecieron herederos falsos, un acta de nacimiento trucha y hasta el robo del cuerpo de Reggiardo para obstaculizar la prueba genética. Pese a todo, la Justicia confirmó en 2008 la falsedad de los documentos presentados por los estafadores, quienes terminaron condenados y presos. Finalmente, la prueba de ADN demostró un 99 por ciento de compatibilidad entre Calderón y Reggiardo. En 2011, el juez falló a su favor: Mario Calderón recuperó su identidad y accedió a la herencia valuada en 35 millones de dólares, que incluía 7.000 hectáreas en Entre Ríos, automóviles Cadillac, propiedades, acciones y cuentas. Tras cerrar un largo y doloroso camino judicial, Calderón volvió a caminar por las calles de Victoria. Conservó su modesta casita en Posadas, el lugar donde, según confesó, había sido verdaderamente feliz. Nova

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