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Gualeguaychu » El Argentino
Fecha: 17/08/2025 13:20
El caso fue conocido como el crimen del Camino de la Costa. La víctima tenía 24 años y trabajaba como sereno en un complejo de cabañas sobre la Calle 2. La mañana del 1 de julio de 2011 fue encontrado muerto con siete heridas de arma blanca. La causa está prescripta o a punto de serlo. Domingo, 17 de Agosto de 2025, 7:13 Por Carlos Riera El hallazgo del cuerpo de Diego Fernández Lima en el barrio porteño de Coghlan, 41 años después de haber sido asesinado, expuso en los medios de comunicación una cuestión que poca gente conoce, pero que se encuentra bien definido en el Código Penal argentino: la prescripción de una causa. El crimen, que se confirmó con el hallazgo del cuerpo, más de cuatro décadas después de la desaparición del chico, cuando la víctima tenía 16 años, colocó a su amigo y compañero de escuela como principal sospechoso. Toda la evidencia recolectada hasta el momento complica a Cristian Graf, pero más allá de todo lo que se pueda demostrar y decir, el fiscal del caso no puede hacer nada para llevarlo preso por homicidio porque la causa penal está prescripta. La prescripción es la garantía que tienen los ciudadanos de ser juzgados en un plazo razonable. El Código Penal establece plazos de acuerdo a la gravedad de los delitos. Y los delitos que tienen pena de prisión perpetua prescriben a los 15 años, mientras que el resto prescriben al tiempo máximo de duración de la pena o un máximo de 12 años. Hay excepciones: los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles. En Gualeguaychú hay un caso del cual ya no se habla y pocos conocen, del que ya transcurrieron 14 años, y que según cómo se mire y se pueda calificar jurídicamente, la causa ya prescribió o está punto de hacerlo. Una muerte sin condena El homicidio de Leonardo Herrera se conoció en la mañana del 1 de julio del 2011 y a partir de ese momento la causa judicial pasó por muchas manos. Quien inició la investigación fue el ex juez de Instrucción N° 3, Sergio Carboni. Por aquellos años, esta figura era quien comandaba las actuaciones de todas las investigaciones y relegaba a los fiscales a un segundo plano. Así funcionaba el sistema investigativo por aquel entonces. Los fiscales eran meros colaboradores del Juez de Instrucción. Pero tras la jubilación de Carboni, el caso pasó al Juzgado de Instrucción N° 1 de Eduardo García Jurado, que lo suplantó interinamente. Posteriormente, el 5 de febrero de 2013, llegó la tan esperada Reforma Procesal Penal en Entre Ríos, que eliminaba la figura del Juez de Instrucción y aparecían los Juzgados de Garantías y de Transición, que tenían como finalidad resguardar las garantías del proceso penal y de las investigaciones que ahora quedaban en manos del Ministerio Público Fiscal. Entonces, la investigación por el crimen de Leonardo Herrera pasó a la órbita del Juzgado de Garantías y Transición de María Angélica Pivas, que tomó ese lugar por aquellos tiempos, pero durante un corto periodo, porque tras su nombramiento como vocal de la Cámara de Gualeguay, el caso quedó en manos de su reemplazante, otro interino, el juez Mario Figueroa. Luego de un tiempo subrogando el cargo de Juez de Garantías en Gualeguaychú, Figueroa también se alejó de la jurisdicción y su puesto fue tomado por el actual juez Ignacio Telenta. Hay una máxima en el ámbito judicial forense que dice que las primeras 72 horas son claves para el esclarecimiento de un crimen; y que pasado ese tiempo las pruebas se van perdiendo, haciendo cuesta arriba llegar al culpable. Durante estos últimos 14 años esos folios o fojas han pasado de mano en mano sin que existan mayores novedades respecto al caso. Y a medida que pasa el tiempo todo hace suponer que es una causa condenada al archivo. Una muerte y varias hipótesis Leonardo Herrera fue encontrado muerto, atado de pies y manos a una silla, y cubierto con una manta, en un complejo de bungalows, situado muy cerca de la guardería de lanchas. Tenía un corte de 10 centímetros sobre el lateral derecho del cuello, en la zona de la arteria aorta, y siete puñaladas en el tórax. Desde ese día se tomó la posible hipótesis de que habían actuado entre tres y cuatro personas, incluso se habló de la filmación de una cámara de seguridad de un complejo aledaño a la escena del crimen, pero nunca se pudo ver fielmente lo que mostraban esas imágenes, y mucho menos identificar a alguien. Leonardo Herrera trabajaba como sereno en ese complejo de alojamiento turístico y tras el asesinato tomó fuerza la línea investigativa de que la víctima conocía a sus homicidas, porque en la escena del crimen no había nada que mostrara indicios de un ingreso violento. Incluso los autores del hecho habrían permanecido con Herrera toda la noche, pero en un momento determinado ocurrió algo que desencadenó la tragedia. En principio se habló que el móvil sería el robo de un televisor LCD de 52 pulgadas, otra TV de 20 pulgadas, una computadora y un DVD, aunque la investigación policial no descartó otras hipótesis como un crimen de índole pasional o un ajuste de cuentas. Eso fue lo que se dijo en aquel momento. En definitiva, no se tenía nada y no se descartaba nada. La filmación que no sirvió En los albores de la investigación se nombró la posibilidad de que hayan sido cuatro las personas que estuvieron con Leonardo Herrera la noche del crimen, pero nunca quedó muy claro qué fue lo que pasó con ellos y si pudieron ser identificados. Se estimó que estas cuatro personas abandonaron el lugar en un vehículo y una de las pruebas más importantes con las que se contaba en un principio era la filmación de una cámara de seguridad de la guardería de lanchas del Camino de la Costa y Calle 2, en las que se observaba el tránsito de un auto en la hora señalada en la que ocurrió el crimen. Pero con esto hubo un grave inconveniente: nunca se pudo distinguir nada de esa imagen por la baja calidad de la filmación. La definición era muy mala, era de noche y el Camino de la Costa era algo totalmente diferente a la actualidad, muy oscuro y con poco tránsito, principalmente en la madrugada. El video se remitió para ser analizado, pero nunca se pudo mejorar. Los píxeles no eran lo suficientes como para estirar la imagen sin que perdiera claridad, y además se dificultó realizarlo con otro tipo de tecnología debido a la deficiencia en tecnología del sistema informático que existía en ese momento en Entre Ríos. El abogado que representó a la familia Herrera solicitó que esas imágenes fueran remitidas a la Policía Federal o a Gendarmería Nacional, pero desde la Justicia se negó ese pedido y se requirió que se le preguntara a la Dirección de Criminalística de la Policía de Entre Ríos para saber si había incorporado tecnología para ello. "La causa no avanza porque no hay tecnología suficiente como para profundizar la investigación como se debería", explicó años atrás el querellante. Actualmente, quien tiene bajo su órbita el caso es el juez de Garantías, Ignacio Telenta. En diálogo con EL ARGENTINO tiempo atrás, explicó que la causa “tiene un registro palmar levantado en el lugar del hecho, que ha sido cotejado y no ha dado resultados positivos”. Su última directiva fue volver a cotejar esas huellas con las bases de datos nacionales y provinciales, pero tampoco arrojó los resultados esperados que pudieran redireccionar la investigación. Incluso, hubo cierto optimismo en que esos cotejos de huellas con los registros con la base de datos de la Policía Federal Argentina en CABA y Provincia de Buenos Aires pudieran encauzar la investigación, pero los resultados también fueron insatisfactorios. Prescripto o por prescribir El derecho es un campo en el que la interpretación juega un papel crucial. Las leyes a menudo son ambiguas o pueden aplicarse a situaciones fácticas complejas. Incluso, la línea entre ellas muchas veces es tan delgada que – como en este caso – depende de cómo se interprete, la causa por el crimen de Leonardo Herrera puede estar prescripta o no, y sus autores nunca podrán ser juzgados. No se califican los hechos antes de conocerse correctamente todas las circunstancias que lo rodean. Es decir, hasta el momento, nunca se pudo calificar penalmente el crimen de Leonardo Herrera porque nunca quedaron claras las circunstancias que rodearon al caso. No se puede confirmar si se trató de un homicidio simple, si fue un homicidio en ocasión de robo o si se encuadra dentro de la figura de homicidio criminis causae, que tiene una pena de prisión perpetua. El Artículo 62 del Código Penal Argentino establece los plazos de prescripción de la acción penal. La prescripción extingue la posibilidad de perseguir un delito y ejecutar la pena después de transcurrido cierto tiempo sin que se inicie o continúe el proceso penal. Los plazos de prescripción varían según la gravedad del delito y la pena prevista: 15 años para delitos con pena de reclusión o prisión perpetua, y de 12 años para aquellos otros, como ser el homicidio simple o el homicidio en ocasión de robo. La prescripción comienza a correr desde la medianoche del día en que se cometió el delito, y desde el 1 de julio de 2011 hasta ahora han transcurrido 14 años. En el caso de que aparecieran nuevas evidencias antes del próximo mes de julio y se confirme que se trató de un homicidio criminis causae, cuando el asesino mata para evitar ser descubierto, el crimen de Leonardo Herrera no está prescripto, pero si todo se orienta a un homicidio en ocasión de robo, donde la muerte ocurre durante o como consecuencia de un robo, sin estar planeado, el homicidio ya está prescripto.
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