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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 17/08/2025 04:51
A pesar de que la devaluación en julio superó el 13%, el efecto sobre los precios fue limitado (Foto: Reuters) La inflación se ubicó en julio en 1,9%, y el mercado anticipa un leve descenso al 1,7% en agosto. Las proyecciones del REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) muestran una inflación mensual de 1,7% entre agosto y octubre, con una baja a 1,5% en noviembre y un retorno al 1,7% en diciembre. A pesar de que la devaluación en julio superó el 13%, el efecto sobre los precios fue limitado. Sin embargo, la primera semana de agosto mostró una variación más marcada: el promedio de aumento de la canasta de consumo masivo frente a la primera semana de julio fue de 3,2%, reflejando una aceleración en los precios. No obstante, la baja del dólar y la resistencia de mayoristas y minoristas a convalidar nuevas listas de precios generaron un retroceso. La segunda semana de agosto registró una desaceleración cercana al 1,5% en la canasta de consumo masivo. El escenario preelectoral de 2025 y el ciclo económico, tanto macro como micro, difiere notablemente del contexto vivido en las elecciones de 2023. En ese año se vivía una creciente incertidumbre cambiaria y una pérdida sostenida del poder adquisitivo. Consumidores y canales comerciales intensificaron el stockeo y las compras anticipadas para protegerse ante una posible corrección cambiaria y señales de presión alcista permanente. Empresarios y consumidores buscaban refugio de valor en bienes durables, semidurables o con bajo grado de obsolescencia, lo que mostraba el temor a una suba del dólar y a la pérdida de acceso o encarecimiento futuro de productos en un mercado con restricciones para importar. Desde mayoristas y distribuidores hasta cadenas de retail, el stockeo era la estrategia central. Los cupos de importación y la incertidumbre sobre el ritmo del tipo de cambio elevaban la presión sobre la reposición de mercadería y alimentaban la decisión de aumentar inventarios. La escasez prevista y las dificultades para acceder a divisas fijaban el paso de muchas empresas. La competencia comercial es intensa y las empresas encuentran cada vez más difícil trasladar todas las subas del dólar a los precios, ya que el riesgo de quedar fuera de mercado es mayor Hoy la lógica cambió. La competencia comercial es intensa y las empresas encuentran cada vez más difícil trasladar todas las subas del dólar a los precios, ya que el riesgo de quedar fuera de mercado es mayor. La elasticidad de la demanda y la caída del poder adquisitivo imponen límites claros a los aumentos, obligando a muchas firmas a absorber parte del impacto en sus propios márgenes. El presente esquema de tipo de cambio flotante otorga cierta previsibilidad en el corto plazo, con un techo definido por la banda de flotación acordada con el FMI y la intervención del BCRA en caso de sobrepasarse. La política de desinflación ancla nuevas expectativas: el dólar puede subir un mes, luego bajar y volver a subir, lo mismo que los precios, sin controles rígidos. El presente esquema de tipo de cambio flotante otorga cierta previsibilidad en el corto plazo, con un techo definido por la banda de flotación acordada con el FMI y la intervención del BCRA en caso de sobrepasarse (Foto: Reuters) El acceso al mercado cambiario se normalizó, sin los niveles de escasez de otras etapas, aunque la combinación de expectativas de devaluación, límites al pass-through y la fragilidad del ingreso disponible mantienen el mercado en permanente tensión. La economía argentina transita entre dos motores: la precaución ante el riesgo y la reacción defensiva frente a la incertidumbre. La estabilización relativa de variables clave comienza a modificar conductas. Con mayor fluidez para importar y un tipo de cambio contenido dentro de márgenes controlados, el incentivo a adelantar compras pierde fuerza. El empresario pasó de la preocupación por el desabastecimiento a enfocar sus esfuerzos en la rotación de productos En sectores industriales y de consumo durables, las compañías enfrentan el desafío de convertir inventarios en ventas, priorizando la rotación. El empresario pasó de la preocupación por el desabastecimiento a enfocar sus esfuerzos en la rotación de productos. Hoy, la eficiencia comercial ocupa un lugar central en la estrategia de negocios. La fortaleza del área comercial representa un activo estratégico. Los equipos de ventas asumen protagonismo, no solo para mantener la facturación, sino para ganar participación en un mercado todavía marcado por la prudencia de la demanda. La intensidad competitiva continúa alta; dejar atrás la defensa vía stock obliga a diferenciarse por precio, servicio, financiación o propuesta de valor. La capacidad de adaptación y la agilidad de reacción frente al mercado se vuelven esenciales. Con mayor fluidez para importar y un tipo de cambio contenido dentro de márgenes controlados, el incentivo a adelantar compras pierde fuerza (Foto: EFE) Las compañías que sigan ancladas en la defensiva corren riesgo de pérdida de terreno. Es imprescindible salir a buscar al cliente y reactivar el volumen de ventas. Al mismo tiempo, la gestión del capital de trabajo exige revisión: el exceso de inventario puede convertirse en una carga financiera en un contexto de tasas reales positivas y opciones de maniobra limitadas. Como consecuencia, muchas empresas ajustan estructuras logísticas, reducen stocks y optimizan flujos. El foco está en lograr mayor rotación, minimizar recursos inmovilizados y apuntar al crecimiento de ventas orgánicas. Este proceso de transición no es homogéneo ni inmediato. Algunos sectores, como aquellos con cadenas de suministro extensas o grandes exposiciones externas, mantienen cautela. Pero la lógica está cambiando. Crecer dependerá cada vez más de la competitividad estructural, atada a las reformas prometidas por el gobierno nacional Argentina, históricamente marcada por ciclos de inestabilidad que forzaron estrategias defensivas, parece dar señales de un nuevo horizonte. Crecer dependerá cada vez más de la competitividad estructural, atada a las reformas prometidas por el gobierno nacional. Hoy resulta clave pensar en cómo vender más y mejor, no solo en cómo cubrirse de la próxima turbulencia. Si el nuevo equilibrio macroeconómico logra sostenerse, el mercado favorecerá a quienes se adelanten a la nueva lógica: ahora, gana quien mejor rota, entiende al cliente y conquista mercados. El autor es Analista económico y director de Focus Market
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