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» Misionesparatodos
Fecha: 15/08/2025 08:12
Sin nuevos milagros, Milei busca predicadores. Ante la suma de tropiezos, el Gobierno salió a buscar defensores en la cena que el Presidente ofreció en Olivos; “A todo outsider le llega su focus group”, ironizó uno de los invitados “A todo outsider le llega su focus group”. Uno de los asistentes a la reunión del Presidente con un grupo de diputados oficialistas y aliados en Olivos, el martes pasado, se apropió de la sentencia de uno de esos ingeniosos que abundan en las redes para intentar explicar (y explicarse) el motivo de un encuentro, que después de tres horas le había dejado algunas certezas y muchas incógnitas. Más bíblica fue otra de las figuras participantes, que aún conserva el espíritu crítico: “Si los milagros empiezan a escasear, mejor buscar buenos predicadores”, dijo con humor. Los sobresaltos en los mercados y en el Congreso, sumados a la singular amabilidad con la que los recibió el Presidente y el argumento que les llegó para justificar porqué los habían convocado alimentó esas primeras interpretaciones, con las que coincidieron otras fuentes al tanto de lo ocurrido en la residencia. Las luces de alarmas que empiezan a encenderse cada vez con más frecuencia y desde sectores que hasta acá han acompañado al Gobierno justifican que se los haya elegido porque para la Casa Rosada “son buenos comunicadores y entienden”. El objetivo era proveerles de insumos narrativos para defender al oficialismo, en lo político-ideológico-cultural y en lo económico-financiero. Los disparadores de preocupaciones son múltiples. Entre ellos sobresalen las derrotas oficialistas en el Congreso, la incertidumbre que aporta el calendario electoral y la incomodidad que proyectan diferentes actores cercanos al Gobierno (políticos y empresariales). A eso se suma la sucesión de parches monetarios y cambiarios aplicados en el último mes por el equipo económico sin lograr despejar interrogantes, terminar de estabilizar las variables y con efectos no deseados en la economía real. Un golpe de realidad para la cima del Gobierno. Eso que se conocía como el triángulo de hierro, cuya entidad hoy está puesta en duda y de la cual hay certeza que no es una figura equilátera. La sorpresiva convocatoria a los legisladores convivió con llamados a operadores económicos y financieros y formadores de opinión, junto a acusaciones a banqueros y diatribas a opositores, gobernadores ahora críticos y periodistas (a pesar de la efímera promesa de civilidad). Más que la continuidad del operativo autoblindaje lanzado por Javier Milei hace una semana por cadena nacional, la reunión en Olivos y la sucesión de nuevas medidas monetarias parecieron una admisión del aún escaso éxito de esas herramientas en los mercados, en la dirigencia política y en la opinión pública. Sin embargo, según varios asistentes a Olivos, el monólogo presidencial aportó más conceptos ideológicos y económicos del manual libertario que insumos concretos sobre la agitada situación económico-financiera. Tampoco hubo aportes relevantes –dicen– sobre la estrategia parlamentaria para contener los avances opositores, entre las que se incluye la intención de rechazar vetos y dejar firmes leyes que amenazan con afectar el “pilar” del superávit fiscal. El despertar del dólar y la suba astronómica de las tasas de interés para tratar de contenerlo, que dio lugar a un raid de medidas sin fin, está en el centro de las preocupaciones internas y externas, así como es un motorizador de especulaciones poco tranquilizadoras que circulan en el mundillo económico y bursátil. El desarme de las Lecap, que arrojó más de 5 billones de pesos al mercado y sorprendió a los expertos por la forma en que se hizo, encabeza las dudas e hipótesis, como la que esbozó Carlos Melconian y es abonada por otros colegas suyos, incluso algunos que han estado en Olivos. Palabras más, palabras menos, lo que el economista y varios pares sugirieron es que la decisión no fue ideada por el equipo de Luis Caputo, sino impulsada por el propio Presidente, al que le cuestionan una visión excesivamente monetarista y a lo que algunos más críticos añaden un exceso de ideología sostenido por “teorías económicas radicales y obsoletas”. Discusiones teóricas con consecuencias prácticas. La clase magistral presidencial del martes pasado, durante más de dos horas pareció fortalecer esas sospechas. “No quiero ni pensar cómo los debe volver locos a Caputo y a Bausilli [Santiago, presidente del Banco Central)”, comentó bajo estricto off the record uno de los asistentes. Es cierto que esas expresiones críticas no fueron mayoritarias entre los asistentes. Varios destacaron la afabilidad de Milei (“nunca se desbordó, ni gritó y siempre parecía querer agradar, aunque sin mucha conexión”). Algunos elogiaron la lección presidencial y otros sobresalieron en su rol de aplicados alumnos tomando notas, como los conversos Cristian Ritondo, Diego Santilli y Silvana Giudici, o avalando dichos, como Sabrina Ajmechet, que busca un lugar destacado en la lista violeta de candidatos por la ciudad de Buenos Aires. Catequesis libertaria “Era maravilloso ver a algunos que parecían perritos de taxi, moviendo su cabeza hacia arriba y hacia abajo, tomando notas, mientras Milei citaba párrafos del libro Parásitos mentales del [abogado y escritor] chileno Axel Kaiser”, relató un asistente. La anécdota graficó la actitud de los asistentes y la idea de que fue de una clase de catequesis libertaria para nuevos predicadores, que se completó con la sorpresiva invitación a ver el preestreno de la película Homo Argentum. “Nos dijo que quería compartir la película protagonizada por Guillermo Francella porque iba a venirle muy bien a la campaña oficialista, ya que ridiculiza la cultura woke y expone la hipocresía de los progres argentinos”, contó un diputado. Las escasas intervenciones del superasesor Santiago Caputo, así como el lugar que ocupó en el fondo del microcine, mientras relojeaba su celular (fue el único privilegiado que conservó el dispositivo durante tres horas) parecieron confirmar versiones y presunciones. Una es que recuperó su lugar de estratega político-comunicacional; otra, que fue el gestor del encuentro y su ejecutor (junto con Ritondo) y, finalmente, que su lugar no es el mismo que tenía hasta hace unos meses. El punto de quiebre se ubica en el momento en el que comenzaron las desavenencias con el armado electoral de Karina Milei y los primos Menem, por sus efectos negativos para la gestión, para la relación con gobernadores colaborativos y para la estrategia parlamentaria. De alguna forma, eso se buscaría reparar en estas horas difíciles. Sin marcha atrás, solo con volantazos que permitan reencauzar el rumbo. Tanto en ciertos sectores del Gobierno como entre aliados violetizados empiezan a mirar y escuchar con más atención el ruidoso vaivén entre la precio del dólar y el porcentaje de las tasas de interés. También, la puja con los bancos por la recurrente suba de los encajes y la dificultad para renovar el endeudamiento, cada vez más caro, sobre lo que alertan economistas y consultores ubicados lejos de la heterodoxia. Al mismo tiempo, cobran volumen las alertas sobre la situación financiera y el impacto que el aumento constante del costo de dinero empieza a tener sobre la economía real, que en el tercer trimestre ya muestra signos de caída, después del estancamiento del segundo trimestre, según los relevamientos de tres consultoras. Después del aumento de las importaciones por la apertura y el peso apreciado, la caída de márgenes de rentabilidad manifestada por empresarios de diversos rubros, más la dificultad para acceder al crédito o para afrontar deudas por el alto costo de las tasas, asoman como potentes luces amarillas. Si bien las encuestas siguen dándole los mejores pronósticos electorales al oficialismo para los comicios de octubre, el ruido económico-financiero y la ralentización en la concreción de nuevos milagros motivan la necesidad de sumar predicadores para sostener la narrativa y fortalecer la fe de los cruciales adherentes no fanáticos. El factor electoral Los resultados de la economía y los éxitos políticos están siempre sometidos a dinámicas que se retroalimentan e influyen en el ánimo colectivo, tanto de los electores como de los actores económicos. En ambas dimensiones hay más incertidumbre que certezas absolutas. El último resultado de un estudio sobre las conversaciones en redes sociales de la consultora Ad-Hoc arroja que, por sexto mes consecutivo, se impone el sentimiento negativo (49%) hacia Milei por sobre el positivo (39%) y que “la conversación sobre el presidente se redujo un 35% en la comparación interanual”. Aunque peor está la hermana Karina, que suma 63% de referencias negativas y, según el consultor Gustavo Córdoba, lidera la tabla de políticos con peor imagen, apenas por encima de Máximo Kirchner. Por otra parte, la incógnita sobre a quién perjudicará más una baja participación electoral si se confirmara la tendencia abstencionista en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre y en las nacionales del 26 de octubre interpela a estrategas y consultores sin que puedan acordar en previsiones y consecuencias. “Todo indica que el partido de la abstención será el ganador de estas elecciones y habrá que ver cómo se procesa eso”, señala el politólogo y consultor Federico Zapata. El primer test serán los comicios bonaerenses, sobre los que la guerra fratricida del perokirchnerismo proyecta más incertidumbre. La discusión aún abierta sobre quién encabezará la boleta nacional de Fuerza Patria (FP) aporta más de un interrogante, por sus posibles efectos. Axel Kicillof se refugia en la campaña provincial y está aprendiendo a rezar, mientras no deja de ver sombras a su alrededor. Las amenazas no solo vienen de los adversarios externos. Aunque confía en que como los líderes territoriales peronistas se juegan parte de su destino, pondrán todos los recursos a su alcance para hacer una buena elección. El nombre y lo que represente quien lidere la oferta nacional tendrá una gran influencia sobre el cierre de la campaña provincial, la elección de octubre y el futuro de la economía. El debut de la boleta única de papel en los comicios nacionales resaltará más esa figura. Cuanto más se identifique el candidato de FP con el cristinismo puro, más se potenciará la polarización que Milei y Cristina Kirchner propician. Y más obligado estará el Gobierno a hacer una gran elección en el distrito donde se concentra el 38% del padrón nacional. La apuesta “kirchnerismo, nunca más” exige un triunfo por nocaut. También será vital para el cristinismo. Más aún si la postulación del hijo Máximo no es una prenda de negociación sino un acto de arrojo (al vacío). Una derrota terminará por acelerar su ocaso y romperá el frágil dique que hoy a duras penas mantiene en el mismo continente al panperonismo provincial. Ahí las relaciones están tan mal que en la discusión para definir las candidaturas principales no solo no hay diálogo directo entre cristicamporistas y kicillofistas, sino que el correo entre ambos es Sergio Massa, entre cuyos atributos hace tiempo que dejó de aparecer la confiabilidad. En parte, eso se empezó a dirimir en estas horas. Habrá que ver si el perokirchnerismo termina apostando al futuro o al pasado. El Gobierno espera otra ayudita de su contraparte, que hasta aquí le ha sido muy funcional. Apuesta a encontrar motivos para engrosar la narrativa evangelizadora de sus predicadores y opacar la discusión sobre los flamantes problemas que lo afligen y los nuevos milagros que se demoran. Por Claudio Jacquelin-La Nación
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