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  • Las cifras de psicosis asociadas al cannabis se disparan en Canadá luego de la legalización

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 15/08/2025 06:43

    El impacto de la legalización del cannabis en los nuevos diagnósticos psiquiátricos reabre el debate sobre políticas de salud pública en Canadá (Imagen Ilustrativa Infobae) Un incremento notable en los casos de esquizofrenia relacionados con el consumo de cannabis se registró en Ontario, Canadá, desde la legalización de la sustancia en 2018. Aunque no todos los estudios recientes demuestran una relación causal directa entre el uso de marihuana y el desarrollo de psicosis, la preocupación entre la comunidad científica y médica aumenta, especialmente por los riesgos para la población joven. Así lo informa Smithsonian Magazine, que subraya la complejidad del fenómeno y la importancia de abordar el consumo de cannabis con una regulación informada. Esquizofrenia y salud mental en Canadá Investigaciones recientes detectaron que la proporción de diagnósticos de esquizofrenia vinculados al consumo de cannabis casi se triplicó en Ontario tras la legalización para uso recreativo. Según un informe dirigido por Daniel Myran, médico de salud pública de la Universidad de Ottawa, la contribución del cannabis a los casos de esquizofrenia pasó de 3,7% a 10,3% entre 2006 y 2022. Además, los diagnósticos de psicosis que no encajan en la categoría de esquizofrenia casi se duplicaron en el mismo periodo, con un aumento especialmente marcado en los jóvenes. Aunque el repunte coincide con la legalización, Myran advierte que otros factores, como el consumo de diversas sustancias o problemas previos de salud mental, podrían influir en estas cifras. La psicosis se define como un estado mental en el cual la persona pierde la capacidad de distinguir lo real de lo imaginario, manifestando alucinaciones y delirios. El cannabis, como sustancia psicoactiva, altera el funcionamiento cerebral y se considera uno de los factores de mayor riesgo para desarrollar psicosis crónica. Myran señala que quienes experimentan psicosis inducida por cannabis presentan un riesgo más alto de evolucionar hacia un diagnóstico de esquizofrenia, en comparación con quienes sufren episodios psicóticos asociados a otras sustancias como metanfetaminas, alcohol, opioides o cocaína. Evidencias recientes muestran un crecimiento acelerado de casos psiquiátricos ligados al uso recreativo del cannabis entre adolescentes y adultos jóvenes (Imagen Ilustrativa Infobae) Metodología y críticas al diagnóstico El estudio, publicado en febrero en JAMA Network Open y citado por Smithsonian Magazine, se basó en datos de más de 13 millones de personas en Ontario. Los individuos con trastorno por consumo de cannabis fueron identificados mediante visitas a urgencias u hospitalizaciones por trastornos mentales y comportamentales relacionados con el cannabis, o por intoxicación. Sin embargo, la metodología empleada para definir la adicción al cannabis recibió críticas. Peter Grinspoon, especialista en cannabis del Hospital General de Massachusetts, observa que este enfoque podría incluir a personas que no cumplen con los criterios clínicos de adicción, como aquellas que presentan una reacción adversa tras un primer consumo. Grinspoon señala que la definición médica actual de adicción al cannabis resulta defectuosa, ya que los criterios pueden provocar un sobrediagnóstico. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, se debe cumplir al menos dos de once criterios en un año, incluyendo síntomas de abstinencia y tolerancia. Además, el especialista en cannabis advierte que estos síntomas también aparecen en pacientes consumidores de cannabis con prescripción médica, lo que puede inflar las cifras de adicción. “No usamos esos criterios para opiáceos o benzodiacepinas recetados, porque todos los usuarios desarrollan tolerancia y abstinencia”, explicó a Smithsonian Magazine. Expertos advierten que la forma de medir la adicción al cannabis puede distorsionar las estadísticas y dificultar la comprensión real del fenómeno (Freepik) Estudios sobre dopamina y factores de riesgo A pesar de estas limitaciones, Grinspoon reconoce que existe algún vínculo entre el cannabis y la psicosis, aunque insiste en la necesidad de realizar investigaciones más detalladas para esclarecer la causalidad. En este sentido, un estudio publicado en abril en JAMA Psychiatry, liderado por Jessica Ahrens, neurocientífica de la Universidad McGill, analizó el impacto del cannabis en la función cerebral. Su equipo empleó imágenes de resonancia magnética para examinar la sustancia negra, región clave en la producción de dopamina, el neurotransmisor relacionado con el sistema de recompensa. Las personas con esquizofrenia suelen mostrar un aumento en la producción de dopamina en esta zona, lo que genera neuromelanina, un pigmento cerebral. La investigación de Ahrens, que contó también con la participación de la psiquiatra Lena Palaniyappan, halló que los usuarios con trastorno por consumo de cannabis exhibían una función dopaminérgica elevada, similar a la observada en pacientes con psicosis. Sin embargo, los investigadores destacan que la presencia de neuromelanina puede deberse a otros compuestos químicos, por lo cual no se puede afirmar que el cannabis sea el único responsable de estos cambios cerebrales. Matthew Hill, neurocientífico del desarrollo en la Universidad de Calgary, coincide en que el estudio demuestra que el cannabis incrementa la transmisión de dopamina, pero recuerda que este efecto se observa también con otras sustancias, como el alcohol, dificultando establecer una conexión exclusiva entre cannabis y psicosis. Descubrimientos en neurociencia revelan alteraciones en la transmisión de dopamina, lo que podría asociarse a la aparición de síntomas psicóticos en algunos consumidores (Imagen Ilustrativa Infobae) Hipótesis actuales sobre el vínculo cannabis-psicosis La comunidad científica baraja diversas hipótesis para explicar el vínculo entre cannabis y psicosis. Una opción es que factores predisponentes para la psicosis también inclinen a las personas hacia el uso de cannabis. Otra teoría sugiere que quienes presentan síntomas tempranos de psicosis recurren al cannabis como automedicación. Finalmente, algunos expertos consideran que, en ciertos casos, el consumo frecuente de cannabis de alta potencia podría desencadenar la esquizofrenia en personas que, de otro modo, no la habrían desarrollado. Myran indica que el debate se centra en establecer el tamaño de ese grupo de riesgo. En la actualidad, los investigadores carecen de herramientas fiables para diferenciar entre los casos de esquizofrenia causados de manera directa por el cannabis y aquellos en los que intervienen otros factores. Experiencias adversas en la infancia y antecedentes familiares de trastornos psicóticos aumentan tanto el riesgo de esquizofrenia como la probabilidad de consumir cannabis, lo cual complica el análisis. Grinspoon recuerda en Smithsonian Magazine que hasta el momento solo se demostró una asociación, no una causalidad. Los investigadores exploran distintas posibilidades para explicar la relación entre el consumo de cannabis y los trastornos psicóticos, sin descartar la incidencia de factores genéticos y ambientales (Imagen ilustrativa Infobae) Regulación, riesgos en jóvenes y estrategias de prevención Aunque persisten las dudas, existe consenso entre los expertos sobre el peligro que representa el cannabis para los jóvenes. Grinspoon recomienda postergar el inicio del consumo en adolescentes y jóvenes, y desaconseja su uso cuando existen antecedentes familiares de esquizofrenia, trastornos psicóticos o bipolaridad, dado que estos suelen manifestarse durante la adolescencia y juventud. Hill destaca que la coincidencia entre el inicio del consumo de cannabis y la aparición de trastornos psiquiátricos refuerza la necesidad de precaución en este grupo. La dosis y la potencia del cannabis también influyen en los riesgos. Las variedades con mayor concentración de THC, el principal compuesto psicoactivo, se vinculan a efectos secundarios más graves, como paranoia y vómitos, mientras que dosis bajas pueden aliviar la ansiedad o las náuseas. Frente a la expansión de la legalización, los especialistas reclaman una regulación estricta. Myran propone tomar como referencia las normativas vigentes para el tabaco. Por su parte, Grinspoon sugiere prohibir la publicidad de todas las drogas, incluido el cannabis, para evitar mensajes engañosos. En cuanto a la criminalización, los expertos coinciden en que no resuelve el problema, ya que penaliza de forma desproporcionada a ciertos grupos sociales. Proponen más bien un enfoque centrado en la regulación y el consumo responsable, recordando que el cannabis puede ser útil para algunos pacientes, pero también agravar problemas de salud en otros. Smithsonian Magazine señala que, si bien los estudios recientes aportan información relevante sobre la relación entre cannabis y psicosis, los investigadores insisten en evitar alarmismos y mantener una visión equilibrada sobre los riesgos y beneficios de la sustancia.

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