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» Clarin
Fecha: 14/08/2025 06:31
El silencio es abrumador en el campo de rugby del club San Ignacio. Solo lo rompe la voz metálica del desfibrilador automático que ordena: "Continúe con la RCP", y Ezequiel Echeveste, pilar del equipo local, no pierde el ritmo de las compresiones torácicas sobre el pecho de un jugador rival. Lucas Cedarry, de 23 años, recibió un golpe tras ser tackleado en carrera, comenzó a convulsionar y enseguida perdió el aliento: su respiración se apagó. El médico corrió al centro de la cancha ni bien observó que el muchacho se ponía rígido y se sacudía violentamente sobre el pasto. El tono de su piel cambió, "se puso violeta enseguida" y apenas se constató que no respiraba, Echeveste (36), que no vio la jugada del golpe porque "salía de un scrum", entró en acción. Foto Diego Izquierdo - CLARIN Guardavidas de profesión, además de rugbier, inició las maniobras de rescate siguiendo las técnicas que perfeccionó con cursos de primeros auxilios. Alguien corrió y trajó el DEA (Desfibrilador Externo Automático), un dispositivo electrónico portátil que diagnostica y ayuda a restablecer el ritmo cardíaco ante una persona que sufre un paro cardiorespiratorio. Echeveste se arrodilló, entrelazó sus dedos, una mano sobre la otra, y siguió el compás de las compresiones de reanimación, ciclo tras ciclo, hasta que, en el quinto, Lucas tomó aire en una bocanada profunda. No despertó, pero volvió a respirar. La ambulancia lo trasladó al Hospital Privado de la Comunidad (HPC) de Mar del Plata. Recién recuperó el sentido esa noche. "Se me apagó la tele y se volvió a prender en el hospital", recuerda ante Clarín. Lo que sabe, se lo contaron: "Me acuerdo que me la pasan -la pelota- y nada más". El episodio ocurrió el sábado pasado en el primer tiempo de un partido de la división Intermedia -una especie de Reserva- entre San Ignacio y Sporting, del rugby marplatense. Se jugaban 16 minutos cuando Cedarry, que es de Mar de las Pampas (Villa Gesell) y vive en Mar del Plata para estudiar educación física, recibió un impacto que lo dejo tendido en el suelo. Foto Diego Izquierdo - CLARIN Clarín reunió a los protagonistas de la historia que conmocionó Mar del Plata. Ambos están sorprendidos por la repercusión, sus redes sociales multiplican seguidores, mensajes de aliento y felicitaciones. “Me formé como guardavidas en 2007 y 2008, la capacitación inicial en RCP era básica, pero después seguí capacitándome por mi cuenta. El club también nos instruye a jugadores y entrenadores. Hace un mes tuvimos una capacitación. Saber maniobras de primeros auxilios es clave, eso me ayudó a mantener la frialdad”, explicó Echeveste, y narró en detalle cómo actuó desde el primer momento. Foto Diego Izquierdo - CLARIN Al ver que hacía convulsiones, lo puso "de costado para que no se ahogara y después de una última convulsión, ya inconsciente, no se movía. El médico le tomó los signos vitales, no respiraba ni tenía pulso, se puso violeta, ahí no dudé e inicié RCP”. En la maniobra intervinieron miembros de la Fundación Desfibrilar, quienes colaboraron para colocar los parches del DEA. El médico colocó una vía respiratoria y Echeveste continuó con las maniobras "hasta que Lucas pegó la bocanada de aire". "Entonces me volvió el alma al cuerpo”, graficó. Fueron, en total, 25 minutos de suma tensión hasta que llegó la ambulancia al predio de San Ignacio, ubicado al sudoeste de la ciudad, en Valle Hermoso. En el hospital, a Cedarry le realizaron estudios que confirmaron que no presenta lesiones cerebrales ni secuela alguna. El lunes recibió el alta. Foto Diego Izquierdo - CLARIN "Voy reconstruyendo la película por todo lo que me cuentan. Como no me acordaba de nada, en realidad, no me acuerdo de nada, no me daba cuenta de la magnitud", explicó Lucas tras tomarse unas fotos en La Perla junto a Ezequiel, que le suma un capítulo que desconocía: lo difícil que fue el trance para su papá y su hermano mayor, ambos en la cancha el sábado.
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