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  • La verdad sobre el déficit fiscal y la vieja puja: tasa versus dólar

    Parana » 2 Florines

    Fecha: 14/08/2025 02:15

    Por Ubaldo Roberto Domingo / Contador público nacional Aplacada la nube de polvo después del discurso del Presidente Javier Milei en cadena nacional, su mensaje en términos económicos deja algunas conclusiones para lo que viene. La férrea defensa del superávit fiscal y los detalles sobre fundamentos monetarios como ser que la suba del dólar no impacta en los precios son los pilares de un plan agotado. La conducción económica se niega sistemáticamente; así como interviene en la tasa de interés, en el tipo de cambio, en la cantidad de moneda circulante, y por supuesto en el crédito, a intervenir y promocionar la inversión productiva y el desarrollo. Toda la política monetaria y fiscal agravia la producción y el trabajo. La concepción liberal a medias se opone al cambio profundo de estructuras que supone expandir las fuerzas productivas y provoca la apertura indiscriminada de la economía, bajando toda barrera arancelaria y para-arancelaria, favoreciendo el estancamiento de la producción nacional, la contracción del mercado interno y el quebranto. Es un nuevo ensayo monetarista, llevando el receso y la depresión absoluta de la demanda, logrando así mantener los precios a raya, pero no de manera duradera, sino mediante la inflación reprimida por falta intolerable de consumo. Asimismo, aun cuando se persiste en la receta, el receso y el ajuste no bastan para mejorar los números del presupuesto público, porque los desequilibrios del sector continúan siendo un freno al desarrollo, y un mecanismo constante de propagación de inflación, (pero no la causa como insiste el Presidente y sus ministros), y finalmente quien origine problemas que se deberán enfrentar en el corto plazo. La realidad, sin barnices nos muestra 1) una caída mensual de los salarios reales y su menguada capacidad de consumo; 2) una contradicción entre la desaceleración en el nivel de precios y el aumento de costos (combustibles, tarifas eléctricas-gas, precios de servicios) que destruyen la rentabilidad de la pyme y produce descapitalización; 3) un descenso en el nivel de producción nacional. Pero, ¿qué es el déficit fiscal? La diferencia entre los ingresos del Estado y los Ingresos. De nada sirve la contabilidad creativa o las alquimias para ocultarlo. Y cuando el aumento de los impuestos llega a un límite que no puede traspasarse, la emisión o el endeudamiento es el camino que queda, y de nada sirve su ocultamiento sistemático. Otro punto relevante de aquella cadena nacional del Presidente es su aseveración sobre que el tipo de cambio no afecta los precios. Pero, cualquier argentino sabe que con los niveles de productos importados que consumimos, con la apertura indiscriminada, con las barreras proteccionistas derribadas, si sube el tipo de cambio, ¿no deberían subir los precios de los importados? Es muy extraño que un economista profesional como Milei se atreva a afirmar un disparate semejante. Sin embargo, lo hizo. Además, si lo que afirmó fuera verdad, ¿para qué la persistencia de sostener el tipo de cambio a cualquier costo? Y uno de esos costos que pagamos todos, son las tasas de interés que imponen las autoridades de economía para sostener “planchado” el tipo de cambio. Tasas incompatibles con la producción el crédito y el trabajo genuino, y por supuesto con la inversión productiva. Tasas que descontada la inflación anual proyectada superan el 20%. Entonces cualquier análisis lógico de quien piense en invertir en producción no lo hará porque conviene especular financieramente y sentarse a esperar que ese capital financiero devengue los intereses asegurados. Debemos entonces a esta altura reflexionar profundamente porque todo va a ser más doloroso en términos económicos cuando más demore el cambio. La crisis de ninguna manera es insolucionable. El camino es enfrentar simultáneamente la estructura productiva y el sector público. El gasto público improductivo diluye los procesos de acumulación e inversión, pero a su vez el receso y el ajuste brutal al sector privado hace que sea imposible el redimensionamiento estatal sin el efecto negativo de provocar desempleo. Continuar sosteniendo este camino de alquimias financieras cada vez más dolorosas para escapar hacia adelante no tiene futuro alguno. Esto ya ocurrió y volverá a ocurrir; lo único que no podemos saber es en cuánto tiempo.

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