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» Clarin
Fecha: 13/08/2025 08:34
La Argentina se sigue percibiendo de clase media en amplios sectores de su población, a pesar de que sus ingresos no les permiten llegar a fin de mes. No hay un culto de las apariencias como en otras épocas, donde el lema era si hay pobreza, que no se note: cuando la plata no alcanza, aparecen las segundas marcas hasta en los festejos familiares y no se busca disimular. Y a la vez ese mismo grupo familiar, si la oportunidad lo permite, se sube a un tour de compras a Chile. “Antes la marca hablaba de mí y hoy lo que habla de mí es mi inteligencia, la manera que yo tengo de transitar en un contexto en el que no llego a fin de mes”, describió Fernando Moiguer., un especialista en consumo y marketing que se formó en el supermercadismo de los años ‘80 y ’90 y hoy encabeza la consultora que lleva su nombre. Tour de compras en en Mall Parque Arauco de Santiago de Chile. Foto Ariel Grinberg “Los patrones y comportamientos de consumo comienzan a ser diferenciados para los diferentes segmentos de la pirámide. Mientras los segmentos medio bajos y bajos se muestran más restrictivos y con dificultades para afrontar gastos básicos del hogar, los segmentos medio altos y altos expanden sus consumos en dólares como atesoramiento, viajes y compras en el exterior”, agregó. ¿Cómo se conforma hoy esa pirámide social? Según el estudio Clase media, el desacople de la consultora, en 2024 74% de la población se sigue percibiendo de clase media. Sin embargo, cuando esa percepción es contrastada contra los ingresos y los consumos, el resultado es diferente: la clase media totaliza un 47% de la población y un 1% adicional encaja en los ingresos de la clase alta. La base la pirámide social cuyos ingresos no alcanzan para llegar a la clase media hoy alcanza al 52% de la población. Según la consultora Scentia, el total del consumo en la Argentina está estancado desde hace un año, con una caída de 0,8% promedio durante el primer semestre de 2025. Pero al mirar más detenidamente por segmentos económicos, Moiguer. señala diferencias cada vez más marcadas entre sectores sociales. En el primer semestre el consumo retrocedió 0,8%, según Scentia. Foto Maxi Failla “Hoy la expansión del consumo se está dando en los segmentos altos y medios altos”, afirmó. “A a nivel de consumo hoy tenemos una Argentina dolarizada versus una pesificada”. Desde “vivir con lo nuestro” hasta Milei “Vivir con lo nuestro fue una expresión acuñada por el ex ministro de Economía Aldo Ferrer, que fue mi profesor, y que grafica la Argentina como el modelo de aquella clase media que se representaba en el Ford Falcon, en Telenoche, la mayonesa Helmann’s y la Coca Cola”, dijo Moiguer. “A fines de los años 70 y principios de los ’80 fue la época de la apertura importadora con la plata dulce. Se puede mirar aquel período con algún paralelismo respecto al 1 a 1 de los años ’90 e incluso hoy mismo en cuanto a abrir la economía para bajar la inflación. Pero no desde el punto de vista de la sociedad. Una postal de Mar del Plata en los años '70, cuando los argentinos todavía no habían comenzado a viajar al exterior por efecto de la "plata dulce". Foto Télam -¿Cuál era la principal diferencia? -Aquella era una sociedad más pueblerina, todavía no había caído el Muro de Berlín. Nosotros la llamamos la sociedad Mafalda, una sociedad de mercado cerrado, de vivir con lo nuestro. Era la época de sustituir las importaciones y también era un país sin pobreza, con índices de pobreza entre 5% y 6%. En la Argentina de hoy el 50% más pobre de la población capta sólo 30% del ingreso y esa participación en la riqueza sigue bajando. Aquella sociedad de los años ‘70 tenía una distribución del ingreso de 55% y 45%, que venía incluso de una etapa en que había llegado a ser de 50% y 50%. No había competencia externa, los trabajos eran de por vida y la educación pública era un lugar muy importante de discusión. Los ‘80 y la Convertibilidad Aquel modelo social comenzó a modificarse con la apertura importadora de fines de los ’70, pero sobre todo tras la guerra de Malvinas y el retorno de la democracia. "La década del ’80 se caracterizó con la formidable decisión de que la democracia pasó a ser una razón de Estado. Porque tras la masacre de Malvinas y el fin de la dictadura la sociedad argentina se transforma e incluso hasta hoy en una que defiende el valor democrático”, dijo Moiguer. “Cuando Latinobarómetro registra que está bajando el valor de la democracia en toda América Latina, los dos países donde todavía mejor se sostienen esos valores son Argentina y Uruguay”. Un local de Todo x 2 pesos, en los años '90. -En los ’90, con el dólar uno a uno, fue la época del todo por dos pesos. -Fue el momento de la globalización. Todo el mundo, no sólo acá en la Argentina, estaba convencido de que el fenómeno de la globalización se iba a concretar. La Argentina recibió una ola de inversiones y después la sociedad decidió no quería salir de aquel esquema de un peso un dólar. Por eso fue el pasaje de Menem a De la Rúa, porque Duhalde decía que iba a salir del 1 a 1. Aquella decisión la tomó la clase media, que es la que en Argentina define el humor social y el resto del mundo le creyó: todas las inversiones se hicieron pensando que la paridad 1 a 1 iba a continuar. Ninguna multinacional tenía un plan de contingencia para cuando llegó 2002. -¿Y ahora? Hoy en promedio el consumo sigue estancado. -Hoy la Argentina está en el mundo, la gente tiene accesibilidad, puede comprar productos importados por Internet. Hay familias enteras que se van a Chile a gastar guita, pero a comprar más barato. Y a la vez hay un cambio completo de los factores productivos en la Argentina, una corriente de adquisiciones de empresas locales por parte de otras empresas locales. -¿Sin inversores externos? -No hay fondos de inversión externos comprando en Argentina, pero a la vez resulta muy barato comprar empresas argentinas que no tienen proyectos por parte de otras empresas locales que tienen su negocio en marcha. Muy parecido a lo que ocurría en 1991, 1992 o 1993. La estructura productiva del país está cambiando mientras nosotros no llegamos a fin de mes. Y la gente avala ese proceso. No es indiferencia, es te dejo hacer. La sociedad no es indiferente a la crisis del hospital Garrahan, pero en ésto lo deja pasar. Poca movilidad social Una radiografía de la sociedad medida según sus ingresos y consumos arroja una clase media achicada, según las encuestas de Moiguer. “La movilidad social ascendente ya no se logra en la Argentina por métodos lícitos sino por métodos grises, como la política, o por métodos ya más oscuros, como lo narco. Por suerte no son masivos, pero a la vez hoy no hay un método lícito masivo de movilidad social, como lo hubo en toda la historia de los últimos 80 años”. -¿Cuánta gente es de clase media medido por ingresos y cuánta gente se percibe de clase media? -Todos los estudios te dan que la clase media es el 46% aproximadamente, pero la percepción de la sociedad cubre el 75%. -Sigue siendo fuerte desde el punto de vista social. -Es una clase media que defiende las instituciones como la educación pública o la legalidad, esa legalidad que en su momento constituyó a la clase media como tal. La Argentina defiende la legalidad, la formalidad, el traspaso de mando, instituciones que uno debería decir que son obvias pero que en el mundo e incluso en América Latina ya no son obvias. Y la clase media está ahí, esperando esos valores y cuidándolos. Pero a la vez hay fenómenos recientes que se desprenden de nuestros trabajos. Por ejemplo, la clase alta en la Argentina siempre se escondió porque la riqueza estaba mal vista y los ricos siempre nos decían que eran de clase media. -¿Hoy se muestran más? - La clase alta empieza a ostentar y la clase media alta empieza a identificarse con este segmento de los ricos. -¿Y qué pasa con la gente que se cae de la clase media? -La clase media baja empieza a entender que va para pobre. Se considera clase media, quiere seguir siendo clase media, pero deja de lado esa cosa exagerada de las apariencias. Hablo de consumir primeras marcas al menos cuando venían las visitas. Ahora, aunque sea el cumpleaños de los chicos, no buscan disimular, porque estamos todos en la misma. Segundas marcas en supermercado Coto. Foto Germán García Adrasti -¿Y el humor social? -En la Argentina hay un corredor que comienza en Buenos Aires, avanza hasta San Nicolás y Rosario, se ensancha un poco en Córdoba, Villa María y sigue hasta San Luis y Mendoza. Ese corredor geográfico, que en el mapa forma una medialuna con las puntas hacia abajo, concentra 86% de la población y más de 80% de las comunicaciones. Es la vieja argentina de un modelo súper interesante pero que ya no funciona. En los últimos 15 años, con tres cambios de gobierno, Argentina no para de no crecer. Entonces esas clases medias se van ajustando a un modelo todavía muy poco explicitado, el de Milei, que continuamente sigue avanzando y que estos sectores avalan, aún en contra de su propia cotidianeidad. Es la primera en un país latino donde sectores medios avalan un ajuste que no les conviene. -Con Menem también hubo un fuerte ajuste, en sus dos primeros años. -Pero Menem no ajustó a la clase media, la liberó. Lo que sí ocurrió tras el Tequila de fines de 1994 fue la construcción de una nueva forma de pobreza: los sectores desplazados tras las privatizaciones que se hicieron remiseros, cuentapropistas, kiosqueros y fracasaron. Y esa nueva forma de pobreza decantó en el reclamo de 2001 de que se vayan todos. -¿Y ahora también hay un cambio de época? -Ahora estamos viendo otro tipo de fenómeno. Todos los estudios que hacemos nos arrojan que el contexto socioeconómico lo sigue aguantando a Milei. Lo venimos viendo desde enero de 2024 tras la devaluación: por entonces nos asombró y se viene sosteniendo. Baja tres puntos, sube dos puntos, baja cinco puntos, sube tres. Es como un remedio que te hace caer el pelo, que te hace pelota, pero lo seguís tomando. Como si fuera una cura alternativa novedosa. Crece la tolerancia social al ajuste: nunca se vio ésto y menos en la Argentina. -Pero hay cuestiones que no cambian. Tras la salida del cepo, sólo entre mayo y junio se vendieron a particulares más de 12.000 millones de dólares, entre atesoramiento y viajes al exterior. -Todo el mundo compra dólares, pero hay un diferencial feroz. El dolarizado pasa a tener sus bienes transables como viajes y autos, que hoy les resultan más reducidos en precio, contra el pesificado que o bien compra veinte dólares o vende los que tiene porque no llega a fin de mes. -¿Hay un consumo más racional? -La gente ahorra, no compra y de pronto gasta. Ese tipo de conducta es lo que confunde bastante para explicar el momento actual. No se trata de que haya una parte de la sociedad que es hedonista y otra que es racional. Eso sería demasiado simple. Hoy todos están en modo racional, incluida la clase alta que pijotea la guita como siempre lo hizo. Pero ahora la clase media baja ajusta el gasto porque no llega a fin de mes pero de pronto se manda cinco días a Brasil porque está barato, o a Cancún porque consiguió una promo, o viaja a Chile, hasta donde le dé el millaje. O se compra productos icónicos, de bajo precio: hoy hasta un alfajor Havanna es un hedónico caro. O un café de especialidad, hoy está lleno de esos locales que son como los parripollos de antes. -¿Y hay perspectivas de una recuperación del consumo de los segmentos más bajos?
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