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Chajari » Chajari al dia
Fecha: 11/08/2025 21:32
Vivimos la era de las redes sociales. Hoy sucede algo que hace pocos años era impensable: los chicos tienen interacción con la tecnología desde que nacen. Esto trae consecuencias en la manera en que se crean los lazos afectivos y también en la forma en que los chicos aprenden. De manera que la escuela se ve inmersa en esta cuestión. La familia también. Es importante tener en cuenta que las horas que un chico pasa frente a una pantalla (celular, computadora), no habla con nadie. Si no habla, no piensa. No hay que olvidar que el lenguaje y el pensamiento van unidos desde el nacimiento. De manera que para que haya lenguaje es necesario que exista el pensamiento simbólico. Así se unirán las habilidades como pensar, investigar, analizar, imaginar y crear. Estas son aptitudes que la escuela pide, pero muchísimos chicos no están preparados para dar. Es imposible que lo que escriben no sea pobre si jamás leyeron un libro. Quien no lee bien, no escribirá bien. No es posible escribir si el chico no se enriquece. En este punto los adultos juegan un papel determinante. Ningún chico se acostumbrará a leer si sus padres no le dieron el ejemplo. Los padres enseñan explicando valores, pero fundamentalmente lo hacen dando el ejemplo de ello. En otras palabras: si los padres viven con el teléfono celular en la mano, ¿por qué esperar que los chicos tengan un libro en ellas? Cuando un chico no quiere estudiar, hay una señal de alarma. En esos casos hay que preguntarse que puede estar pasando. A veces la respuesta puede estar en que la escuela elegida no es la adecuada para el chico, y en otros contextos tal vez en su casa y su familia. En este último punto, los padres deben considerar abordar más los temas personales del chico, porque su vida va “más allá del colegio”, y no son pocas las ocasiones en que las calificaciones toman mayor valor que la vida, lo que no es correcto. Es absurdo responder con la consabida “cuando yo era chico….”. Eran otros tiempos, las redes sociales no existían, tampoco los celulares, la mayoría de los hogares ni siquiera tenían televisión… Eran otros tiempos, absolutamente incomparables al presente. Hay, finalmente, un punto fundamental: para que la escuela pueda enseñar, antes la familia debió educar, lo que implica poner límites, establecer una relación de confianza y respeto, impulsar la comunicación abierta. Cada parte debe asumir la responsabilidad que le corresponde. G.S.
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