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Concordia » Hora Digital
Fecha: 11/08/2025 15:19
En el último año, Argentina perdió 16.000 kioscos, una cifra alarmante que deja al país con menos de 100.000 de estos comercios activos por primera vez. El dato fue confirmado por Ernesto Acuña, vicepresidente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (Ukra), quien alertó sobre la gravedad de esta caída para un sector clave de la economía informal y un símbolo cultural de los barrios argentinos. La situación refleja una combinación de crisis económica, falta de regulación y competencia desleal, que afecta directamente la supervivencia de estos pequeños negocios. “El kiosco es como la postal de una ciudad, de un pueblo, pero están cerrando por varias razones. La principal es la recesión que se está viviendo desde hace tiempo”, afirmó Acuña en diálogo con Radio Rivadavia. A esto se suma la proliferación de cadenas de kioscos sin control estatal, que funcionan bajo esquemas empresariales y enfrentan a los comercios tradicionales en desigualdad de condiciones. Esta competencia, según Ukra, no solo es injusta, sino que profundiza la caída del sector. Falta de regulación y competencia informal Acuña explicó que “no están reguladas. Además, productos que antes se encontraban solo en un kiosco, hoy los ves en farmacias con golosinas, supermercados chinos con cigarrillos o verdulerías con heladeras que venden bebidas”, una realidad que desdibuja el rol exclusivo que históricamente tuvieron los kioscos en la venta de ciertos productos. Según el último relevamiento realizado en conjunto con la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (Arca), la cantidad de kioscos activos cayó de 112.000 a 96.000 en solo un año, lo que representa una pérdida del 14 por ciento. “Preguntamos cuántas razones sociales de kioscos activas había y nos dijeron que éramos 96.000. Por primera vez somos menos de 100.000 kioscos”, detalló Acuña. Este fenómeno golpea directamente al empleo, al comercio barrial y a las economías familiares que dependen de estos negocios. A la baja en cantidad de locales se le suma una fuerte caída en las ventas, lo que agudiza la crisis. Según Ukra, la actividad viene en retroceso sostenido desde 2022. Ventas en picada y precios por las nubes “Se vende menos, mucho menos. No hay plata. La gente se pasa a segundas marcas, compra cigarrillos más baratos”, relató Acuña, al señalar que el consumo general se encuentra en caída libre. Detalló que el sector ha registrado una baja del 40 por ciento en las ventas en los últimos dos años, con una merma del 30 por ciento al 35 por ciento solo en bebidas durante la última temporada de verano. Los costos operativos también hacen inviable la rentabilidad. Alquileres, sueldos y cargas impositivas varían según la ubicación del kiosco, pero en general, la ecuación es desfavorable. “Un alfajor triple promedio está en 1.500 pesos, pero en algunos lugares, por alquileres más caros o empleados, los costos suben”, agregó. Consultado por el impacto del contexto político y económico, Acuña fue contundente. “Pasa lo mismo que cada vez que hay una elección. En el segundo semestre, se viene una disparada de precios. Esté quien esté, con cualquier color político, siempre hay especulación, el dólar se dispara y los precios aumentan”, sentenció. Ámbito
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