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Parana » Informe Digital
Fecha: 10/08/2025 17:27
Cada vez son más los productores argentinos que integran bioinsumos en sus esquemas de producción. Aunque actualmente constituyen una parte menor del mercado, estas tecnologías crecen a ritmos significativamente superiores a los de los productos de síntesis química. No obstante, este avance enfrenta ciertas dificultades, como la falta de información, la necesidad de capacitación y la complejidad de evaluar sus efectos en el corto plazo. “La sensación que tenemos es que estamos en el lugar adecuado, con la temática adecuada, en el sector adecuado”, afirmó Federico Landgraf, director ejecutivo de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), durante el Congreso Aapresid 2025. Esta entidad, históricamente vinculada a empresas de síntesis química, está liderando un cambio estratégico para promover los bioinsumos como tecnologías complementarias. “No los vemos como competencia, sino como complementarios de la síntesis química. Y esa complementariedad se manifiesta en un muy buen espacio de interacción entre ambos enfoques”, subrayó. Según sus explicaciones, el mercado global de productos de síntesis química crece a un ritmo del 5% anual, mientras que el de bioinsumos avanza a un 14%. En Argentina, estos últimos representan hoy un 4% del mercado de fitosanitarios, con un monto estimado en 124 millones de dólares y una cobertura de 18,6 millones de hectáreas. El segmento más desarrollado es el de tratamiento de semillas, especialmente con Bradyrhizobium, que acapara casi la mitad del mercado. “El crecimiento total interanual fue del 10,9%, pero con diferencias marcadas entre categorías: los bioinsecticidas crecieron un 109%, los biofertilizantes un 68,9%, los biofungicidas un 34% y los bioestimulantes un 8,4%”, especificó Landgraf. También reconoció los principales obstáculos. “El 57,1% de los encuestados mencionó la falta de información como el principal limitante. Le sigue la falta de personal capacitado, con un 53,7%. La variabilidad en la calidad de los productos también fue destacada, con un 43,1%”, enumeró. Además, muchos productores indicaron que los beneficios no siempre son evidentes en el corto plazo. Federico Landgraf, director ejecutivo de Casafe Uno de los puntos críticos es el modo de aplicación. “Los probé, pero no funcionaron” es una frase que, indicó, se repite y evidencia errores en el manejo. Esto se complementa con la idea errónea de que los bioinsumos son inocuos por definición. “No existe ningún producto completamente inocuo. La inocuidad es un concepto teórico. Como dijo hace muchos años Paracelso: ‘La dosis hace al veneno’. Por eso, la aplicación de insumos biológicos requiere de buenas prácticas agrícolas y es fundamental ser muy cuidadosos en este aspecto”, advirtió. Desde la perspectiva de los productores, Paola Díaz, integrante del Comité Ejecutivo de Aapresid, destacó que el interés por estas tecnologías ha ido en aumento. “En las últimas campañas, tanto productores como asesores han comenzado a entender que los cultivos deben abordarse desde diferentes ángulos”, señaló. Y agregó: “La exigencia es clara: producir más y mejor, pero sin expandir la frontera agrícola.” Interés en la charla sobre bioinsumos Díaz mencionó que lanzaron una encuesta interna para evaluar el uso de bioinsumos. “En la campaña 2023/24, un 30% de los productores utilizó bioinsumos. De ese total, un 50% fueron bioestimulantes, un 30% biofertilizantes, un 10% biocontroladores (por ejemplo, para chicharritas) y otro 10% otros microorganismos”, detalló. No se incluyeron inoculantes, que representan una parte significativa del universo de los bioinsumos. En este contexto, Manuel Chiappe, subsecretario de Producción Agropecuaria y Forestal, aseguró que el Gobierno trabaja en la mejora del marco regulatorio para responder al creciente interés por estas herramientas. Según detalló, la estrategia gubernamental se basa en cinco ejes, entre ellos la simplificación normativa y la incorporación de tecnología. “La tecnología aplicada al agro —a través de la biotecnología, los bioinsumos y los organismos genéticamente modificados— es una herramienta para mejorar la producción y brindar más argumentos a los productores en esta época tan competitiva”, afirmó. Uno de los avances más destacados fue la renovación de la Comisión Asesora de Bioinsumos de Uso Agropecuario (Cabua), que ahora incluye a CREA y Aapresid junto a organismos técnicos y reguladores. Además, se agilizó la aprobación de microorganismos genéticamente modificados mediante un formulario digital unificado, lo que facilitó los procesos y aumentó el número de aprobaciones desde el inicio de la gestión de Milei. Hasta ahora, se han otorgado 55 sellos de “Bioproducto Argentino”, 13 de ellos correspondientes a bioinsumos, y el 40% de esas aprobaciones se concretaron durante esta gestión. También se busca avanzar en la armonización normativa con los países del Mercosur, estableciendo una definición común de bioinsumo que facilite el comercio regional.
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