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  • A los 100 años, Elsa cumplió su sueño y abrazó a Ángel Di María: el conmovedor video

    » Notife

    Fecha: 09/08/2025 21:02

    A Elsa Guzmán le llevó cien años -bueno, un poco menos- hasta que anoche en un instante que se guardará para siempre en su memoria, conoció a uno de sus ídolos: Ángel Di María. “¿Cómo está?”, le preguntó con calidez el exdelantero de la Selección Argentina, acercándose a esa mujer que lo esperaba con la emoción a flor de piel en un andador, pero vestida para la ocasión: como una reina. Elsa, con el cariño propio de una abuela que abraza a un nieto, le sujetó los hombros y le confesó: “Te quiero con toda el alma. ¿Te digo la verdad? Siempre supe que te iba a conocer”, le dijo mirándolo fijamente a los ojos. "Eh, no me hagan presenciar estas cosas, porque me emociono", deslizó visiblemente emocionado Jorge "Fatura" Broun, el arquero y capitán de Rosario Central que fue uno de los tanto nexos que hubo para que se de el encuentro entre "Fideo" y Elsa. LA FANÁTICA TUCUMANA DE 100 AÑOS PUDO CONOCER A DI MARÍA Sueño cumplido en el hotel que está alojado Central a la espera del partido de este sábado a la noche ante Atlético Tucumán. Gracias a la predisposición que hubo de parte del mundo Central como el secretario técnico… pic.twitter.com/H6IR1I0Eqq — Diario La Capital (@lacapital) August 9, 2025 Mientras tanto Di María continuaba escuchando a la abuelita con una sonrisa sincera, no dejaba de agradecerle los gestos. Elsa, a quien las redes sociales bautizaron como “Elsita” después de que invitara públicamente al delantero de Central a su cumpleaños número 100 -hace unos meses-, culminó ese momento irrepetible con una bendición: “Te quiero muchísimo, que Dios te acompañe toda la vida”. Fue un encuentro breve, apenas unos segundos, pero suficiente para demostrar la fuerza de un amor puro, de ese cariño genuino que solo el fútbol puede inspirar. Di María lo sabía, Elsa también. Y así, entre sonrisas, miradas y emoción, un sueño largamente esperado se hizo realidad. “Ella te invitó a su cumpleaños de 100”, le recordaron a Di María. “Sí, lo sé, vi el video”, respondió él con naturalidad. “Sabía que en algún momento nos íbamos a encontrar”, aseguró el rosarino, sellando una historia que ya forma parte del anecdotario más tierno que el deporte pueda regalar. La historia detrás del sueño de Elsa El fútbol tiene una magia difícil de explicar. Mueve multitudes y despierta pasiones que no tienen explicación. Y así, cada día los protagonistas nos sorprenden más. Elsa, una abuela tucumana, a sus 100 años, decidió que todavía tenía un deseo pendiente: saludar en persona a Ángel “Fideo” Di María. Eran las 18.30 cuando Elsa llevó acompañada por su hija Cristina y su nieta Silvia al hotel donde se iba a alojar el "Canalla". Hay un partido entre Rosario Central y Atlético Tucumán en el José Fierro. Pero, para Elsa, la fecha tenía otro significado: era la oportunidad perfecta para intentar lo que meses atrás no había podido lograr, cuando grabó un video para invitar al campeón del mundo a su fiesta de cumpleaños. "Ella hoy tenía una cita, eligió la ropa y hasta la pintura de las uñas", dijo su hija. La encargada de lograr que todo esto sea posible fue Cristina Kreczman, hija de Elsa. “Mi mamá nació el 12 de junio de 1925 en Concepción, Tucumán, y se hizo fanática de Ángel Di María. Cuando cumplió 100 años, le grabó un mensaje pidiéndole un saludo. No se dio en ese momento, pero ella nunca perdió la esperanza”, recuerda Cristina con una sonrisa. La semana pasada, en cuanto supo que el plantel "canalla" se alojaría en uno de los hoteles más reconocidos de la provincia, Elsa decidió esperar. Con sus cien años, su andador y una fe inquebrantable, se plantó a las puertas del lugar con la ilusión intacta. La misión no era sencilla: por cuestiones de seguridad, Di María estaba muy protegido, pero la familia estaba dispuesta a intentarlo. Aquí agregamos un detalle: Elsa es esposa de Julio Kreczman, quién fue un santafesino fanático de Colón. Y hace unos años, en el mismo hotel donde Elsa terminó conociendo a Di María, don Kreczman conoció al plantel del "Sabalero", encabezado por "Pulga" Rodríguez, Burián, Bernardi y compañía. Pero volvamos a la historia de Elsa. Con el correr de los años y con la pasión que despertó la selección en los últimos 20 años con la aparición de la generación dorada encabezada por Messi, hubo un ladero que siempre estuvo a la par del capitán. "Fideo" y allí comenzó el amor de Elsa por el rosarino. “¡Miralo, ahí está! Ese es Di María”, decía entusiasmada cuando lo veía por televisión. Incluso cuando él quedaba en el banco, protestaba: “¿Por qué no lo ponen?”, según cuenta Cristina. "Y si la Selección no hacía goles cuando él no estaba en cancha, se indignaba aún más", agregó. Puede interesarte Ese fanatismo genuino se transformó en un objetivo de vida: conocerlo. El destino, caprichoso y generoso, quiso que así fuera. La imagen de Elsa sujetando los hombros de “Fideo” y diciéndole “te quiero con toda el alma” es, sin duda, una de esas postales que trascienden el deporte. Porque ahí no había camisetas, ni victorias, ni derrotas: solo una mujer centenaria, un futbolista y un instante en el que se cruzaron el respeto, la admiración y el cariño. Para Di María, acostumbrado a recibir ovaciones y homenajes, no fue un saludo más. Lo demostró su gesto atento, su sonrisa franca y la forma en que escuchó cada palabra de Elsa. Para ella, en cambio, fue la prueba de que nunca es tarde para cumplir un sueño, que los deseos pueden tardar, pero llegan. En una época en la que las noticias deportivas se llenan de cifras millonarias, polémicas arbitrales y resultados apremiantes, la historia de Elsa y Di María recuerda que el fútbol, en su esencia más pura, sigue siendo un vehículo de emociones. Que todavía existen hinchas que no piden autógrafos para venderlos, sino abrazos para guardarlos en el corazón. Elsa volvió a su casa anoche con una sonrisa que parecía rejuvenecerla. Tal vez ya no pueda correr tras una pelota, ni viajar para seguir a su equipo, pero lo que sí puede -y seguirá haciendo- es soñar. Porque como demostró ella misma, incluso después de soplar 100 velas, todavía hay deseos por cumplir.

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