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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 02/08/2025 03:18
Javier Milei junto a Kristalina Georgieva Más allá de las menciones a los “avances sólidos” en la implementación del acuerdo alcanzado con la Argentina a mediados de abril pasado, incluidas las necesarias “medidas correctivas” que debió tomar el gobierno, lo esencial del Staff Report publicado ayer por el Fondo Monetario Internacional es la continuidad del respaldo del organismo y el énfasis en el objetivo, que el gobierno postergó en los primeros meses, de aumentar las reservas internacionales del Banco Central. El documento hace el debido reconocimiento a la reducción de la inflación y las expectativas inflacionarias y pide continuar la política de consolidación fiscal y mantenimiento de superávits fiscales primarios, que incluye a su vez reformas estructurales como la del sistema jubilatorio, sobre lo cual el gobierno debe presentar un proyecto de reforma a fin de 2026. Con todo, lo más destacable de la primera revisión es la revisión de las metas de acumulación de reservas, atenuadas para este año, pero invariadas para el horizonte de fines de 2027. Una de la reuniones entre Luis Caputo y el staff del Fondo encabezado por su directora gerente El organismo destacó que el programa tuvo un comienzo sólido y un “desempeño, en general, positivo”. “La meta principal de superávit fiscal para finales de mayo se cumplió con margen, no hubo financiamiento monetario del Banco Central y los programas sociales continuaron brindando una cobertura adecuada”, agregó. Gráfico revelador Un gráfico del informe, en el que el Fondo incluye a la Argentina y a otras quince economías emergentes es muy claro en cuanto a la pata más floja de la política económica: las muy escasas reservas internacionales. Si se cuentan los desembolsos del FMI, la Argentina aparece allí como el segundo país, detrás de Ecuador, más escuálido de reservas según la métrica de evaluación de reservas del Fondo (ARA Metric), que básicamente busca determinar cuán “adecuadas” son las reservas externas de que dispone un país para afrontar shocks adversos. Esos “shocks”, lo sabe bien la historia argentina, pueden ser tanto de naturaleza financiera como de origen político. Si se excluyen los desembolsos del FMI, la Argentina es, por buen margen respecto de casi todos los demás incluidos, como puede observarse en el gráfico, el país más flojo de reservas. El Fondo rescata que inflación y expectativas inflacionarias muestran una “tendencia sostenida a la baja” y que el tipo de cambio se mantuvo durante los primeros tres meses de aplicación del programa cerca del punto medio dentro de una banda más amplia y que la brecha cambiaria “prácticamente desapareció” Reconoce también quelas políticas fiscales y monetarias estrictas “facilitaron la transición hacia un régimen cambiario más flexible y permitieron la eliminación de la mayoría delas restricciones al mercado de divisas” y apunta que la actividad económica se mantiene resiliente, lo que a su turno contribuye a la reducción de la tasa de pobreza. El FMI mantiene además una proyección del crecimiento del PBI de 5,5% en 2025 y una inflación al cierre del año de entre 20 y 25% y un déficit de cuenta corriente de 1,7%, más de cuatro veces la estimación previa del 04%, cambio que atribuye a una demanda interna superior a lo previsto y a la flexibilización de las restricciones a la importación. En cuanto a riesgos, advierte por las crecientes tensiones comerciales y geopolíticas y a los desafíos propios de la implementación de in programa de reformas, en especial hasta las elecciones legislativas de octubre. Más aun, en sus evaluaciones políticas, el FMI arriesgó incluso que la confrontación entre el Ejecutivo y el Congreso por la sanción de 3 leyes que el presidente Milei adelantó que vetará puede extenderse más allá de las elecciones de octubre. Al Fondo tampoco pasa por alto ciertas finezas financieras, como el efecto de los intereses de las Lecap (que se capitalizan) sobre las necesidades financieras. Al respecto, precisa que si bien e Argentina registró un superávit primario en efectivo acumulado de 0,8 % del PIB hasta mayo, un 0,1% por sobre la meta indicativa del programa para ese mes, pero apunta en otra nota al pie que si se consideran todos los pagos de intereses capitalizados al sector privado por encima de la línea, el saldo global en efectivo mostraría un déficit de caja 1,2 % del PIB. Otra vez, las reservas Pero el mensaje con tono de advertencia vuelve varias veces sobre la necesidad de reconstrucción de reservas que –advierte- “avanza con mayor lentitud de la esperada, debido a un déficit en cuenta corriente más amplio, impulsado por una fuerte demanda interna y una relajación significativa de las restricciones a las importaciones”. Según el documento, el compromiso del gobierno, y en particular del Banco Central, es mantener la flexibilidad cambiaria y priorizar la acumulación de reservas, con el dólar fluctuando dentro de bandas ampliadas, “mientras se evitan ventas de divisas y se realizan compras oportunistas para fortalecer los colchones de reservas, en línea con el aumento de la demanda de pesos”, algo que el Gobierno no hizo entre abril y junio, el período de mayor liquidación de agroexportaciones, cuando el propio presidente Milei había dicho que el gobierno no compraría dólares a menos que este bajar hasta la franja inferior de la banda cambiaria. Reformulado el calendario de acumulación de reservas, el Fondo ahora dice que el cumplimiento por parte del gobierno los objetivos revisados de acumulación de reservas es “fundamental” y exigirá “una implementación equilibrada del enfoque múltiple de las autoridades”. La acumulación de reservas, prosigue, dependerá también de la capacidad sostenida de acceder a los mercados internacionales de capital para refinanciar obligaciones en moneda extranjera y de mantener políticas suficientemente restrictivas respaldadas por marcos de política mejorados. Aunque no se hizo en la primera etapa de vigencia del acuerdo, el Fondo ratifica así que las compras de divisas “dentro de la banda” son clave para reducir el riesgo-país y reforzar los márgenes de seguridad económico-financiera ante eventos adversos. Y señala que el Banco Central asumirá un papel más activo en este proceso, con adquisiciones de divisas bajo un cronograma previsible, “como ocurre en Chile, Colombia y México en el marco de sus regímenes de tipo de cambio flexible”. “Las reservas internacionales netas (RIN) alcanzaron los 4.700 millones de dólares negativos al 13 de junio, fecha de prueba, muy por debajo de la meta de USD 1.100 millones negativos previstas en la meta del programa”, señaló el FMI en el documento que resume los detalles de la primera revisión. El organismo consignó que el Gobierno solicitó una exención de incumplimiento en el target de la compra de divisas, “con base en las medidas correctivas implementadas recientemente y el lanzamiento de una estrategia multifacética de compra de divisas para reconstruir las reservas de forma creíble, de acuerdo con los compromisos del programa”.
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