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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/08/2025 18:47
La figura de Moisés Baute, campeón de kickboxing, emerge como un actor central en la reciente muerte violenta de un hombre cuyo cadáver fue trasladado por los propios presuntos autores hasta una comisaría de la Policía Nacional en Santa Cruz de Tenerife, España. Junto a él, Jonathan Martín, apodado “Johnny El Gordo” y portero de una discoteca local, se entregó a las autoridades, lo que ha desencadenado una investigación por homicidio que sacude a la isla. La madrugada del miércoles, la escena ante la comisaría de Tres de Mayo resultó tan inusual como reveladora: dos hombres descendieron de un vehículo y, en el asiento trasero, yacía el cuerpo sin vida de Albertito, vecino del barrio de El Cardonal. El cadáver presentaba signos evidentes de una muerte violenta. Los dos individuos, lejos de huir, optaron por entregarse de inmediato, una decisión que, según fuentes policiales, habría sido tomada por recomendación de sus asesores jurídicos, según apuntó el medio local El Día, la opinión de Tenerife. El reconocimiento temprano de un delito de esta gravedad puede suponer atenuantes y una reducción de la condena, una estrategia legal que no pasa desapercibida en el entorno criminal. La investigación, a cargo del Grupo de Homicidios, explora varias hipótesis. Una de las líneas principales apunta a un posible ajuste de cuentas vinculado al tráfico de drogas, aunque los agentes no descartan otras motivaciones. La víctima, que mantenía una relación cercana con los ahora detenidos, había sido reportada como desaparecida por su pareja la tarde anterior. Ella misma informó a la policía que Albertito tenía previsto reunirse ese día con Baute, conocido como “Moi El Orejas”, dato que resultó clave para reconstruir los hechos. El caso se complica por la presencia de un tercer implicado, actualmente hospitalizado, quien habría recibido una paliza durante el mismo episodio. Los investigadores intentan determinar si la reunión derivó en un desacuerdo que desembocó en la retención ilegal y torturas a la víctima, o si la muerte se produjo durante una pelea o agresión no premeditada. La posibilidad de que la situación se les “fuera de las manos” a los agresores se mantiene abierta, mientras se analizan otras circunstancias que podrían haber influido en el desenlace. El perfil de Moisés Baute añade un matiz relevante al caso. Conocido en ambientes delictivos y policiales desde hace más de 15 años, su historial incluye delitos como robos de drogas a otros traficantes y actos de intimidación por encargo. En noviembre de 2023, el Juzgado de lo Penal número 8 de Santa Cruz de Tenerife lo condenó a dos años y medio de prisión por coaccionar al empresario Víctor Estévez en el Real Casino de Tenerife, con el objetivo de que retirara una demanda por una deuda superior a un millón de euros. En esa ocasión, la jueza consideró probado el delito de obstrucción a la justicia y aplicó la agravante de abuso de superioridad, dada la diferencia física entre los agresores y la víctima. La corpulencia de Baute no es un detalle menor. Directivo del equipo de fútbol Unión Deportiva Añaza, supera los 91 kilos y mide considerablemente más que la media, atributos forjados en años de entrenamiento en deportes de contacto. En octubre de 2019, se proclamó campeón del mundo de la organización Enfusion en la categoría de menos de 95 kilos en Wuppertal, Alemania. Su reputación en el circuito de kickboxing y otras disciplinas lo ha convertido en uno de los luchadores más reconocidos de Canarias. La trayectoria de Baute y su entorno, donde figuran otros nombres como los Gemelos de Añaza, se ha forjado a través de acciones violentas, especialmente robos a traficantes de droga, conocidos como “paleros”. En estos “vuelcos”, la mecánica consiste en apropiarse de sustancias estupefacientes sin realizar pago alguno y luego distribuirlas en el mercado local, lo que multiplica los beneficios y eleva el riesgo de represalias. El caso de la muerte de Albertito pone de manifiesto la complejidad de las relaciones en el submundo criminal de Tenerife y la dificultad de delimitar las fronteras entre la intimidación, el ajuste de cuentas y la violencia letal. La investigación policial continúa sin descartar ninguna hipótesis, mientras la sociedad insular asiste a un episodio que revela la persistencia de dinámicas delictivas arraigadas en determinados barrios de la capital.
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