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» La Capital
Fecha: 01/08/2025 16:25
Tazio Nuvolari ganó en el parque de Népliget en 1936, en el primer GP de Hungría de la pre F-1. Recién se volvería a correr en 1986. El Alfa Romeo de Tazio Nuvolari, del equipo Ferrari, rumbo a la victoria en el primer gran premio de Hungría corrido en el parque de Népliget en 1936, en la era de la Pre Fórmula 1. Ahora correrá Franco Colapinto. Se viene Hungría . El país elegido por Bernie Ecclestone para que la Fórmula 1 allá por 1986 llegara detrás de la cortina de hierro. Y que nunca dejaría desde entonces su lugar en el calendario, respaldado por un fervor increíble que hace que año a año el Hungaroring se desborde de público. Ahí correrá Franco Colapinto. Colapinto será el tercero en correr en Hungría , el cuarto en intentarlo, el único que podría llegar a la bandera a cuadros. Oficialmente la Fórmula 1 correría por primera vez el 10 de agosto de 1986 en este autódromo construido especialmente para albergar a la máxima categoría. Pero no fue la primera vez que Hungría recibía a los autos más poderosos del mundo. Lo hizo en 1936, en la era previa a la F-1, en el parque Népliget, dónde un tremendo Tazio Nuvolari se impondría a los poderosos Auto Unión y Mercedes. El veterano humillaba al niño prodigio alemán Bernd Rosemeyer, con un Alfa Romeo vetusto pero que en manos del mantovano metía miedo. La exhibición de Nuvolari en Népliget, donde partió cuarto porque le quitaron la pole que había hecho con el auto de su compañero de equipo ante la protesta de Mercedes y luego arrasaría, se parecía mucho a la bautizada “Victoria imposible” en Nurburgring un año antes, cuando humilló a la incipiente Alemania nazi, Ahí, ante sus jerarcas que desatarían el horror en el mundo, Tazio llevó a su Alfa Romeo a la victoria, con 135 caballos menos en su motor ante los muchos representantes de la pujante la industria alemana, simbolizada en las 9 máquinas entre Auto Unión y Mercedes. >>Leer más: Franco Colapinto, un piloto en progreso con pocos resultados Aquella victoria de hace exactamente 90 años, y la de Népliget un año después de Nuvolari, el que se discute si no fue el mejor piloto de todos los tiempos, traza un paralelismo con la actualidad. Lo perseguía el mismo diablo No solo por la llegada de la máxima a Hungría, sino porque el único piloto al que valoró realmente Enzo Ferrari (también apreció mucho a Gilles Villeneuve, pero no tanto como a Nuvolari, y por supuesto a José Froilán González, por darle la primera victoria con coche propio) ganaba en un auto inferior en potencia motriz como ahora sufren los Renault de Alpine. Es que en esencia hay cosas que no cambian. En Nurburgring Nuvolari, después de las paradas en boxes donde perdió la segunda posición que milagrosamente ostentaba, avanzó y presionó tanto al Mercedes de Manfred von Brauchitsch que en la última vuelta venía ganando la carrera, que lo obligó a forzar y destrozar los neumáticos. “Me perseguía el diablo”, diría el alemán, tan anodadado cómo los 300 mil teutones que vieron flamear la bandera italiana que el mismo Nuvolari les dio, porque solo esperaban el triunfo nazi. La parada en boxes, el desgaste del caucho, la pericia del piloto. Cuestiones que persisten. Medio siglo después, de nuevo Hungría Tazio merece un capítulo aparte, sin dudas. Su pequeña figura sirvió para este puente de 50 años que mediaron entre ese único gran premio antes de la Segunda Guerra Mundial con victoria del mantovano y la que conseguiría el bicampeón mundial Nelson Piquet en el regreso al país, escoltado por Ayrton Senna y Nigel Mansell. Ecclestone pensó en un momento en hacer la carrera en el mismo parque Népliget, que aún hoy conserva vestigios de aquél trazado, pero se encontró con una pelea de ecologistas que decidió al gobierno húngaro a construir su autódromo no lejos de ahí, a 20 kilómetros, el Hungaroring que recibirá este fin de semana la 40ª edición. >>Leer más: Peleó hasta donde pudo en Spa Como el GP de Hungría fue muy posterior a los inicios de la Formula 1 que contó con tantos argentinos, y posterior a la de Carlos Reutemann, apenas tres argentinos aceleraron en su intrincado dibujo, llamando el Mónaco sin guard rails. Dos lograron largar y ninguno terminó. Hungaroring fue uno de los tantos intentos frustrados de Oscar Larrauri en 1988 por largar un gran premio. Clasificó 27º y fue el primero que quedó afuera, a 4 décimas de su compañero Stéfano Módena, el ultimo que entró. Diez años después, en 1998, Esteban Tuero clasificó último y abandonó. Y misma suerte tuvo Gaston Mazzacane en el 2000, ambos con un Minardi habitué de los últimos puestos. Ahora le toca a Colapinto, en la tierra donde Renault, con la marca Alpine, logró su única victoria con Esteban Ocon en un loco gran premio de 2021. Puede hacer historia en ser el único argentino en terminarlo y ¿porqué no? en algo más.
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