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» Misionesopina
Fecha: 01/08/2025 11:09
Por Ricardo Auer* Como en el póker, el múltiple declaracionismo mileista fanfarronea a puro bluff sobre su futuro, aun teniendo pocos fundamentos para respaldarlo; suena a un engaño de patas cortas. Finge superioridad, sintiéndose frágil, intentando fidelizar a sus adeptos. Pero los síntomas de la realidad ya se reflejan en las tapas de los diarios: “El Gobierno no logró renovar todo lo que vencía. Los bancos se impusieron a Milei; tuvo que ofrecer tasas del 65% (el doble de la inflación programada) para que le renueven la deuda”; ”La compra privada minorista de dólares llegó a un récord de USD 4.000 millones y agrega más presión antes de las elecciones”;“Acindar frena su producción y suspende a 500 operarios por la caída de la demanda”; “Por la caída en las ventas, Mauro Sergio, la icónica firma textil de Mar del Plata, reduce su producción y despide a trabajadores”; “$LIBRA: En Nueva York apuntan a Javier Milei; impulsores de la demanda colectiva en NY por $LIBRA acusan a Javier Milei de haber posteado una declaración “engañosa” y estratégicamente planificada”; el tuit de Milei fue parte del plan para engañar los compradores de Libra”;“ Sugestivos despidos, documentos borrados y llamados calientes para darle un contrato de casi US$80 millones a Scatturice”; Javier Milei:“La Argentina inició el siglo XX siendo el país más rico del mundo; era una potencia mundial”. La realidad muestra que no parece que TMAP (todo marcha acorde a lo planeado); salvo que estuviera mal planeado. Las bases teóricas, programáticas y prácticas del mileismo son demasiados simplistas para atacar los males de un sistema terriblemente complejo como lo es la Argentina, que arrastra décadas de mala praxis. Su tesis sostiene que, con una macroeconomía, basada principalmente en el superávit fiscal, se va ir arreglando todo. Está claro que eso no es suficiente como un auténtico programa económico. Y agregan, que todos los males de Argentina estriban en la misma existencia del Estado, lo cual es totalmente absurdo. Todo lo dicho sobre la Argentina inicio siglo XX potencia mundial, es falso. Tenía un PBI per cápita alto (por alta producción primaria y poca población), y además, mal distribuido; pero carecía de influencia geopolítica y su PBI total (la verdadera potencia) era muy bajo en relación a las naciones poderosas. Hoy Rusia tiene un bajo PBI per cápita, pero es potencia porque influye en la arena mundial. En relación al papel del Estado, Milei malinterpreta aquellas realidades, para que encajen en sus falsas teorías. Si bien Roca tuvo una economía abierta, el Estado tuvo un peso muy importante, favoreciendo cierto desarrollismo, enfocado en construir infraestructura y capital humano, muchas veces con capital privado pero subsidiado; actuó con firmeza robusteciendo y modernizando las FFAA (terrestre y marítima) para garantizar la soberanía nacional; tuvo una política federalista, con dimensión regional, protegiendo a Cuyo con el vino y al NOA con el azúcar. Todo lo contrario, a las políticas destructivas del poder nacional de Milei. La campaña “anticasta” ya fue. Por el principio de revelación el mileismo ha dejado claro en querer constituirse como la “nueva casta”. La búsqueda o contratación de innumerables punteros, “buscas”con ganas de beneficiarse con un conchabo público, militantes o referentes residuales del menemismo, massismo, kirchnerismo o simples mercenarios, para rellenar las planillas de aspirantes a cargos municipales o provinciales para las elecciones del 7 de septiembre en la PBA, así lo revelan. Todos impresentables, conversos o camaleones al que se suman los actuales funcionarios del PAMI y de la ANSES, que utilizarán el aparato estatal para ganar “con la nuestra”. Este accionar es seguido por la mirada atenta de “El Jefe”, líder de la facción jacobina, que, en su visión radical, pareciera iniciar el“período del Terror”, si alguien se atreviera a discutir esta línea de acción. Esto demuestra que no existe una “nueva política”; es más de lo mismo, o aún peor que las viejas prácticas electorales. “Ganar a cualquier precio significa perder”: lo demuestra la praxis de las últimas décadas; todos terminaron perdiendo. Habría que recordarle también al neomemenismo electoral, que maneja la política mileista, que no se olviden de la destrucción de la industria nacional practicada durante el gobierno de Menem, sus relaciones carnales con el Consenso de Washington, sus escandalosas olas de corrupciones y su vergonzante acción de venderle armas a Ecuador en su conflicto con la Hermanísima Republica del Perú. Todos esto mezclado con la “Derecha Fest”, que ataca sin piedad hasta a sus amigos liberales o radicales claudicantes. Un mamarracho ideológico que sólo practica el arte de “mojar la medialuna” en la generosa tasa del Estado; lo de siempre, apropiarse del botín del Estado. La confrontación como método. Aparte del uso de las sectas evangélicas para garantizar personal para el control de las mesas electorales, éstas también aportan una llegada emotiva a varios segmentos de la periferia bonaerense, en orden a continuar la batalla cultural; retransmitiendo mensajes de odio y confrontación; tema ya analizado en un artículo anterior. No solo lo seguirán haciendo desde las redes sociales, si no que ahora lo extenderán al terreno, particularmente al espacio bonaerense, especialmente de la primera y la tercera sección electoral. Como en cualquier guerra, se puede bombardear con misiles desde lejos (las redes), pero para expresar un éxito hay que ocupar el terreno con la infantería (los cargos). Se trata de consolidar la mayor territorialidad posible y para eso traen tropas ajenas o mercenarias de cualquier signo, sean punteros conversos o las sectas evangélicas. No por casualidad en la Derecha Fest hablaron dos evangélicos: el pastor Gabriel Ballerini y la pastora cordobesa Elisabet Barroso, sumada a las filas de Gabriel Bornoroni, el diputado nacional por Córdoba, jefe de bloque de la LLA. La gobernabilidad macro como eje de la campaña electoral. El plan económico gubernamental es criticado y refutado hasta por los economistas más liberales. Indican constantemente su fragilidad e incoherencia. Pero el problema real del plan no viene de allí ni de la política, sino de los actores reales del mercado, que le han puesto un gran signo de interrogación, tal como muestran las turbulencias actuales. El mercado sabe que se sigue emitiendo para pagar los intereses financieros de tantos bonos licitados, aunque haya superávit fiscal. La gran masa de pesos podría volcarse al dólar si el Estado dejara de intervenir, como lo hace actualmente, contradiciendo sus teorías hiper-liberales. También las expectativas de la opinión pública muestran cambios que hasta octubre pueden llegar a ser significativos. La compra masiva de dólares por parte de los privados minoristas y la gran expansión del turismo de los argentinos hacia el exterior, junto a la baja de turismo receptivo, reflejan que “algo está podrido” estructuralmente en Argentina. El creciente cierre de empresas pymes, la suspensión laboral en otras medianas y algunas ventas de empresas extranjeras muestran que la incertidumbre no para, mientras las importaciones desde de China y otros países no deja de aumentar. El riesgo país no baja, pero el consumo popular sí lo hace. Las encuestas indican que en los sectores de menores recursos al Gobierno le va peor. Atención al voto de los jubilados. El mercado de la política Que el gobierno tenga un tembladeral en su futuro no significa que al kirche-peronismo le vaya bien en forma automática, aunque haya mucha gente haciendo sacrificios enormes, teniendo pérdidas enormes, y si ellas no ven futuro por el lado del oficialismo, tranquilamente pueden terminar votando al peronismo. En la última década no ha aparecido un modelo alternativo, que, siendo económicamente sustentable, permita crecimiento y distribución. Por eso hay tantos decepcionados que ya ni van a votar. Ese nuevo modelo necesario no surgirá por imposición de un bloque sobre el otro, ni podrá discutirse o elaborarse en un clima altamente polarizado y confrontativo. A los decepcionados del kirchnerismo podrían sumarse los decepcionados de Milei, con lo cual aumentará la sensación de vacío, de indiferencia, de cansancio, de representación política. Tampoco la conformación de los listados de candidatos para la elección de septiembre ayuda a mejorar la imagen de la política. Aunque el oficialismo haga una muy Buena elección en octubre, los números legislativos sólo le facilitarán que el veto funcione, en un régimen funcionado a puro DNU, que luego serían vetados. Sería un gobierno débil, que el mercado y la falta de inversiones lo invalidarían. Volveríamos al punto ciego de llegada de Milei al Gobierno. Sin debate de un nuevo modelo, la democracia se cae. Entonces habrá que dialogar, ¿que se le va a hacer?. ¿Lo permitirá la psicología de Javier Milei? Interrogante sin respuesta clara. *Consultor de riesgo geopolítico
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