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» Diario Cordoba
Fecha: 01/08/2025 04:30
Me tiene intrigado, es un decir, que el PSOE cordobés haya pedido nuevos homenajes para el alcalde fusilado en el golpe de Estado de 1936, el socialista Manuel Sánchez Badajoz, que fue sometido a actos de desagravio de memoria histórica (convengamos: o hay memoria o hay historia, ambas no se puede) en el mandato de Isabel Ambrosio, sin hacer referencia a uno solo de los cargos municipales que fueron pasados por las armas en los mismos días aciagos. Sánchez Badajoz fue un hombre de paso efímero por la Alcaldía, miembro de la facción largocaballerista (una auténtica casa de pirados), que, como todos los cargos municipales, nunca se sometió a un escrutinio popular. Por mucho que insistan, la Segunda República no celebró elecciones democráticas locales y los alcaldes se decidían a dedo. Sucede, sin embargo, que todo esto se produce en el año en que se cumplirá el cincuentenario de la muerte en el exilio mexicano de Francisco Azorín Izquierdo, asesor directo de Pablo Iglesias Posse, arquitecto de talla, profesor universitario, esperantista y redactor, dicen, del manifiesto andalucista de 1919. Primer concejal electo de los socialistas en los inicios del XX, fue diputado, cónsul e impulsor de una Córdoba mejor por medio de intervenciones concretas destinadas a la capas populares. Suyo fue el desarrollo del planeamiento del colegio Colón (en uso), del Rey Heredia (inexplicablemente perdido para su inequívoco destino cultural y expositivo tras la periclitada ventolera ‘quinceemera’), diseñador de las primeras ideas del barrio de Ciudad Jardín (posteriormente machacadas por el desarrollismo) y autor de edificios como la casa de la cúpula de ‘Diario de Córdoba’, 5 (donde El Rafalete), la maltratada vivienda de los Pérez Barquero en la Almagra, el edificio que ocupa El Bandolero en Torrijos, el Casino Militar de República Argentina o la antigua Casa del Pueblo de la Alhóndiga. Se han cumplido veinte años de una antigua recopilación de ponencias que dejase lista el geógrafo Francisco García Verdugo para el servicio de publicaciones de la UCO, donde participaron especialistas en la figura, de circulación discreta. El político socialista -que fue jefe del partido en la provincia y miembro de lo que hoy se llama ejecutiva federal- y arquitecto tuvo que tomar la salida del exilio tras ocupar cargos diplomáticos en una salida accidental de Córdoba, que a la postre le salvó de un fusilamiento cierto. Por joder, el bando fascista le quemó la biblioteca. Afecto a Indalecio Prieto y coautor del mausoleo de Pablo Iglesias en Madrid, no existe anuncio público de que se tenga nada organizado para la efemérides a pesar de que tiene obra por publicar, aspectos que difundir y gestiones por reconocer. Nada, cero, silencio. Cosas de esta memoria histórica, supongo, siempre curiosamente selectiva. Que se basa en quién sabe qué lecturas. Vaya usted a saber lo que pasará por estas cabezas. *Periodista Suscríbete para seguir leyendo
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