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  • Resistencia planifica su futuro hídrico: avanza el Plan Director de Desagües y la recuperación del orden urbano

    » Primerochaco

    Fecha: 31/07/2025 09:53

    En una ciudad nacida entre ríos y asentada sobre tierras bajas, hablar de planificación hídrica no es un tema técnico más, sino una cuestión vital para el presente y el futuro. Así lo entiende Sergio Vich, subsecretario de Sistemas Hídricos de la Municipalidad de Resistencia, quien en una entrevista con Radio Provincia ofreció un amplio panorama sobre los desafíos, obras en marcha y proyectos estructurales que se impulsan para mejorar el escurrimiento pluvial y ordenar el crecimiento urbano. Una deuda histórica: Resistencia sin Plan Director de Desagües La Carta Orgánica Municipal de 1995 ya establecía la necesidad de contar con un plan director de desagües para Resistencia, dada su condición geográfica: situada en el valle de inundación de los ríos Paraná y Negro. Sin embargo, pasaron casi 30 años sin que se concretara un estudio integral. “Durante décadas se hicieron obras de pavimento a tontas y a locas, sin planificación, sin prever el escurrimiento, y eso agravó los problemas de anegamiento”, denunció Vich. Por eso, apenas asumida la gestión, se inició un relevamiento general de la infraestructura hídrica existente. “Nos dimos cuenta que no había un plan integral. Había estudios fragmentados, antiguos y parciales”. Frente a esa situación, el municipio gestionó un convenio con la Facultad de Ingeniería de la UNNE y financiamiento del Consejo Federal de Inversiones (CFI) para elaborar el tan postergado plan director. Este trabajo no solo relevará el estado del sistema de drenaje urbano actual, sino que permitirá definir obras prioritarias, orientar el crecimiento de la ciudad y prever futuras inversiones. A esto se suma la participación del Gobierno provincial, en especial para abordar el caso del ex campo de tiro, un sector clave que sigue siendo tierra fiscal provincial. El ex campo de tiro: 5.000 hectáreas sin infraestructura Ubicado más allá del canal de Soberanía y del canal 16, este predio de más de 5.000 hectáreas se convirtió en una expansión desordenada de la ciudad, sin calles trazadas, sin servicios, con ocupaciones informales y altos niveles de vulnerabilidad frente a lluvias. “El gobierno anterior liberó esa zona, la gente se asentó como pudo, y luego se les entregaron RUTs, lo que generó un derecho a reclamar. Pero muchos están sobre calles proyectadas o en zonas inundables. Hoy es todo un caos”, explicó Vich. El crecimiento descontrolado no solo generó conflictos sociales, sino graves problemas hídricos. “Es una zona muy baja, con mal drenaje natural. Cada lluvia, por menor que sea, genera reclamos. Y no podemos intervenir con soluciones definitivas sin una planificación previa”. Desagües colapsados y ductos de hasta 2 metros: la ciudad bajo tierra Pocos chaqueños saben que bajo sus pies circula una red de grandes conductos, algunos de ellos con dimensiones de hasta 2 metros por 2 metros, equivalentes a verdaderos ríos subterráneos. Sin embargo, muchos de esos ductos están deteriorados por el paso del tiempo, raíces de árboles o por el propio suelo chaqueño, que al ser arcilloso se expande con la humedad y se contrae al secarse, provocando rupturas. “Nos encontramos con caños de más de 70 años, construidos con ladrillos, colapsados por completo”, relató Vich. Entre las medidas que se tomaron, se destacan: Reparación de tramos críticos (Ej: Wilde y Alvear, Las Heras y Paraguay). Limpieza sistemática de sumideros y ductos en el micro y macrocentro. Uso de caños PEAD, más flexibles y duraderos que los viejos de hormigón. Además, se recuperó el camión desobstructor municipal, que había sido abandonado durante la anterior gestión. “Es como una aspiradora gigante que inyecta agua a presión y succiona los lodos acumulados. Lo reparamos a nuevo y ahora está operativo”, indicó. Un futuro condicionado: sin financiamiento no hay soluciones estructurales Pese al esfuerzo técnico, muchas obras estructurales requieren inversiones millonarias que exceden las posibilidades actuales del municipio. Tal es el caso de la obra proyectada en Avenida Ávalos, valuada en más de 25 millones de dólares, o el nuevo sistema de defensa para la zona sur, que implicaría más de 100 millones. Por ello, Vich fue claro: “Estamos haciendo lo posible con los recursos disponibles. Pero necesitamos financiamiento internacional para resolver los grandes problemas. Mientras tanto, avanzamos con medidas paliativas”. Lagunas ocupadas y canales con basura: la cultura también importa Otro de los ejes tratados por el funcionario es el conflicto constante con la ocupación informal de bordes de lagunas y la falta de conciencia ciudadana respecto al arrojo de residuos. “El 75% de las lagunas están con sus bordes ocupados. La gente avanza, rellena, construye en zonas prohibidas y después pide soluciones cuando se inundan”, lamentó. Además, señaló que hay barrios donde ya limpiaron zanjas “tres o cuatro veces” y que, aun así, los vecinos siguen arrojando basura o escombros. “Es un tema cultural, muy difícil de revertir si no hay un cambio profundo desde la educación y los medios. Hay vecinos que rellenan la cuneta con tierra para poder meter su auto, sin pensar en el daño que hacen al sistema”. Desde el municipio se trabaja con inspecciones, intimaciones y sanciones, pero también se asiste con obras rápidas en casos de emergencia. Asimismo, se intenta erradicar el uso de carritos de tracción a sangre, que muchas veces se usan para tirar basura en cualquier baldío o canal. “Esto no se soluciona en un año”: mirada a largo plazo “Lo que firmamos ayer no resuelve los problemas de hoy, pero es el puntapié para resolver los de los próximos 20, 30 o 50 años”, sentenció Vich en relación al convenio firmado con la UNNE y la provincia. A la espera del Plan Director, y con múltiples frentes abiertos, el municipio trabaja a contrarreloj para contener el avance del desorden urbano, mejorar el escurrimiento pluvial y prevenir catástrofes futuras. En palabras del propio funcionario: “Vivimos en una ciudad con riesgo hídrico permanente. No se puede evitar que llueva, pero sí podemos evitar que la lluvia se convierta en desastre. Eso requiere planificación, inversión, y sobre todo, compromiso de todos”.

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