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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 30/07/2025 20:42
Síntomas sutiles como mal aliento, piel seca o falta de concentración pueden indicar que el organismo necesita más agua, aun sin experimentar sed (Imagen Ilustrativa Infobae) Existen señales de deshidratación que pueden pasar completamente desapercibidas, incluso para quienes creen estar atentos a su salud. Según expertos, no siempre se manifiesta con los síntomas clásicos de sed o boca seca. Instituciones como la Cleveland Clinic señalan que la falta de hidratación se manifiesta de formas que no siempre se asocian directamente con la escasez de agua en el organismo. Cómo y por qué se produce la deshidratación La deshidratación surge cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que recibe. Este desequilibrio compromete funciones vitales y afecta órganos como el cerebro, el corazón y los pulmones, que dependen del agua para funcionar adecuadamente. Expertos advierten que la deshidratación no siempre llega con sed: señales como visión borrosa y dolores de cabeza pueden delatarla primero (Imagen Ilustrativa Infobae) Además, facilita la eliminación de desechos, entre otros procesos esenciales. El riesgo de sufrir deshidratación aumenta por sudoración excesiva en días calurosos, fiebre, vómitos, diarrea o bajo consumo de agua. Las formas leves se corrigen al incrementar la ingesta de líquidos, pero los cuadros moderados y graves requieren atención médica, ya que pueden causar desequilibrios electrolíticos, insuficiencia renal y enfermedades asociadas al calor. Seis señales inesperadas de deshidratación Especialistas de Harvard identificaron seis signos poco conocidos que alertan sobre la falta de líquidos: Mal aliento: la escasez de agua reduce la producción de saliva, lo que favorece el desarrollo de bacterias responsables del mal olor. Visión borrosa: la deshidratación altera la calidad de las lágrimas y afecta la visión, sobre todo en adultos mayores. Piel seca: la hidratación insuficiente contribuye a la sequedad y agrietamiento de la piel y los labios. Niebla mental o bajo ánimo: estudios revelaron que incluso una leve deshidratación impacta en el estado de ánimo y la concentración. Constipación: la falta de líquidos dificulta el tránsito intestinal y agrava el estreñimiento, especialmente en personas con bajo consumo de fibra. Dolores de cabeza: las cefaleas son más frecuentes entre quienes presentan deshidratación leve, aun sin otros síntomas. Diferencias según la gravedad y síntomas en niños y adultos mayores La falta de hidratación afecta funciones vitales y puede manifestarse a través de signos poco evidentes, como estreñimiento y niebla mental (Freepik) La deshidratación varía desde síntomas leves, como sed, cansancio y orina oscura, hasta casos severos que implican confusión, debilidad extrema, insuficiencia renal, convulsiones o shock. En niños, los signos incluyen lengua seca, ausencia de lágrimas al llorar, menos de seis pañales mojados al día, fontanela hundida, ojos hundidos, piel arrugada y extremidades frías. En adultos mayores, la confusión y la pérdida de la sensación de sed dificultan la detección temprana. Factores de riesgo y grupos vulnerables El médico clínico Ramiro Heredia (MN 117.882) del departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas José de San Martín en Buenos Aires, en una conversación con Infobae, explicó: “Los niños pequeños son más vulnerables porque no desarrollaron completamente el reflejo de la sed y dependen de sus cuidadores”. También destacó que los adultos mayores tienen menor sensibilidad a la sed y menor cantidad de agua corporal, lo que incrementa su riesgo. “Un trabajador rural que realiza esfuerzo físico bajo el sol probablemente necesite mucha más agua que una persona en una oficina con aire acondicionado”, afirmó Heredia. Otros grupos en riesgo incluyen a mujeres embarazadas, personas con enfermedades cardiovasculares, quienes reciben ciertos tratamientos médicos y trabajadores o deportistas expuestos al calor. Para todos ellos, mantener una hidratación adecuada resulta fundamental. Prevención y recomendaciones prácticas Detectar a tiempo los síntomas menos conocidos de la deshidratación es clave para evitar complicaciones en niños, mayores y personas activas (Imagen Ilustrativa Infobae) Para prevenir la deshidratación, los especialistas recomiendan asegurar una ingesta regular de agua durante todo el día, incluso antes de experimentar sed, y observar el color de la orina como indicador: si es clara o pajiza, el cuerpo está bien hidratado; si es oscura, se recomienda aumentar la ingesta de líquidos. También aconsejan limitar el consumo de refrescos, alcohol o cafeína, ya que estos favorecen la pérdida de agua. Personas activas necesitan entre 473 y 590 mililitros de líquidos una o dos horas antes del ejercicio, y entre 173 y 355 mililitros cada diez o quince minutos durante la actividad física. Tras finalizar, se recomiendan entre 473 y 710 mililitros adicionales. Las bebidas deportivas resultan útiles para reemplazar electrolitos como sodio y potasio tras actividades prolongadas o bajo el sol. El doctor Heredia sugirió que un adulto joven y sano consuma entre dos litros y medio y tres litros de agua al día, adaptando la cantidad según el esfuerzo físico y el clima. Además, insistió en hidratarse antes, durante y después de toda actividad física, recreativa o laboral. Beber agua antes de experimentar sed Los expertos son claros en su recomendación: la mejor estrategia es beber agua antes de tener sed y prestar atención a síntomas discretos como la niebla mental o la sequedad cutánea. “No es necesario tener sed para empezar a consumir líquidos, ya que cuando tenemos sed estamos corriendo un poco nuestra estación de atrás”, advirtió Heredia.
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