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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 30/07/2025 16:53
La industria argentina todavía no recupera su nivel de producción de 2011. El pasado 15 de julio, los presidentes de cuatro de las más relevantes automotrices brasileñas enviaron una carta al presidente de Brasil, Ignacio Lula Da Silva, solicitando que no diera curso positivo a una baja de aranceles de importación para los nuevos fabricantes de automóviles que pretenden sólo ensamblar localmente sus vehículos con el 100% de sus partes fabricadas en su país de origen, bajo los sistemas CKD y SKD, es decir autos completos desarmados o autos semicompletos desarmados. El impacto en la industria automotriz argentina es inevitable, teniendo en cuenta que de acuerdo al actual Acuerdo de Complementación Económica (ACE 14) que estará vigente hasta el 30 de junio de 2029, permite el intercambio de automóviles libremente entre Brasil y Argentina, sin pagar arancel de importación. Así, ese tipo de vehículos ensamblados con partes importadas de extra zona, entrarán “por la ventana”, evitando un impuesto que deberían tributar si vinieran directamente a Argentina. Este miércoles, la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC), la entidad que nuclea a los autopartistas argentinos, emitió un duro comunicado alertando sobre esta situación, pero extendiéndola también a la industria automotriz argentina. El comunicado se titula “El ingenuo espejismo numérico de los vehículos ‘Made in Mercosur’”, y explica las razones por las cuales cree que los autos fabricados en Argentina y Brasil no tienen tanta integración de partes como se dice oficialmente. “Lo que se exporta como un vehículo Mercosur es, en un número creciente de casos, un 'Frankenstein automotriz’ con un corazón asiático y con un futuro principalmente chino”, dice la carta de AFAC en uno de sus primeros párrafos. El análisis plantea que las reglas del ACE14 favorecen una distorsión significativa en la integración de autopartes, permitiendo que vehículos con gran mayoría de componentes importados sean considerados regionales y, por lo tanto, exentos de aranceles dentro del bloque. “La mecánica es perversa en su simplicidad”, denuncia el documento, destacando que las terminales automotrices pueden importar componentes claves (desde sistemas electrónicos complejos hasta partes más standard) desde mercados de bajo costo como China, y que al ensamblar estos componentes en Argentina o Brasil, “el vehículo resultante, con apenas un 20% de contenido local o regional del total de las piezas, obtiene la ‘certificación’ de origen Mercosur”, aseguran. La consecuencia directa de esta práctica permite que se puedan cruzar las fronteras internas del bloque sin abonar los aranceles de importación que corresponderían a un producto con tan alto porcentaje de insumos provenientes de mercados de extra zona, que deberían tributar como tales y no lo hacen. “La misma operatoria, pero en el marco del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, sería considerada de extrazona y tributaría aranceles”, dice AFAC. Un nuevo decreto firmado en Brasil eliminó los aranceles para autopartes importadas desde Argentina y amplió el acuerdo bilateral vigente en el sector automotriz (Foto: Shutterstock) Consecuencias económicas y productivas La práctica genera un impacto negativo relevante en las economías de la región. Por un lado, implica la salida de miles de millones de dólares en divisas que no ingresan a las arcas aduaneras, lo que reduce los recursos fiscales disponibles y los incentivos para la producción nacional genuina. Por otro lado, la estructura productiva local se debilita, ya que las autopartistas de Argentina y Brasil ven limitada su capacidad de competir frente a los bajos costos de los insumos asiáticos, muchas veces subsidiados. El documento alerta sobre los riesgos de una desindustrialización acelerada del sector automotriz regional. La pérdida de competitividad de las autopartistas locales puede derivar en el cierre de empresas, la destrucción de empleo calificado y la erosión de la capacidad tecnológica e innovadora en los países del Mercosur. AFAC señala que, sólo en Argentina, el sector autopartista proporciona más de 75 mil empleos directos en diez provincias. Otro aspecto crítico es la vulnerabilidad estratégica que genera la dependencia casi exclusiva de proveedores externos, particularmente de China. Esto expone a la industria automotriz regional a fluctuaciones de precio, interrupciones en las cadenas de suministro e incluso posibles condicionamientos geopolíticos. La entidad remarca que para corregir la distorsión actual es necesaria una revisión profunda y urgente de la normativa que plantea el ACE14, aunque aclara que el objetivo no debería ser el de restringir el comercio internacional, sino restablecer condiciones equitativas y transparentes, que promuevan el desarrollo de autopartes y tecnologías dentro del bloque. El sector autopartista dice que 75.000 puestos de trabajo directos están en riesgo en Argentina si no se arancelan las piezas que entran en los vehículos producidos en el Mercosur pero que provienen de extra zona Propuestas para una solución Entre las medidas sugeridas en el documento para corregir los desequilibrios, se destacan: Ajustar los umbrales y la metodología de medición de contenido local y regional . Resulta indispensable elevar el mínimo requerido para que un vehículo obtenga certificación de origen Mercosur y se beneficie de exenciones arancelarias. Robustecer los controles aduaneros . Es necesaria una fiscalización más estricta del origen real de las autopartes, así como evitar maniobras de triangulación destinadas a eludir tributos. Generar incentivos a la producción local de componentes. El documento plantea que, al igual que en otros países con industria automotriz desarrollada, se requiere fomentar la inversión en tecnología, capacitación y acompañamiento a los proveedores nacionales. Promover la integración productiva genuina. La cooperación entre Argentina y Brasil debe enfocarse en la articulación conjunta de cadenas de valor, en el desarrollo compartido de tecnologías y en estrategias industriales que favorezcan la complementariedad. El documento finaliza alertando que, de no modificarse las reglas de juego, la industria automotriz regional continuará perdiendo capacidad productiva, puestos de trabajo y peso estratégico, hasta convertirse en una dependencia periférica de proveedores extranjeros.
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