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» Misionesparatodos
Fecha: 28/07/2025 19:09
Un encuentro cargado de reproches en Aristóbulo del Valle expuso el desgaste entre los principales principales del espacio. Sin acuerdos y con la mira puesta en las elecciones de octubre, emergen cuatro sectores enfrentados que disputan el rumbo del armado. El espacio político Por la Vida y los Valores atraviesa una crisis interna que amenaza con borrar en pocos meses el impacto que tuvo en las elecciones provinciales del pasado 8 de junio. La fuerza, que sorprendió al convertirse en tercera opción en la provincia con más del 19% de los votos, se fragmentó en cuatro bloques irreconciliables. En el centro del conflicto está Ramón Amarilla, el expolicía que, tras pasar meses en prisión preventiva acusado de sedición, fue electo diputado provincial y liberado poco después del triunfo. Todo se quebró, afirman, cuando Amarilla decidió tomar el control de la estructura sin consultar a quienes lo apoyaron. Su sociedad con Germán Palavecino, otro exuniformado vocero de la protesta policial del año pasado, derivó en un armado paralelo, con la intención de presentarlo como candidato para las legislativas nacionales de octubre. El diputado provincial, ex PRO, Miguel Núñez y sectores de la iglesia, principales armadores de aquel fenómeno electoral, fueron de los más golpeados por el presunto viraje de Amarilla. “Ramón jugó solo, se olvidó de la gente que lo ayudó a ser diputado”, fue el comentario que circuló desde el entorno de ambos sectores. La tensión alcanzó su punto máximo el martes pasado en Aristóbulo del Valle, en una reunión cargada de reproches y acusaciones cruzadas. Allí se confirmó que Amarilla y su mano derecha, Palavecino, lanzarán su propio armado, y tendrían negociaciones avanzadas con sectores del PRO y la UCR, para llevar Palavecino como principal candidato para octubre. Sin embargo, dentro de lo que en algún momento fue Juntos por el Cambio, no hay consenso interno. Parte del radicalismo cuestiona la imposición de Palavecino como cabeza de lista, argumentando que “hay dirigentes con más experiencia que deberían liderar por trayectoria”. Dentro del PRO también hay tensiones: un sector se anima a disputar la conducción partidaria, descontento con los acuerdos improvisados y los resultados negativos de la última elección, donde Unidos por el Futuro, apenas logró un diputado provincial y quedó sin representación en varios concejos deliberantes. El origen La historia del partido explica parte de esta disputa. Por la Vida y los Valores fue en su momento alquilado por Núñez a Walter Ríos, su apoderado legal. Con el tiempo, Ríos comenzó a sumar sus propios dirigentes y se enfrentó tanto a Núñez como a Amarilla. Hoy Ríos acusa de “desagradecido” al diputado electo y busca sostener el sello con una lista propia para las elecciones nacionales, intentando capitalizar la estructura legal que aún controla. Esta pelea por el partido se superpone con la ambición de Amarilla de imponer a Palavecino como el rostro de la nueva etapa, lo que dejó a Núñez completamente fuera de juego. A esta fragmentación se suma Claudio Katis, un abogado que también fue parte de Por la Vida y los Valores en la elección provincial pero que ahora presentó su candidatura en solitario, convencido de que puede absorber parte del voto opositor. Con este panorama, el espacio que irrumpió con fuerza en junio ahora se reparte en cuatro bloques: Amarilla-Palavecino, Miguel Núñez, Walter Ríos y Claudio Katis. Todos pretenden capitalizar el 19% de los votos obtenidos, pero con estrategias y alianzas distintas. Desde el entorno de uno de los sectores enfrentados a Amarilla reprocharon que el expolicía fue “desagradecido con quienes los cuidaron”, mientras que del lado de este último apuntaron que “no le deben nada a nadie” y que los votos son de él y de “nadie más”. El distanciamiento se profundizó cuando Amarilla y Palavecino fueron invitados al Congreso de la Nación por Martín Goerling, senador del PRO, donde brindaron un discurso en torno electoral. El gesto, realizado a espaldas fue leído como una traición por quienes aún tenían expectativas de mantener viva la sociedad. La reunión en Aristóbulo del Valle, que debía servir para ordenar la estrategia rumbo a las elecciones nacionales, terminó siendo el punto de quiebre definitivo. Con la presencia de dirigentes de las cuatro corrientes, el encuentro subió de tono con acusaciones de traición, egocentrismo y falta de códigos políticos. A partir de ese momento, cada sector quedó liberado para armar su propia lista. De cara a octubre, el panorama opositor en Misiones se vuelve aún más fragmentado. Amarilla y Palavecino buscan encabezar un frente junto a la UCR y el PRO, convencidos de que el “efecto 8 de junio” es un capital político propio y no del partido o los armadores que los llevaron a competir. Núñez, por su parte, planea relanzar su armado, mientras Ríos prepara una lista bajo el sello original de Por la Vida y los Valores. Katis, en tanto, trabaja en una propuesta más personalista, amparado en el sello “Social y Solidario”, cuyo presidente es el ingeniero agrónomo Helio Cabrera. Desde el inicio La fragilidad del armado original quedó expuesta también en la selección de sus candidatos. Dentro de Por la Vida y los Valores hubo postulaciones que funcionaron más como gestos simbólicos que como proyectos con verdadera vocación de gestión. Ese escenario evidenció un espacio improvisado, con figuras que priorizaron el impacto mediático antes que una construcción sólida y que, en algunos casos, solo buscaron dejar una marca testimonial, pensando en homenajes, sin proyecciones a largo plazo y traicionando el voto de aquellos que depositaron su confianza. Fuente: Primera Edición
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