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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 28/07/2025 14:52
Con cambios en las rutas comerciales, posibles nuevos focos de tensión y el riesgo constante de disrupciones, quienes lideran las cadenas de suministro deberán enfocarse en la resiliencia y la capacidad de adaptación (Foto: Shutterstock) En un contexto marcado por tensiones geopolíticas, desvíos prolongados y nuevas alianzas estratégicas, el transporte marítimo de contenedores continúa adaptándose a una realidad cambiante. Las disrupciones derivadas de la situación en el Mar Rojo y la implementación de acuerdos operativos entre grandes jugadores del sector están moldeando las cadenas de suministro globales y generando nuevos desafíos logísticos. Estas transformaciones no solo responden a hechos coyunturales, sino que también revelan una reconfiguración del comercio marítimo. La necesidad de adaptarse a trayectos más extensos, gestionar demoras imprevistas y renegociar acuerdos contractuales empuja a los distintos actores a rediseñar sus estrategias, priorizando la resiliencia y la eficiencia operativa. Alianzas para ganar confiabilidad Uno de los movimientos más significativos del año ha sido la creación de una alianza operativa que, desde su lanzamiento en febrero de 2025, apunta a transformar la dinámica del transporte marítimo. Con un modelo basado en menos escalas directas y un esquema de “hub and spoke”, esta coalición prometió una tasa de puntualidad del 90%, muy por encima del promedio mundial actual que ronda el 60%. Aunque aún se encuentra en su fase inicial, los primeros resultados reflejan una mejora tangible: en su primer mes, la nueva alianza alcanzó una confiabilidad del 90,3% en sus rutas, superando por más de 35 puntos la media global. Esto marca una diferencia importante respecto a los niveles de eficiencia prepandemia, que rondaban el 80%, y mucho más si se compara con los mínimos del 30% registrados durante los años más críticos del COVID-19. A pesar de este avance, los retrasos siguen siendo un tema recurrente. El promedio global de demora se mantiene en torno a los cinco días, lo que implica que mientras algunas embarcaciones enfrentan demoras leves, otras pueden sufrir interrupciones mucho más extensas. Esta situación refuerza la importancia de contar con datos precisos sobre tiempos reales de tránsito para tomar decisiones logísticas bien informadas. El Mar Rojo, un punto de inflexión A pesar de algunos indicios de recuperación, el Mar Rojo continúa representando una zona de riesgo. Aunque ciertos buques han comenzado a transitar nuevamente por el Canal de Suez, incluso de gran capacidad, lo han hecho bajo estrictas escoltas militares. Esto sugiere que el regreso a las rutas tradicionales aún está lejos de consolidarse como una opción estable para las navieras. El desvío hacia el sur de África ha sido una de las principales razones detrás del aumento sostenido de las tarifas de flete en los últimos 18 meses. El mayor recorrido incrementa las “TEU-millas” —una métrica clave que relaciona volumen transportado con distancia recorrida— acercando la demanda a los límites de la capacidad global de flota. Sin embargo, un retorno masivo y desordenado al Mar Rojo podría generar una congestión significativa en los puertos europeos, ya tensionados por la llegada simultánea de embarcaciones que navegan diferentes rutas. Esta incertidumbre obliga a los actores del comercio global a incorporar el Mar Rojo como una variable crítica en cualquier planificación a mediano plazo, especialmente al firmar contratos anuales o al proyectar costos para 2026. La necesidad de adaptarse a trayectos más extensos, gestionar demoras imprevistas y renegociar acuerdos contractuales empuja a los distintos actores a rediseñar sus estrategias, priorizando la resiliencia y la eficiencia operativa (Foto: Shutterstock) Contratos marítimos y la necesidad de leer la letra chica Frente a un escenario tan volátil, entender con claridad las condiciones contractuales es fundamental. Muchas veces, lo que parece garantizado en una licitación puede no reflejarse en el servicio efectivo. Por eso es clave revisar cláusulas sobre retrasos, recargos y condiciones de embarque, así como identificar quién asume los riesgos operativos en caso de cancelaciones o desvíos. Contar con información precisa y en tiempo real se vuelve una ventaja estratégica. No solo para asegurar ahorros, sino también para garantizar la continuidad de la cadena de suministro, en un momento donde la previsibilidad es escasa. Tres estrategias frente a la volatilidad En este escenario complejo, tres prácticas se perfilan como esenciales para navegar la incertidumbre del transporte internacional: Planificación de escenarios: proyectar alternativas en función de posibles disrupciones permite anticiparse a cambios abruptos, tanto por cuestiones geopolíticas como por decisiones comerciales. Flexibilidad en las rutas: diversificar proveedores y rutas logísticas ofrece una mayor capacidad de reacción ante imprevistos. Visibilidad en tiempo real: monitorear constantemente el estado global del comercio permite tomar decisiones informadas y rápidas. La segunda mitad del 2025 exigirá una combinación de agilidad y análisis profundo. Con cambios en las rutas comerciales, posibles nuevos focos de tensión y el riesgo constante de disrupciones, quienes lideran las cadenas de suministro deberán enfocarse en la resiliencia y la capacidad de adaptación.
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