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  • La Orquesta Sinfónica: la casta cultural que se cree intocable y planea hacer reclamos en pleno concierto

    Parana » Radio La Voz

    Fecha: 27/07/2025 13:22

    Este sábado, la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos se presentará en el Centro Provincial de Convenciones de Paraná. Pero más allá del programa musical previsto, los músicos tienen decidido interrumpir el concierto a la mitad para realizar una manifestación pública con reclamos salariales. Una medida reiterada que vuelve a encender el debate sobre los privilegios de una casta cultural que actúa con reglas propias dentro del Estado. Bienvenidos al mundo paralelo de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos, donde el esfuerzo, la empatía y el sentido común brillan por su ausencia. Con sueldos que en algunos casos superan los 2,6 millones de pesos en mano, trabajando apenas 9 horas semanales, esta casta cultural vive completamente desconectada de la realidad. No se los ve en hospitales, no dan clases, no atienden al público, no hacen patrullajes ni recorren rutas bajo el sol. Hacen un concierto cada 15 días, o a veces uno por mes, con exigencias ridículas como que la sala tenga exactamente entre 17 y 27 grados, o que se les garantice coche cama para cualquier traslado. En enero no tocan. Y cuando no se les cumple algún capricho, amenazan con hacer media orquesta o cancelarlo todo. El detonante del último reclamo es por los pagos retroactivos a 8 músicos designados formalmente el 10 de junio, aunque ya estaban ensayando desde marzo. Lejos de agradecer que se les pagará todo el retroactivo este mismo lunes, pusieron el grito en el cielo como si se tratara de una injusticia. En cualquier otra repartición del Estado, esto sería una muestra de compromiso institucional. Pero no para ellos. Acostumbrados a vivir con privilegios, usan el arte como escudo y el chantaje como herramienta. Esta no es una discusión sobre la cultura. La cultura es esencial. Lo que está en juego acá es otra cosa: la impunidad con la que actúa una casta dentro del Estado que se cree por encima del resto. Cobrando más, trabajando menos, y encima con la potestad de parar todo si algo no les gusta. Mientras un docente rural atraviesa caminos de tierra para dar clases o un enfermero hace turnos dobles para sostener una guardia, esta minoría privilegiada arma comunicados para victimizarse y exige condiciones que no existen en ninguna otra área pública. Además de sueldos abultados, cobran adicionales por pertenecer a la orquesta y por usar sus propios instrumentos, como si un maestro cobrara extra por usar su guardapolvo, o un policía por portar arma reglamentaria. Se les permite trabajar en otras provincias sin perder su cargo, y se les concedió el beneficio de la Ley de Grado, que les garantiza aumentos automáticos sin rendir nada. Son empleados públicos cuando les conviene, y artistas independientes cuando no. Esta es la verdadera casta. La que no va a elecciones. La que no rinde cuentas. La que vive del Estado y se cree con derecho a exigir más cuando todos hacen esfuerzos por sostener lo mínimo.

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