27/07/2025 12:07
27/07/2025 12:07
27/07/2025 12:06
27/07/2025 12:06
27/07/2025 12:06
27/07/2025 12:05
27/07/2025 12:04
27/07/2025 12:04
27/07/2025 12:03
27/07/2025 12:02
Parana » AnalisisDigital
Fecha: 27/07/2025 09:50
En el programa de televisión “Memoria Frágil” que se emite todos los sábados a las 20:30 por Canal 9 Litoral, y también disponible en YouTube (http://www.youtube.com / @memoriafragiltv16), se abordó la vida delictiva de Julio Godoy, recordado por su participación en el crimen de Dalma Otero, entre otras andanzas delictivas. A través de los testimonios de Marcos Rodríguez Allende (abogado), Laura Godoy (hija), Mauricio Antematten (periodista), Felipe Celli (excamarista) y Elbio Garzón (juez), se reconstruye una historia que se registró en los márgenes más oscuros de Paraná, donde el nombre de Julio Godoy se pronunciaba durante años en voz baja y se temía en voz alta. No por lo que mostraba, sino por lo que representaba: un engranaje aceitado entre el delito y la impunidad, entre la cocaína que corría por los pasillos y la mugre que jamás se barría bajo la alfombra del poder policial. Su final, en una cama hospitalaria, con las muñecas atadas y el corazón enfermo, fue la escena menos esperada para un hombre que supo manejar los hilos del hampa con precisión quirúrgica. Murió como no vivió: solo. Desde mediados de los años ’90, Godoy era el amo y señor del narcotráfico en la capital entrerriana. Controlaba una red de venta que podía movilizar hasta cuatro kilos semanales de marihuana y cocaína, con conexiones aceitadísimas entre Misiones, Santa Fe y Paraguay. Pero no era un mero traficante: era un operador, un personaje de perfil bajo, pero con tentáculos largos. La política lo conocía, y él conocía a la política. Tenía vínculos con figuras de las gestiones de Mario Moine y Jorge Busti, y supo cultivar amistades duraderas en la conducción del Partido Justicialista. Sin embargo, su nombre quedó manchado de forma irreversible cuando fue señalado como uno de los ejecutores del crimen de la abogada Dalma Otero en 1997, una funcionaria judicial asesinada en su propio departamento de calle Santa Fe de la capital provincial. Su esposo, Miguel Capobianco, fue condenado a reclusión perpetua como autor intelectual, pero los autores materiales, entre ellos Godoy y su ladero Gabriel Massat, jamás fueron alcanzados por la justicia. Había registros telefónicos, testimonios, ruedas de reconocimiento, vínculos probados entre Godoy y Capobianco. Pero el juez Raúl Herzovich eligió no seguir esa pista. En los Tribunales, a veces la verdad entra con muletas o no entra nunca. La exposición pública a raíz del caso Otero no solo lo debilitó judicialmente. Su red comenzó a resquebrajarse. Los laderos se abrieron, la clientela bajó, las filas de autos frente a su casa se volvieron más esporádicas. El imperio que había construido desde la sombra se desmoronaba a plena luz. Solo le quedaban contactos sueltos, una defensa legal fidelísima comandada por el polémico abogado Domingo Negri, y un prestigio que ya no alcanzaba para protegerlo. Cayó en 2001, tras más de tres meses de seguimientos por parte de Toxicología de la Policía y de Prefectura Naval Argentina. Viajaba secundando un remís misionero que llevaba 36 kilos de marihuana. Era el final de una etapa y el comienzo del vía crucis judicial: Unidad Penal Nº 1 de Paraná, Devoto, fuga, recaptura, Ezeiza, Resistencia (Chaco), otra fuga, otra detención. La Cámara de Casación le bajó la pena, obtuvo salidas socio laborales, y en 2007 logró el régimen de libertad condicional. Parecía un sobreviviente más, un espectro del pasado refugiado en Benavídez, provincia de Buenos Aires. Pero, los demonios vuelven. Y Godoy no escapó a los suyos. En 2021 regresó a los Tribunales de Paraná, esta vez acusado por violencia de género, amenazas y desobediencia judicial, a raíz de denuncias presentadas por su hija y su expareja. Ya estaba con prisión preventiva: había violado la domiciliaria. Su salud se deterioró, necesitó internaciones sucesivas y, con el tiempo, se apagó como una radio sin señal. Murió en febrero de 2024, a los 69 años. Atado a una cama del hospital San Martín, porque la ley lo seguía mirando como culpable. El hampa lo había soltado hace rato, y nadie fue a despedirlo salvo su hija Laura. A pesar del daño, de las heridas abiertas, ella estuvo ahí. Porque en la tragedia, a veces, la sangre duele más que la memoria. Y porque incluso los hombres más oscuros pueden tener una última escena de piedad. Memoria Frágil recrea parte de la historia de Julio Godoy, quien protagonizó gran parte de la crónica criminal de Paraná. El de él es uno de esos nombres que incomodan, que atraviesan generaciones de causas judiciales, de pactos sellados con silencios, de crímenes que todavía supuran preguntas sin respuesta. Su muerte no fue justicia. Fue apenas el cierre de un capítulo que todavía nadie se anima a leer completo. Porque hay verdades que, como ciertos cadáveres, todavía no terminan de emerger del río. La vida criminal y narco de Julio Godoy Julio Godoy era considerado el principal jefe del narcotráfico en Paraná desde mediados de la década del ’90 y hasta su detención en 2001. Se lo consideró uno de los autores materiales del feminicidio de la abogada Dalma Otero, pero nunca fue acusado por el crimen. Tuvo varias condenas, fue un personaje siniestro del hampa paranaense y murió en absoluta soledad. Marcos Rodríguez Allende, abogado “Julio Godoy aparece en escena en la ciudad de Paraná. Cuando digo en escena, estoy hablando en su actividad delictiva, y lo que yo personalmente lo fui conociendo, fue a partir de del terrible homicidio que trajo como como víctima a Dalma Otero, quien tenía como rol ser secretaria de un Juzgado Laboral de la ciudad de Paraná. Una funcionaria del Poder Judicial muy querida por todo el Poder Judicial. Y a partir del homicidio de ese terrible homicidio, yo empiezo a conocerlo a Julio Godoy. Por supuesto que la actividad investigativa de la muerte de Dalma Otero no se circunscribió en la persona de Julio Godoy ni en la persona de Gabriel Massat, que a lo largo de los años nos fuimos dando cuenta que fueron los autores materiales de este terrible homicidio que les estoy comentando. Julio Godoy, en ese momento del homicidio, era… yo calculo uno de los principales vendedores estupefacientes de la ciudad de Paraná junto a a Cuqui Velázquez… junto a Mancuello, todos fallecidos por diferentes circunstancias”. Laura Godoy, hija “Cuando yo tenía 9, entre 8, 9 y 10 años… Él primero me enseñó a lo que es tomar, tomar lo que es la bebida alcohólica. Será por eso que hoy no tomo. Pero, él me enseñó a tomar para que yo… para que me den todo lo que quieran y no me puedan emborrachar. Y bueno, otra cosa que él me entrenaba, algo que nada más se va a estar enterando y se va a enojar mucho, es que me hacia poner las manos en el fuego, no me quemo. De hecho, lo pruebo y no me quemo, no me quemo, no me quemo, porque él decía, en caso de que alguna vez si me llegaran a secuestrar o algo, me llegaran a torturar o algo, yo tenga todas las herramientas, o dónde pegar también, o cómo actuar en caso de que a mí... Porque yo sé que él… él sabía que… yo era muy chica, pero ya presentía que mi papá no estaba actuando, que llevaba una vida lícita, digamos. Entonces, él me estaba como entrenando, digamos, para esa situación. Tal vez él pretendía que más adelante yo siguiera, digamos, en lo que él estaba haciendo. O tal vez siempre me vincularon mucho con él. Siempre pensaban que yo estaba… yo creo que me investigaron a mí, por ejemplo, si yo no tenía nada que ver, sino que tal vez yo lo cuidaba a él y pensaban que yo estaba con él (…) Lo que puedo contarles es que mi papá fue Montonero. Ponía bombas con una persona, con una mujer, y bueno, se salvó por una persona X, digamos, pero si no hoy estaría muerto… él fue Montonero, digamos. Y bueno, mi mamá obviamente es una persona de bien, de buena familia. Fue su primer novio y se enamoró de mi papá y acá estoy”. Mauricio Antematten, periodista “Tenía labia para embaucar a la gente, para querer mostrarse cómo ´el perrito mojado´, que siempre lo perseguían. Pero, cuando le descubrías la verdadera faceta, la verdadera personalidad de él… creo que terminaba aceptando. Y recuerdo que fue Cuqui Velázquez, que un día, me acuerdo tomando una ´latita´ de cerveza en la Costanera, lo cruzo, y se mofaba… se mofaba del manejo que podía tener Julio, negociando con cierta gente. Cosa que por ahí, fíjate, no lo puedo acreditar, no lo puedo probar, no tengo elementos para decir, ´estoy seguro´. Pero, hasta llegué a pensar que pudo haber sido informante de cierto sector de la Policía y que la misma Policía, la misma institución policial tenía internas entre sí. Fíjate vos lo que me entero, por comentarios justamente de estos diálogos que habíamos empezado a mantener ocasionalmente, cuando por ahí nos encontrábamos. Y me daba la libertad de bromear, por ahí con Alberto Velázquez o con Julio Godoy, queriendo o pretendiendo algún día, te digo, ¿vas a aceptar hacer una nota frente a cámara? ´Sí, cómo no. Pero te puedo hablar de mi pasado, de las tintas, de esto, ¿no es cierto? … De algo que no me gustaría hacer nunca más´... Así hablaba él, un poco imitándolo, pero insistía en que él vendía autos de segunda mano y que eso era lo suyo”. Laura Godoy “Yo les voy a contar como lo recuerdo… Cómo se los puedo transmitir, digamos, y después con el tiempo… solo recuerdo la habitación… que era mi habitación, que después viendo por qué le tuve tanto miedo y tanto, o sea hoy gracias a Dios ya esa casa no existe más en la familia. Pero, a mí siempre me generó miedo, mucho miedo. Recuerdo el piso, estar ahí acostadas, la pieza toda oscura, la puerta cerrada. Primero sé que me hice pis, seguramente por el nervio cuando él me saca la bombacha. Me acuerdo que estaba llorando, que tenía como mucho miedo y después recuerdo que alguien abría la puerta, era eso el que me quedaba eso, que después supe que esa persona era una persona muy allegada mío, que vivía a dos casas de mi casa en ese momento… y que al principio tardé mucho tiempo cuando tuve un vínculo sentimental muy fuerte, yo pasé mucho tiempo, lo tenía en la mente, primero lo borré un tiempo. Mi papá me hacía, por ejemplo, mi papá cuando yo iba a la Escuela Alberdi me ponía en la cartuchera zanahorias y si no, él en la bombacha, me pegaba mocos. Eso cuando yo era chica. O sea que se ve que dormida yo, él me pegaba a mocos, eso hacía él. Sino cuando yo tomaba el colectivo la Costera Criolla que me llevaba a Alberdi y él me acompañaba a tomar el colectivo y él iba con esos pijamas que son como pantalones y cuando venía el colectivo se lo subía para que se le marque su miembro. Yo sentía vergüenza, pero no entendía la vergüenza que tenía. En todo ese tiempo fue él el tiempo que pasó todo eso. Capaz que era el miedo que él me hacía eso para que yo no hablara de ese momento. Y yo como que lo… o sea… como que lo tenía así… como… perdón… como que lo tenía como bloqueado. Y después, igual, igual mi casa era un infierno, o sea, que creo que eso pasó a segundo plano al infierno que se vivía en mi casa. Infierno de maltratos, de golpes, no hacia mí sino a otra persona, a lo familiar. Y conocí a una persona cuando ya era más grande y por suerte le pude comentar. Después le dije… bueno… y tal vez no me creyeron, pero por suerte en el juicio a mi papá. Mi madrina me pidió disculpas y me dijo que ella lo vio, ella le ayudó. Y tengan cuidado. En la familia hay que tener mucho cuidado, porque lo que pasa ahí no se olvida nunca, Queda marcado para siempre”. Hombre de bajo perfil, Godoy exhibía fuertes vinculaciones con algunos funcionarios de la gestión de Mario Moine como así también de Jorge Busti. Y tenía amigos en la conducción del Partido Justicialista. Además de la venta de estupefacientes, también se había dedicado a los negocios con billetes falsos tanto en Paraná como en Santa Fe. Mauricio Antematten “Él mismo aceptaba que había sido parte de algo que ya no volvía a tomar como medio de vida. Pero, se jactaba también ser como uno de los mejores… ser como uno de los mejores. Qué fue lo que dijo también en el juicio cuando quiso negar que hubiera ido al Paraguay, a la frontera, a buscar 30 kilos de marihuana. Cuando lo encontraron en el Renault Clío regresando por Ruta 18, no llevaba él droga, venía con otra persona, de apellido Aguilera. Lo que no sabía es que le habían montado una vigilancia muy puntillosa, muy trabajada. Incluso, pensó que iba a zafar porque él había tomado distancia del auto que traía la carga. A comparación de lo que se ha visto en otras partes, 30 kilos de marihuana, era solamente un ´viajecito´ de fin de semana”. Laura Godoy “Porque seguramente quería que yo siguiera lo que él hacía… que él consideraba que yo era una persona muy inteligente y que era muy capaz de seguir lo que él hacía. De hecho, cuando a él lo llevaron preso a Buenos Aires, a mí me buscaron un montón de personas feas, y me presionaron un montón. Una vez me intentaron matar una vez en un auto y 2 veces me intentaron balear caminando en la calle. Querían que yo continuara con lo de mi papá (…) A mi papá nunca le tuve… sí le tenía miedo. Anteriormente, en mis pensamientos le tenía miedo. Pero, frente a él no, siempre lo enfrenté, no le tuve miedo. El último tiempo le tuve mucho miedo, tal vez ya me hice grande y cuando fui mamá le tuve tal vez un poco, tal vez cambió mi vida un poco y ya no quería saber más nada, ya me había cansado de luchar un montón (…) Yo siempre lo acompaño a mi papá, aunque vos no lo creas. Cuando él cayó preso, yo estaba por ser gerenta de una empresa de salud prepaga y obviamente me despidieron porque era la hija de Julio Godoy. Perdí un excelente trabajo y que no me rendí… yo me tomaba en micro para ir a Buenos Aires, a Ezeiza, después trasladarme a Devoto, me caminaba las cuadras para llevarle los permisos para, con el poder para que lo tome algún abogado. Cuando volví acá con el permiso firmado, el abogado me decía que no porque había ido la policía y decían que lo reboten, lo habían ido a apretar. Yo la primera vez que él cayó preso yo lo ayudé. Sin duda se ve que yo a mi papá lo quería”. Mauricio Antematten “Yo creo que, si bien no te puedo dar el detalle exacto, había un desempeño de Cuqui Velázquez como mano fuerte, como efecto de choque... Julio Godoy era más con los números. Incluso, por eso le preguntaba a veces a Laura si en algún momento ella supo de la existencia de alguna bóveda, alguna caja o algo en calle Barbagelata, por lo que Julio Godoy tuviera tanto deseo de volver, que siempre me quedaron dudas de que fuera por el solo hecho de un sentimentalismo de las paredes de la casa, de un recuerdo de la casa, aunque la hubiera construido él. Cuando volvió en el 2020, por ahí, que volvió de Buenos Aires, porque él fue condenado, se le morigeraron años de pena de los que se le habían otorgado por el Tribunal Oral Federal, terminó cumpliendo 7-8 años. En 2007, él… después de estar en Ezeiza y en otras unidades penales, en Chaco estuvo, y en otras más, en 2 se escapó… Vuelve a Buenos Aires, ya forma otra pareja, tiene hijos en Buenos Aires… hijos que son grandes hoy. Y, no obstante… eso… de haber podido armar otra vida, deshacerse de los problemas, de tener quizá un trabajo honrado en base a un ofrecimiento de quien en ese momento era su suegro, regresar tozudamente. Y quería llegar a esa casa cuando su exmujer lo ve acercarse, lo denuncia, ingresan las cuestiones de género que, obviamente, todos sabemos que de un tiempo esta parte es mucho más fuerte que lo que eran en otra época. Hay una discusión, hay una segunda denuncia, hay un alojamiento en la Unidad Penal, hay una audiencia en Tribunales, y hay una desafortunada seña que le hace a una abogada que estaba actuando como querellante en la causa, la doctora (María Fernanda) Vázquez Pinasco, que le suma otra denuncia más, por amenaza. Y lo condenan a 5 años, que es donde él finalmente muere”. Laura Godoy “Mi papá era una persona súper, era una persona súper inteligente. De hecho, le hubiera ido muy bien en su vida si hubiera hecho las cosas muy correctas. A mi papá le decían ´El Camaleón´, le decían, era una persona súper, una mente brillante tenía. Siempre… no es que era la primera vez que le pasaban cosas, lo que pasa es que había quedado adentro, le pasaron un montón de cosas y él las sabía resolver. Era… tiene una mente… de hecho… una vez hablé con una jueza y me dijo ella a mí, me convenció a mí, por eso se escapó. Me convenció a mi papá, era súper inteligente. A la edad que tuvo cuando se escapó la última vez de la cárcel, se escapó como un maestro, ya un hombre grande de 60 y pico de años. Tenía una mente muy inteligente, así como una mente perversa, podría decirse. Pero, era una mente, era muy inteligente mi papá, lástima que su mente siempre fue oscura, fue fea (…) La familia… La familia que tuvo. Sus padres… su mamá. No hubiera sido así mi papá si lo hubieran ayudado. No quiero hablar más porque están los hermanos que están vivos y seguramente podrían, pero si sus padres hubieran actuado o si su madre hubiera sido distinta, mi papá hubiera sido distinto. Sin duda, si yo tendría que decir quién fue la culpable hubiera sido mi abuela, una persona muy mala”. Marcos Rodríguez Allende “Julio Godoy comienza a tener una trascendencia muy importante con la venta de estupefacientes en principio de los ´90, ¿no? A tal punto que en su domicilio en la zona Sur de Paraná tenía su búnker de venta de estupefaciente. Y siempre se dijo que había una suerte en esa época, por supuesto, de connivencia con algunas partes de Toxicología o algunas de las Fuerzas que estaban dedicadas a la prevención y represión del delito de estupefaciente. A partir de los años ´90, él ya tenía una actividad electiva en ese en ese rol, nunca en esta en este homicidio tan específico, ¿no? Después siempre fue en el mundo de la droga, ¿no?”. En marzo de 1997, Godoy fue sindicado como uno de los autores materiales del crimen de la funcionaria judicial Dalma Otero, por el cual terminó condenado su marido, Miguel Capobianco. El esposo de la entonces secretaria fue a prisión por haber organizado el sangriento feminicidio de su mujer y madre de sus dos hijos en su departamento de calle Santa Fe. Pero, los ejecutores nunca fueron alcanzados por la justicia. Numerosas pruebas señalaban a Godoy como uno de los autores materiales, junto con su ladero Gabriel Massat. Había registros telefónicos, testimonios y hasta una rueda de reconocimiento. También quedó constatada su vinculación con Capobianco. No obstante, el juez de la causa, Raúl Herzovich (ya fallecido), no profundizó esa línea investigativa. Marcos Rodríguez Allende “Era una persona impulsiva, era una persona que cometía el delito en el momento, era una persona consumidora, una persona problemática… Gabriel Massat. La personalidad de Julio Godoy era totalmente distinta, era un planificador, era un estratega. Era una persona también claramente siniestra, definida por quienes lo conocieron como diabólica… porque era una persona que, bien digo, planificaba. En este caso, la muerte de Dalma Otero fue planificada, no por Gabriel Massat, sino por Julio Godoy y quien resultó ser el autor material, el autor intelectual, ¿no? Julio Godoy lo planificó a esto… planificó la hora. Planificó el lugar, pero no solo esto… organizó algo que después con el tiempo, lamentablemente, hoy ya impune esto, ¿no? Porque la muerte de Dalma Otero tiene a los 2 autores materiales fallecidos. Pero ¿qué hizo Julio Godoy? No solo fue el que ingresó a calle Santa Fe junto a Gabriel Massa. Pero, quien ultima, quien provoca las puñaladas mortales fue Gabriel Massat, contada por Julio Godoy. Lo que hace Julio Godoy, posteriormente, es desviar la investigación. Es poner en el escenario de los acontecimientos a una suerte de testigo de cargo, en ese momento, llamada Ángela González… Ángela González, una persona ligada a Julio Godoy… vinculada a Julio Godoy, que también tenía problemas de consumo de estupefacientes. Estaba dedicada a la prostitución, y Julio Godoy la prepara a Ángela González para que se presente ante las autoridades policiales y haga un relato, una novela, de quiénes fueron los autores materiales. Y es Ángela González, planificado junto con Julio Godoy, incorporar en la escena de los acontecimientos a distintas personas que no tenían nada que ver con la muerte de Dalma Otero. Y es Ángela González que introduce, a partir de conocer a distintas personas en distinto ámbito, a varias personas, a varias mujeres y varios hombres que -vuelvo a repetir- no tenían nada que ver con esta tremenda muerte que se investigó. Y el juez de Instrucción, en ese entonces, le creyó a algo que era totalmente inverosímil… Lo de Ángela González por diferentes circunstancias, se demostró después en el juicio oral y público que Ángela González era todo absurdo lo que decía, pero, lamentablemente, ese absurdo de Ángela González provocó que estuvieran personas inocentes detenidas, más de un año y medio, presas. Varias personas injustamente detenidas, eso por un lado. Y lo otro, lo más grave aún, lo más grave aún, que había 2 personas responsables, como Julio Godoy y Gabriel Massat, que estaban en libertad, y seguían y seguían provocando y cometiendo distintos delitos”. Laura Godoy “Yo siempre intuí, digamos, y son personas que hicieron, Gabriel Massat era una persona que ya sabíamos que era capaz de todo por sus adicciones, digamos. Y yo ya lo conté en otro momento, que yo presentí, digamos, en la Facultad algo. Yo con mi papá siempre tuve mucha conexión y estaba en la Facultad y el corazón empezó … y me salí corriendo y me tuve que ir a mi casa, a la casa de mi papá, porque necesitaba ir ahí y no estaba y él siempre estaba al mediodía. Y cuando él llegó yo cerré los ojos. Atiné a cerrar los ojos. Y eso me salvó la vida, porque si no lo hubiera visto a Gabriel con las manos llenas de sangre… y esto yo se lo conté a una jueza, conté esto. Obviamente, hoy ya me lo confirmó un periodista que había sido Gabriel el que había matado, que había ido junto con papá y Gabriel a matar a esta señora (…) A Dalma Otero, sí, sí. Siempre lo conté. Yo lo dije… lo supe… no lo vi, pero lo escuché… o sea, no escuché la palabra, pero supe: ´anda, lávate las manos al baño´, ´anda al fondo y quemá el maletín´… o sea, había muchos indicios, digamos (…) Siempre, fui muy intuitiva y se lo dije una vez. Después se lo dije a mi papá que yo estaba despierta y que lo había escuchado. Él supo que yo sabía, y no me contestó nada”. Nadie de la Justicia quiso investigar el rol clave de Julio Godoy y Gabriel Massat en el crimen de Dalma Otero. Solamente Capobianco terminó condenado a reclusión perpetua. A la Justicia le alcanzó con esa persona y nada más importó, pese a que la asesinada era alguien del Poder Judicial. Maurio Antematten “No me cabe ninguna duda hoy, que Julio Godoy fue la persona que secundó a Gabriel Massat en el homicidio de Dalma Otero. Lo sabía por algunos comentarios. Pero, bueno, no podía romper el secreto en ese momento porque la persona que tenía esa verdad había representado a una de estas partes como su representante legal. Esa persona confesó, no ante un juez, no públicamente, pero sí ante su defensor, pero ya relevado por el fallecimiento de la persona que hizo esta confesión termina admitiendo Gabriel Massat, que fue él junto a Julio Godoy quienes ingresaron al departamento de calle Santa Fe… que Julio Godoy llevaba el cuchillo, que cuando poniendo la excusa de sacar la ropa de Miguel Capobianco, ropa que había juntado Dalma Otero y que la tenía en una habitación, les dijo, pasen, llévesela. Aprovecharon… la recostaron contra un pasillo y la redujeron… y Julio Godoy empezó a temblar con el cuchillo en la mano. Gabriel Massat le quita el cuchillo y procede a ese sanguinario acto que todos conocemos y que termina con la vida de Dalma Otero”. Felipe Celli, excamarista “Fue un personaje singular, diría yo así, que andando el tiempo y las causas que fuimos investigando y en las que intervenimos, siempre aparecía atrás la sombra de este personaje. Y bueno, atando cabos y la información que fuimos teniendo llegamos a la plena seguridad de que era un protegido. Él andaba en el mercado de la droga en ese tiempo y tenía la protección de un sector de la Policía muy importante. Y eso fue lo que le permitió a él durar en el tiempo… y ocultar personajes, digamos, importantes por el hecho como fue el caso de la muerte de Dalma Otero. Y donde nosotros llegamos hasta la puerta del esclarecimiento del hecho realmente y ahí quedamos. Y estábamos convencidos de que el autor material, sumado a toda la investigación que hubo, criminalística, a todos los medios que se utilizaron para estudiar el lugar del hecho, para ver, examinar a la víctima, para hacer la autopsia, llegamos a la conclusión, sin prueba, de que el autor material había sido el Gabriel Massat”. Marcos Rodríguez Allende “A comienzo de los años 2000, es como que Gabriel Massat, después del homicidio de Dalma Otero, se convierte en una persona realmente homicida. Creo que al menos habrá cometido 4 o 5 homicidios más que nunca fueron o nunca pudieron ser determinada su responsabilidad material. Pero, creo que ha sido un antes y un después la muerte de Dalma en persona de Gabriel Massat. Y esto Julio Godoy lo sabía perfectamente y sabía cómo explotarlo (…) Era una persona que trabajaba solamente por encargue de Julio Godoy, y era un gran consumidor y comprador de estupefacientes que Julio Godoy sabía manejar, nada más. Después, sus caminos fueron divididos, separados. Julio Godoy siguió con la venta de estupefacientes, y Gabriel Massat, haciendo lo que único sabía, era provocar o realizar distintos tipos de robos o algunos que otros homicidios que a lo largo de los años 2000 se fueron dando en la ciudad de Paraná, lamentablemente, ¿no?”. Felipe Celli “Era un tipo que estaba se sentía protegido, tenía su habilidad para declarar, para zafar de… o sea, él estaba en un camino torcido y su vida transcurría en esas condiciones, ¿no? Entonces, se escabullía, no era un personaje cualquiera. Y se ve que, al sentirse protegido, actuaba con mucha tranquilidad (…) La participación no era material de él en el hecho; sino en la preparación del hecho. Y en conectarlo con el autor intelectual, con el que no me sale el apellido ahora, el marido de Dalma Otero, conectarlo Godoy… y se ve que el ´Gabi´ Massat respondía bastante a él y lo debe haber utilizado para otros hechos también. Esa es la relación, Pero claro, se nos diluía”. Mauricio Antematten “Gabriel Massat no tenía ningún tipo de escrúpulos, era sanguinario. No tenía lo que Julio Godoy tuvo en ese momento: miedo… por el hecho de ser el psicópata que era Gabriel Massat, pasar el cuchillo, el filo del cuchillo por el cuello de una mujer indefensa. Hay un montón de cosas que también quedan en agua de borrajas, quedan en la duda, quedan a mi entender como a un gusto a por qué no se investigó un poco más, un poco más”. Luego de la exposición derivada de su vinculación al asesinato de Dalma Otero; Julio Godoy comenzó a perder poder en el negocio narco y se vio afectada la cadena de comercialización que regenteaba desde su domicilio, donde a veces había colas de automóviles. Los laderos de Godoy se fueron abriendo, su estructura en Paraná comenzó a derrumbarse y sólo le quedaban un esquema de segunda línea y algunos contactos en Misiones, Santa Fe y Paraguay, además de una fiel asesoría legal comandada por el cuestionado abogado Domingo Negri en Nogoyá -ya fallecido-, que lo cobijo durante el caso Otero. Marco Rodríguez Allende “Julio Godoy era una persona siniestra, realmente siniestra. No por el tremendo homicidio que había provocado, sino por lo que él representaba en el mundo de la provincia de Entre Ríos y en la ciudad de Paraná. Dedicado a la actividad del estupefaciente, de la comercialización de estupefacientes, dedicado a matar gente. Era una persona que recuerdo que, anteriormente, él trabajaba de mozo en lo que era el Mayorazgo. Esto lo recuerdo… creo que año antes de los años ´90, y después se dedica a vender droga y provoca esta muerte de Dalma Otero. Recuerdo también que Julio Godoy fue interceptado por funcionarios policiales, porque eran seguidos por lo venían siguiendo de Misiones, con un cargamento de marihuana, que fue la primera condena importante que tuvo por parte del Tribunal Oral de la ciudad de Paraná. No recuerdo bien, pero la pena de 8 años de prisión, que era una pena realmente alta. Primero, porque estábamos hablando de transporte estupefacientes; y segundo, para la época ese tipo de condena no eran visto, ¿no?”. Mauricio Antematten “Una persona que en los últimos días de su vida empezó a mostrar su verdadera psicopatía. Una persona que intentaba mostrarse como amable, como confiable, tratando de convencer ingenuamente a todo el mundo que él tenía que ser visto únicamente como un simple vendedor de autos usados, por allá… por la década del ´90. Y cuando algunos ingresábamos un poco más en lo que había sido su vida, en lo que habían sido sus contactos, nos llegó a aceptar, al menos a mí, personalmente. Me dijo algo que repetiría después, unos 6-7 años después, en un juicio: ´A mí dame algunos lápices de colores y yo te dibujo lo que sea´. En relación a que él llegó a especializarse en la falsificación de documentos, en la falsificación de firmas, en lo que era… y un día se sentó, cuando te digo, se sentó a explicarme porque me comprometí a hablar con él un día en la calle, y estaba con Cuqui Velázquez, justamente. Con lo que él consideraba su hermano de vida; para el oficio, su lugarteniente. Y me senté a hablar con él un día en su casa, en la que era hasta el último día de su vida, peleó incluso frente a un juez que lo quería detener por desacato interrumpiéndolo y diciendo, ´es mi casa´, ´es mi casa´, ´es mi casa´. Por eso se escapó de la cárcel y volvía a esa casa. Y en esa casa de calle (Juan) Barbagelata, recuerdo, me contaba que había estado en el exterior. Que si él quería se llenaba de plata falsificando cheques… los químicos que usaba para sacar la tinta de un cheque y volver a cargarlo con una falsificación. Y en esa época, ya se hablaba de Julio Godoy incursionando en la vida narco. Pero, lo que hoy consideraríamos como narcomenudeo, porque vendían en la casa… vendían en la casa. Incluso sentado con él, le digo, Julio, no me quieras vender algo cuando incluso la misma gente de ´tóxico´ dice que vos vendés por este lugarcito… y era un cuadradito, como una ventanita que tenían la reja de la puerta, que creo que todavía está. Al menos la última vez que fui, que estuve con la exmujer de Julio Godoy, estaba y me decía: ´sí, no la quise sacar, ¿para qué?´ … Recordar siempre lo que pasó aquí en este lugar. Y esa persona que demostró su verdadera psicopatía, su verdadero perfil, escapándose, logrando manipular, fíjate vos, escapó de 2 o 3 unidades penales. A lo último, ya cuando se lo consideraba ´un viejo´ en la jerga de la delincuencia, logró tener un ardid para escaparse, y lo encontraron caminando justamente obsesionado por esa casa de calle Barbagelata. Y un día hablando con su hija, con Laura, nos preguntábamos, ¿habrá algo escondido en esa casa que tenía tanta necesidad de volver a entrar?”. Cuando Godoy cayó preso en los primeros días de 2001, lo venían siguiendo desde hacía más de tres meses, no sólo Toxicología de la Policía de Entre Ríos, sino también gente de Prefectura Naval Argentina. Godoy entendió que lo entregaron desde el ámbito del negocio del narcotráfico. Ya no les servía como antes, pese a que era un operador que movía casi 4 kilos de droga por semana en Paraná. Venía de Misiones secundando a un remís de dicha provincia que, al ser requisado, tenía 36 kilos de marihuana. Tiempo después, fue trasladado de la Unidad Penal Nº 1 de Paraná a la cárcel de Devoto y en 2003 regresó a la capital provincial, previo al juicio oral en su contra. Por problemas de salud logró empezar a concurrir al Hospital San Martín con cierta asiduidad y en uno de esos traslados consiguió fugarse, en un operativo con diversas irregularidades. Cuando fue recapturado, cumplió condena en Ezeiza y en Devoto. Previamente pasó por la Unidad Penal de Resistencia (Chaco), de donde también se fugó y fue apresado nuevamente. La Cámara de Casación Penal le redujo la pena a 8 años tras un planteo de sus abogados y en 2006 consiguió salidas socio laborales. A mediados de 2007 comenzó con un régimen de libertad condicional y se radicó en la localidad de Benavídez, en la Provincia de Buenos Aires. Elbio Garzón, juez “En esa oportunidad recuerdo que intervine como juez, como vocal del Tribunal de Juicio y él vino acusado por 4 hechos: 3 desobediencias judiciales y una amenaza. La amenaza era a una abogada que, casualmente, defendía los intereses de la ex mujer y de las hijas. Y las desobediencias judiciales eran por haber violado medidas dispuestas en contra justamente de la ex mujer y la hija. Fue un debate que llevó 4 días, si mal no recuerdo, en donde la verdad uno que estuvo ahí -como los que estuvimos- pudimos apreciar digamos el grado de connotación que tenían sobre todo los familiares, las víctimas. La ex mujer, un testimonio muy angustiante la verdad, el de una de las hijas muy desgarrador… muy desgarrador, la cual, obviamente, hacían referencia a todos los hostigamientos que habían sufrido durante 20 años aproximadamente. Y bueno… y él… ahí… firme como siempre… con su mirada amenazante, intimidante. De hecho, recuerdo que tuve que llamarle la atención un par de veces. Y luego de producirse toda la prueba, yo resolví condenarlo a la pena de 5 años de prisión de cumplimiento efectivo (…) Durante el proceso, en primer lugar, durante el debate -es bueno aclararlo-, tanto la ex mujer como las hijas pidieron declarar sin la presencia de él. Tal es así que, aun declarando sin la presencia de él, hubo que hacer un cuarto intermedio en un momento dado porque una de sus hijas entró en pánico, porque como dije anteriormente fue un testimonio muy desgarrador que ventilaba otras cuestiones que no habían sido ni eran objeto del debate y tuvimos que… yo dispuse un cuarto intermedio… e incluso convoqué al médico del Departamento Forense para que atendieran a la hija y después pudimos proseguir con el juicio. Y hay algo que me ha quedado marcado como frases así… por ejemplo, la ex mujer decía que ella lo único que quería era vivir en paz y, sobre todo, una de las hijas recuerdo que manifestó ´yo voy a estar tranquila el día que él se muera´. Es más, otro episodio que nos impresionó a todos, fue que cuando termina de declarar esta hija, se retira de la audiencia y justo lo ve, porque él estaba separado y estaba en otro lugar, pero lo alcanza a ver y realmente volvió y entró en pánico por el terror que le causó y tuvimos que nuevamente tratar de contenerla y arbitrar los medios necesarios para que ella pudiera retirarse con tranquilidad (…) Fue la única condena que tuvo en la Justicia provincial. No quiero errar, pero creo que Julio Godoy en ese momento habrá tenido alrededor de 65 años, aproximadamente. Y fue la única condena que tuvo con estos 4 hechos a los cuales hice referencia; sin perjuicio que ya en 3 ocasiones había sido condenado, pero por la Justicia Federal. Sí quedó expuesto y así quienes actuaron en representación de la Fiscalía lo manifestaron, que había otros legajos en trámites. Pero, eso obviamente tenía que continuar con el proceso, ¿no es cierto?”. En 2021, Godoy volvió a los Tribunales de Paraná para enfrentar un juicio por violencia de género, desobediencia judicial y amenazas, por denuncias de su hija y su expareja realizadas en 2019. Ya estaba con prisión preventiva porque había violado la detención domiciliaria. Su salud desmejoró y tuvo que ser internado en el Hospital San Martín y en el de La Baxada. Laura Godoy “No nos hablamos. No nos hablábamos porque él pedía hablar conmigo cuando llamaba, pedía, se comunicaba por ahí con algún familiar mío. Yo había pedido porque me hacía mucho daño psicológico, yo decía que no. Y aparte, él, después de un tiempo, él volvió a Paraná después de mucho tiempo y, bueno, se metió en la casa de mi mamá y, obviamente, mi mamá hizo una videollamada. Se metió, se le tiró a la casa de mi mamá, trepó y bueno, cuando mi mamá me llamó estaba muy asustada. Me lo traje a esta casa y le pregunté que qué quería y me dijo que quería pasar su último tiempo con su familia, que estaba muy enfermo. Entonces, le dije… bueno, listo, yo mañana te hago hacer todos los estudios, porque tenía una persona, se lo hice a hacer y en la tarde me reconoció que él quería seguir haciendo lo mismo que hacía siempre. Y bueno, después que se hizo salió todo bien, solamente su diabetes, que obviamente fue lo que murió. Pero, obviamente, por las condiciones que él estaba, eso genera otras y después de eso el intentó matarme a mí y a mi mamá con amenazas y llegamos a juicio y él estuvo preso por eso, por lo que nos intentó hacer. Y de ahí, obviamente, no tuvimos… o sea, estuvo preso por las denuncias que le hicimos nosotros. Y sé que en el juicio él dijo, en el juicio que le hicimos, él dijo que tiene algo que contradecir en lo que dice mi mamá y dijo que sí. Y en lo que dije yo dijo que no, que todo lo que había dicho era cierto, o sea, aseveró que era verdad”. Julio Godoy falleció en febrero de 2024, a los 69 años, atado a una cama del hospital, porque estaba condenado por la Justicia. Solamente acompañado por su hija Laura, que más allá del sufrimiento que padeció por el accionar de su padre en buena parte de su vida -lo que le provocó angustias y secuelas- quiso poner por encima el gesto humano de estar ahí hasta su partida. Y así fue. Laura Godoy “El recuerdo, si vos me decís ahora en este momento, es que cuando estuvo en los últimos días de morir… me llamaron a mí una persona para avisarme que estaban en Paraná y que estaba muy enfermo. Me acerque hasta el hospital. Obviamente, no me iban a dejar pasar. Pero, pude pasar. Lo vi de una manera como jamás lo pude imaginar que lo iba a ver… lo recuerdo… un papá era un hombre de cuerpo grande, bien vestido, fuerte, ese era el. Y vi una persona deplorable. Recordé que tenía mucho olor a orina, la voz muy que no podía hablar y cuando lo vi, me miró así y me dijo lo que me quedó pensando y me dijo: ´viniste´. Tenía la voz muy baja y le dije que lo perdonaba. Le llevé un Rosario que tenía acá de una persona que me regaló. Se lo entregué. No le entendí qué me decía, lo único que me decía es que vaya a buscar unos papeles, que no le entendí porque no le alcancé a entender. Y me fui. Después me dijeron la persona que lo estaba custodiando que él dijo que, por el Rosario -que después lo pedí- parece que él no estaba, que le dijo que era el día más importante y que eso para él era muy valioso. Entendí que, o sea, que todo el daño que él había hecho en mi persona, desde aquella violación, desde haberme mostrado todo lo que él hacia con, con los pacientes, de hacerme visible eso, digamos, hasta mostrarme, hasta haberme hecho perder todos los trabajos, hasta no haberme recibido yo por todo lo que pasó… de haberme hecho ver, saber que él era partícipe de ese crimen que pasó… ese día, digamos, como que, sentí pedirle que él sepa que yo lo perdonaba. Y bueno, después también cuando falleció sentí ir a verlo donde no fue nadie. ¡No fue nadie! ¡Nadie! La única persona que lo fue a despedir, porque lo sentí… era despedirlo. Si hoy vos me preguntás y, bueno, lo quise mucho a mi papá. Lo sueño mucho a mi papá. Aparece mucho mi papá. Pero, él hizo mucho daño a mi familia y a mí me destruyó como persona, como persona adulta, porque hizo mucho daño”. Memoria Frágil: La vida criminal y narco de Julio Godoy
Ver noticia original