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  • Crisis y flexibilización laboral: los comités de salud dan pelea en las fábricas

    » La Capital

    Fecha: 26/07/2025 12:10

    El segundo congreso obrero de salud y trabajo puso reunió a delegados del todo el país. Experiencias de disputas entre el capital y el trabajo, en el interior de las plantas Crisis. El impacto de la política económica se siente en la caída de empleo asalariado registrado pero también en la presión para modificar las condiciones de trabajo. El impacto de la política económica se siente en la caída de empleo asalariado registrado pero también en la presión para modificar las condiciones de trabajo. El gobierno y los empresarios pueden discrepar sobre los efectos del modelo en la actividad de los distintos sectores pero mayoritariamente se alinean tras el objetivo de imponer una reforma laboral en la norma y en los hechos. Esta pelea se da en varios escenarios pero el más crítico es el interior de las unidades productivas, donde se ponen juego tanto el salario como la salud. Esta tensión se puso en debate durante el segundo congreso obrero de salud y trabajo que organizó el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (Soear) de Rosario El encuentro se realizó en el auditorio que el gremio construyó en General Lagos, donde se levanta el barrio de los trabajadores del sector. En ese ámbito, más de 160 delegados de todo el país intercambiaron experiencias de lucha vinculadas a la salud y la seguridad de la clase obrera. “El objetivo principal es reconstruir el sujeto de lucha en estos momentos de durísimos ataques a la clase trabajadora, con cepo en la paritaria, cierre de plantas y cambios en las condiciones laborales”, subrayó el secretario general del Soear, Marco Pozzi. La salud es uno de los determinantes de esa disputa. “En las fábricas se está potenciando la explotación laboral ya que las empresas relacionan la competitividad con el salario de los trabajadores y con producir más con menos, lo que impacta en la salud”, agregó. Delegados de los comités mixtos de seguridad e higiene relataron experiencias que en el interior de cada establecimiento exponen la tensión capital-trabajo. Se abordaron temas como la sobrecarga laboral, las enfermedades invisibilizadas, la lucha por la carga horaria, la turnicidad, las violencias de género, el acoso y la pelea contra la tercerización. La sobrecarga en el trabajo Se relataron casos como el de la huelga que frenó un plan de “automatización trucha” de una plataforma de descarga de camiones en un puerto del sur de Santa Fe que tenía como solo objetivo reducir puestos de trabajo, y se explicó cómo a través de un QR los obreros pueden denunciar atropellos y enfrentar maniobras de flexibilización en contextos de capacidad ociosa de las planas. También se compartió el alerta lanzado en fábricas del norte del cordón agroexportador en relación a las crecientes lesiones por sobrecarga. Un punto especial fue el de las enfermedades derivadas de las propias condiciones del trabajo que afectan la vida más allá de los portones. “Hoy la disputa, además de lo económico, es por el tiempo, queremos discutir la calidad del tiempo de trabajo para tener un buen desarrollo del tiempo social, familiar”, señaló el titular del Soear. Leer más: Santa Fe presentó su modelo de gestión para la hidrovía Paraná-Paraguay Un rol clave en este proceso lo juegan los comités mixtos de seguridad e higiene, que se crearon por ley en Santa Fe hace 16 años pero que el sindicato aceitero extendió por convenio a todos establecimientos aceiteros y desmotadores del país. Para Pozzi, hablar de salud y seguridad dentro de las plantas es “tocar un nervio sensible, disputar el modelo productivo”. En un primer momento la prioridad fue la prevención de los accidentes. Ahora se discuten problemáticas de mediano y largo plazo, como las enfermedades psicosociales. Unir los conflictos El encuentro de General Lagos convocó principalmente a delegados aceiteros y desmotadores pero también estuvieron presentes representantes de gremios en lucha, con los que caminan juntos la protesta. Lorena Almirón, secretaria general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en Rosario, resaltó la necesidad de hablar del derecho a huelga y del salario mínimo, vital y móvil. También estuvieron los representantes de los trabajadores de la láctea Verónica, que enfrentan conflictos por vaciamiento y despidos, representantes de la UOM de Villa Constitución y de Valentín Alsina y los dirigentes del sindicato que obreros petroquímicos de Río Tercero, protagonistas de un conflicto que puede convertirse en pueblada. Lucas Felici, secretario gremial del Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas (Spiqyp) de la ciudad cordobesa, contó que todo empezó en octubre del año pasado cuando Petroquímica Río Tercero cerró la planta de TDI, un producto básico para la fabricación de colchones. En esa cadena de valor se relacionaba con los polioles que Dow producía en la también cerrada fábrica de Puerto San Martín. En esa instancia la empresa despidió a 140 trabajadores. Luego de 90 días de lucha se logró reincorporar una parte del plantel en el área química de la planta. Pero hace unos días, “la empresa militarizó la fábrica paró la producción y despidió a otros 124 trabajadores”. La pérdida del efecto dinamizador de esa masa salarial se hace sentir en la ciudad, de 45 mil habitantes, con fuerte perfil industrial. El secretario gremial del sindicato también alertó sobre problemas en Fabricaciones Militares y Atanor. Y denunció que, sobre la caída de la demanda y la apertura importadora, se monta una ofensiva patronal para reformar los convenios colectivos. “El primer objetivo es flexibilizar el convenio, que es bastante fuerte porque hemos luchado para que así sea, y bajar el salario de los trabajadores”, advirtió Felici. Daniel Yofra, secretario general de la Federación Aceitera y Desmotadora, expresó la urgencia de “organizar la bronca”, juntando a los que se movilizan y pelean. “Nadie quiere reemplazar a los dirigentes pero hay que hacerse cargo de defender a los trabajadores de este loco, cretino, desalmado que nos gobierna”, subrayó. Y apuntó a la responsabilidad presidencial por el hecho de que el 95% de los trabajadores registrados estén bajo línea de la pobreza. “Los dirigentes nacionales se alejaron de los trabajadores, muchos creen que pueden resolver todo desde la Capital Federal, cuando el polo productivo está afuera de la ciudad de Buenos Aires”, dijo. En ese sentido, aseguró que “hay que salir a gritar un poco más fuerte” y construir un programa para el movimiento obrero. “Cada vez que hay un cambio de gobierno, todos los sectores empresariales le presentan un programa, el movimiento obrero también tiene que hacerlo”, arengó.

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