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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/07/2025 04:49
Javier Milei entre la multitud en la Derecha Fest El trasiego electoral por el cierre de listas en la Provincia de Buenos Aires dejó en carne viva la feroz interna que compromete al corazón mismo del poder. Milei decidió cabalgar sobre el potro del conflicto. La catilinaria de este miércoles en la Derecha Fest fue el momento perfecto para cortar de un tajo la disputa abierta entre los suyos y dejar en claro quién detenta el manejo del Gobierno. La escena dispuesta en Córdoba no podía ser más propicia. No faltó nada. Los ideólogos de la derecha en su versión nac and pop aportaron locación, audiencia y merchandising. Un montaje más que indicado para reordenar el alborotado avispero. Si la política de este tiempo demanda show, la fiesta de la derecha vernácula lo puso todo. Una puesta de teatralidad exacerbada en la que lo espectacular, lo impactante y lo performático confluyeron en un espacio en el que la forma vale tanto como el contenido. Montado sobre el escenario excitado y excitante, a puro cotillón, el león rugió para los suyos y a su modo cerró el debate. Desde el púlpito predicador libertario bendijo la figura de “el Jefe”, su hermana, la designada armadora oficial. A su modo, intervino en la disputa que puso en crisis al “triángulo de hierro”, el dispositivo de poder en el que se toman, al menos hasta aquí, las decisiones de gobierno. Milei legitimó a su hermana Karina. Reivindicó su gestión al frente de la construcción partidaria. Con un solo gesto avaló el trípode armador que ella compone con los primos Menem y el cuestionado Sebastián Pareja. Terceros, abstenerse. A llorar a la Iglesia. El mensaje bajó línea, breve, conciso, contundente. Quedó claro “urbi et orbi.” Javier es Karina y Karina es Javier. El poder parece asentarse ahora en una suerte de animal político mitológico y bicéfalo. El triángulo deberá encontrar un nuevo punto de equilibrio, una reconfiguración. Javier Milei, Santiago Caputo y Karina Milei, el "Triángulo de Hierro" La tensión entre el asesor estrella Santiago Caputo y la secretaria General de la Presidencia eclosionó por la composición de las listas y la estrategia electoral, pero parece alimentarse de cuestiones más profundas, todas relacionadas con la distribución de los espacios de poder. A los pataleos en redes de la militancia digital, ofuscada por el ninguneo que le propinó el avance de las fuerzas territoriales comandadas por la hermana presidencial y sus lugartenientes, JM les respondió con contundencia cuasi religiosa. Una frase pretendió sellar a cal y canto la incipiente revoluta que encendió alarmas en el mundillo de las brigadas celestiales. “La lealtad no es una opción, es una condición”, escribió sobre su cuenta de X Karina Milei. “Acá no se viene a especular, se viene a defender con uñas y dientes las ideas del Presidente”. No hay espacio para cuestionamiento alguno. “Lealtad no es obsecuencia”, replicó irreverente Esteban Glavinich desde su icónica cuenta @TraductorTeAma. Hiperactivo en redes, fue el más explícito, con mensajes agresivos y cuestionamientos directos. El celestial miliciano es muy eficiente escarbando en los archivos digitales para detectar el “gen casta” en el ADN de los candidatos apuntados. Para Karina Milei, “todo cuestionamiento a quienes llevan la bandera del armado, está cuestionando al Presidente mismo y a la causa que nos trajo hasta aquí”. Milei es el armado. El armado es Milei. El comunicado de Karina Milei La adhesión debe ser plena, a libro cerrado. El discurso es mesiánico. Un contrato de adhesión al catecismo, a las ideas de Milei. De eso se trata la batalla cultural. Los que se desalinean están llamados a dejar la casa. Son arrojados del Paraíso. Después de una furiosa refriega en las redes, en la que no dispusieron de filtros, los partisanos del libertarianismo digital optaron por replegarse. Daniel Parisini -@GordoDan- eligió expresarse en el silencio. Hizo cerrar los micrófonos en La Misa mientras leía su homilía. Una intervención mediática cargada de histriónico dramatismo. Pertrechados con celulares de última generación y atrincherados en las redes, por el momento los combatientes del “brazo armado” se quedaron sin señal. Alejandro Fantino, el periodista amiguísimo del Presidente, también terminó pataleando en el aire. En un durísimo comentario vía streaming revolcó a Sebastián Pareja. Lo acusó de ser casta pura y dijo que es el momento de cuidarlo a Javier. “Entonces te aparece este Pajera. ¿Cómo se llama? Pareja, Pajera, Pajerto. ¿Cómo es el nombre?, ironizó. “Más parásito estatal que vos no hay hermano” dijo tras leer en detalle el track record. Desde su canal por Youtube Neura exhortó a Karina Milei a desprenderse del susodicho. “Ojalá lo limpien a este tipo…Karina, sacatelo de encima a este tipo”. Veremos dónde finalmente elige ponerse tras la contundente legitimación de Javier Milei al cuestionado team de los territoriales, Pareja incluido. Santiago Caputo, uno de los vértices del oxidado tridente, se refugió en el bajo perfil. Hay demasiado en juego como para tirar de la cuerda. El asesor estrella, sin cargo alguno en el Ejecutivo, maneja las áreas más sensibles del Estado. La SIDE, ARCA, la UIF y la ANSES giran hasta aquí bajo su mano. Agustín Romo, presidente del bloque de LLA en la Cámara de diputados de Buenos Aires, manifiestamente ninguneado en el armado provincial, también parece dispuesto a resguardarse hasta que aclare. El avance del trípode karinista que completan los primos Menem, Martín y Eduardo “Lule”, trabajan a brazo partido para componer una nueva versión del poder, concentrando voluntades en torno Karina, que es Milei puro. Buscan engrosar las listas provinciales y nacionales bajo un “violeta intenso”, sin matices. No reparan en dejar un tendal de heridos en la cruzada territorial. Martín Menem, ladero de Karina Los daños colaterales que las “Fuerzas del Suelo” suman a su paso ya se hicieron sentir en el Congreso de la Nación. Recomponer la relación con los gobernadores complicados por la falta de fondos y apremiados por la presión de la primera funcionaria para que se subordinen al armado violeta, parece una tarea imposible. Los hermanos Milei dejaron en claro que van por todo. Convencidos de que el poder está en las urnas, quieren llegar a octubre con listas absolutamente propias. No están dispuestos a consensuar nada ni compartir el poder. Para entender a Javier Milei hay que desprejuiciarse. Javier Milei se adapta a las marcas de época dominantes. No rompe con la democracia liberal, sino que la adapta a los códigos culturales del presente: redes, impacto, emoción, usufructo del descontento. Lo que cambia no es la estructura institucional, sino la forma de habitarla. Milei no gobierna “a pesar” de los malos modos: gobierna a través de ellos. En el autodenominado evento “más antizurdo del mundo”, JM se jactó de tener “el mejor gobierno de la historia argentina”, destacando la baja de inflación, la supuesta mejora del EMAE y el retiro de 12 millones de personas de la pobreza. En tono siempre auto celebratorio volvió a la carga contra “la casta política chorra, parasitaria e inútil”, a “periodistas ensobrados”, “sindigarcas” y “empresaurios prebendarios”. El discurso populista agresivo se retroalimenta con los relatos triunfalistas y pragmáticos sobre sus logros económicos y legislativos. La liturgia libertaria desplegada este miércoles emparenta lo político con lo religioso.“Dios nos hizo libres. ¿Quién es el Estado para quitar esa libertad?”. La impronta de religiosidad impregna la narrativa y la iconografía. La motosierra como una cruz sagrada detrás de la cual marchan los convencidos, los que “la ven”. El uso religioso del lenguaje apunta a generar fidelidades incondicionales. Su discurso no solo comunica: es el ejercicio del poder. Los insultos, la violencia verbal, los desbordes en público no son un “ruido” que empaña su mensaje, sino la forma en que su mensaje se constituye. El Presidente en el evento libertario Milei usó La Derecha Fest para reafirmar su base, golpear a quienes lo critican dentro y fuera, y encender la maquinaria electoral, apostando a una campaña ultra-polarizada y teatral. La política siempre fue puesta en escena. Pero con Javier Milei, el guion es el personaje. Lo que antes se evaluaba como forma, tono, las palabras fuertes, en el caso del Presidente libertario hace fondo mismo de su propuesta política. Lo ubica en el centro de la escena, le otorga una centralidad excluyente. Es lo puro, lo infalible. El poder entró en proceso de reconfiguración. Karina quedó en el centro de la escena, marcando límites y administrando orden. Con el chico que “juega a la mancha con los aviones” recluido en un hangar, los digitales caputistas entran en estado de hibernación hasta la llegada de tiempos más cálidos. El foco se traslada a la campaña y a la polarización con el kirchnerismo. Se impone ordenar a los electrones libres. En La Libertad Avanza no hay espacio para los librepensadores. Resta saber si los celestiales se prenderán en la campaña o si harán resistencia pasiva quedándose en el molde sin agitar. El tema con Victoria Villaruel es un asunto acabado. Del “burra traidora” no se vuelve. Ya fue. Para el gobierno es simple: ha dejado de existir. Invisibilizarla totalmente es el objetivo. Manuel Adorni lo dijo con todas las letras. “No forma parte del Gobierno, no es parte de la gestión ni del proyecto”. Desde el entorno de Karina se habla de “ordenar los electrones libres” para recuperar la agenda y que el foco vuelva a ser la disputa con el kirchnerismo y no en la interna. El concepto libertario se construye en el reconocimiento de la infalibilidad del líder. Milei demanda subordinación y valor para llevar adelante las tres batallas que dice estar librando en simultáneo: la de la gestión, la institucional y la sacrosanta “batalla cultural”. Como en el planeta cristinista, también para el presidente anarcocapitalista “todo tiene que ver con todo”.
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