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» Notife
Fecha: 23/07/2025 18:43
Un accidente en un shopping de Londres dejó a Grace Spence Green, de 22 años en ese entonces, paralítica tras sufrir fracturas irreversibles en la columna cuando un hombre se lanzó desde un tercer piso y cayó sobre ella el diecisiete de octubre del año 2018. La caída y sus consecuencias Grace llegó al centro comercial con una amiga que la dejó junto a la escalera mecánica. Iba a cursar el cuarto año de medicina en la universidad. De pronto sintió un fuerte golpe en la espalda y perdió la conciencia. Cuando despertó, estaba tendida en el suelo rodeada de personas y junto al hombre que había provocado el accidente. “Recuerdo gritar y no poder sentir mis piernas”, contó luego a la BBC. En el hospital, los médicos confirmaron fracturas múltiples en su columna vertebral. Sus padres, su pareja y amigos llegaron minutos después. Grace supo entonces que jamás volvería a caminar. Imagen del después de los hechos (Foto: Farid Qureshi a través de BBC) Reacción y aprendizaje Al principio se negó a aceptar su nueva condición. “No soy discapacitada, no voy a estar en una silla de ruedas. Esa no soy yo”, se repetía sin cesar. Su formación en medicina la ayudaba a comprender la gravedad de las lesiones, pero el impacto emocional la dejó en shock. Pronto reconoció los prejuicios que tenía hacia las personas con discapacidad: “Pensaba que las personas discapacitadas tenían menos calidad de vida porque eso era lo que me habían enseñado”. Ver las imágenes de la resonancia fue un golpe de realidad que la impulsó a asimilar su situación. Puede interesarte Para reencontrar esperanza, siguió en redes sociales a usuarios con discapacidad. “Comencé a seguir a personas discapacitadas en las redes sociales y fue muy importante para mí verlos publicando sobre su vida normal y pensar que yo podría tenerla también”, relató. Su verdadera revelación llegó al conocer a un médico en silla de ruedas: “Él me hizo ver que yo podía serlo también”. Grace fue asistiendo a rehabilitación. (Foto: Instagram/@gracesg) Retomar la carrera Después de pausar sus estudios por un año, Grace regresó a la facultad. Afirmó que su cicatriz visible en la espalda le aportaba empatía profesional: “Tener esta cicatriz tan visible me ayuda en mi trabajo porque es obvio que he sido una paciente, y me doy cuenta de que los pacientes son mucho más abiertos conmigo”. Qué sucedió con el hombre Grace se interesó poco por el hombre que saltó al vacío. “Creo que la gente busca algún tipo de justicia restaurativa o ver si lo perdoné. Pero no lo perdoné porque no existía ningún enojo, para empezar”, dijo. Supo que el sujeto fue arrestado, cumplió prisión y luego fue deportado. A Grace le molestó enterarse de esas ramificaciones: “No quería que hubiera más consecuencias de este hecho”. El shopping de Londres donde ocurrió todo. (Foto: Reuters) La víctima no albergó resentimiento. “La aleatoriedad de lo que pasó fue tal que me ayudó a no sentir ninguna ira. Pero la gente a menudo no lo entiende”, confesó. Reflexionó sobre el azar que la mantuvo viva: “Pasé por muchos ‘qué hubiera pasado si…’. ¿Qué hubiera pasado si hubiera estado allí dos minutos antes o dos minutos después? ¿Qué hubiera ocurrido si…? Me di cuenta de que probablemente él estaría muerto si no hubiera frenado su caída”. Finalmente, se preguntó: “También me hizo pensar: ¿y qué tal si me hubiera muerto ese día?”.
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