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  • Reconocimiento internacional para un té con alma misionera

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 23/07/2025 10:47

    El té argentino obtuvo el sello de Indicación Geográfica y fue premiado en Sudamérica. Un logro que nace en el trabajo paciente de productores e investigadores (inta) Detrás de cada sorbo de té argentino hay mucho más que una infusión: hay historia, paisaje y manos que trabajan con paciencia. Esa identidad, que brota en los suelos rojos y húmedos de Misiones y Corrientes, fue reconocida con el sello de Indicación Geográfica (IG), una distinción internacional que valora el origen y las características únicas del té que se cultiva en esa región del noreste argentino. Allí se produce el 100 % del té nacional, en campos atravesados por neblinas suaves y lluvias generosas, que definen su sabor y lo vuelven irrepetible. “Este sello fue gestionado por un equipo en el que el INTA, la Asociación de Productores de Té, el Ministerio del Agro y el INTI trabajaron durante más de un año”, contó Guillermo Arndt, investigador de la Estación Experimental Cerro Azul del INTA. Además de proteger la tradición productiva, la IG permite a los productores pequeños y medianos posicionar su té en mercados internacionales, como un producto con identidad, valor agregado y arraigo. El sello de Indicación Geográfica (IG) es una distinción internacional que valora el origen y las características únicas del té que se cultiva en el noreste argentino (inta) Una infusión que conquista jurados La calidad de este té no solo se reconoce por su historia, sino también por su sabor. En la 4.ª Competencia de Tés Artesanales de Sudamérica, un té verde elaborado con el cultivar SG 161 INTA obtuvo el primer puesto en su categoría. Con 81,2 puntos, fue el único en superar la barrera de los 80, lo que lo colocó en la categoría de “té de especialidad”, reservada para las infusiones de excelencia. Este resultado es fruto de más de 60 años de trabajo del INTA en mejoramiento genético. Desde Cerro Azul, el equipo desarrolló 24 cultivares registrados en el INASE, entre ellos varios que ya cosecharon premios en distintas competencias. “Fue una valoración muy alta, una de las mejores en Sudamérica”, señaló Arndt. También mencionó a los cultivares CH 318 INTA y SG 1420 INTA, seleccionados por su capacidad fermentativa, su perfil sensorial y su aptitud para el té artesanal. “Están pensados para pequeños productores que se animan a este camino. Es una actividad joven, pero con mucha proyección y buena rentabilidad en superficies chicas”, explicó. Té artesanal: cultivo, turismo y encuentro Además de producir cultivares premiados, el INTA promueve el acceso a estos materiales mediante la entrega de plantines y ramas estaqueras a productores que apuestan por un té de autor, con elaboración manual, catado en origen y vínculo directo con el consumidor. Este vínculo también se fortalece desde el turismo. La Estación Experimental de Cerro Azul integra el circuito “Misiones Tour de Té”, que ofrece visitas guiadas al banco de germoplasma, las plantaciones y el microsecadero. Allí se cuenta cómo se investiga, cómo se selecciona cada variedad y cómo se transforma una hoja en una bebida compleja y delicada. “Esta actividad acerca nuestro trabajo a sommeliers, escuelas de té y personas aficionadas de todo el país y del extranjero”, relató Arndt, y remarcó el valor de la ciencia como puente entre el campo y la mesa. Al final, cada taza de té argentino cuenta una historia que comienza entre hojas verdes, en tierras cálidas y rojas, y que sigue creciendo gracias a quienes eligen producir con pasión. “Este premio confirma la calidad de nuestros cultivares y pone en valor la investigación como motor del desarrollo de productos de alta gama, con identidad regional y proyección internacional”, concluyó Arndt. Fuente: Inta

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