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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 22/07/2025 10:57
El éxito de estos eventos no depende solo de su convocatoria o programación, sino de una operación logística integral que combina transporte, infraestructura, mantenimiento, seguridad y planificación (Ilustración: Movant Connection) La llegada de ferias rurales a grandes ciudades como Buenos Aires pone en movimiento una maquinaria logística tan invisible como fundamental. En solo unos días, terrenos urbanos se transforman en espacios agropecuarios capaces de albergar animales, maquinaria pesada, productores y miles de visitantes. En pleno centro de la ciudad, durante dos semanas, se construyen corrales, se instalan sistemas de agua y alimentación, se acondicionan espacios para exposición de maquinaria y se diseñan recorridos seguros para el público. Todo esto exige una planificación logística que combina precisión, anticipación y adaptación. Del campo a la ciudad: el traslado que lo inicia todo La logística comienza mucho antes de que se abran las puertas. Participantes de distintas provincias —e incluso de otros países— deben trasladar animales vivos, equipamiento técnico, maquinaria agrícola y productos regionales. Esto implica gestionar permisos especiales, rutas habilitadas y protocolos sanitarios para el ingreso de ganado. El transporte de animales requiere vehículos adaptados y condiciones estrictas de temperatura, ventilación y seguridad. Una vez en destino, los seres vivos deben contar con corrales limpios, agua constante, sombra y alimento disponible durante toda la jornada, lo que supone una logística de abastecimiento permanente dentro del predio ferial. Montaje de estructuras y cortes de calles Uno de los principales desafíos de este tipo de ferias es su instalación en zonas urbanas. La adaptación de predios requiere montar corrales desmontables, tarimas, tribunas y techos temporales. En paralelo, se definen circuitos internos de circulación y se delimitan accesos para público general, autoridades y logística técnica. La organización también coordina cortes de calles y accesos vehiculares, con desvíos previstos para transporte público y zonas de carga y descarga. Todo esto exige trabajar en conjunto con organismos de tránsito, seguridad y salud pública. Abastecimiento y mantenimiento: logística en tiempo real Durante los días que dura la feria, la logística no se detiene. Debe garantizarse el suministro constante de agua potable, alimento animal, energía eléctrica y sistemas de limpieza. La recolección de residuos también se intensifica, tanto para desechos orgánicos como para materiales técnicos, incluyendo el estiércol de los corrales. Al tratarse de eventos abiertos al público, es necesario prever puntos de hidratación, sanitarios portátiles, zonas de primeros auxilios y accesibilidad para personas con movilidad reducida. Todo esto se suma al trabajo de limpieza continua de pasillos, zonas comunes y áreas de descanso. Los sistemas de control sanitario y trazabilidad animal también son parte esencial de esta logística. Desde dispositivos electrónicos hasta registros en tiempo real, se monitorea el estado de salud de cada ejemplar, así como su origen y cuidados durante la feria. Además, se implementan medidas de bioseguridad para prevenir el contagio de enfermedades, tanto entre animales como en relación con el público visitante. Este aspecto cobra especial relevancia en contextos de alta concurrencia. La logística comienza mucho antes de que se abran las puertas. Participantes de distintas provincias —e incluso de otros países— deben trasladar animales vivos, equipamiento técnico, maquinaria agrícola y productos regionales (Foto: Shutterstock) Desmontaje, limpieza y retorno Una vez finalizada la feria, la logística continúa con el desmontaje de estructuras, limpieza total del predio, retorno de animales y maquinaria a sus lugares de origen y restauración del espacio público. Esto debe hacerse en tiempos acotados, sin afectar la actividad urbana habitual. El éxito de estos eventos no depende solo de su convocatoria o programación, sino de una operación logística integral que combina transporte, infraestructura, mantenimiento, seguridad y planificación. En este sentido, la logística rural en la ciudad es un engranaje silencioso, pero indispensable para acercar el campo.
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