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» Elterritorio
Fecha: 20/07/2025 15:55
La familia de Mirta Rodríguez (45) confirma que los restos encontrados en Colonia Pindaytí son suyos. Mientras crece la angustia, reclaman mayor información de parte de la Justicia sábado 19 de julio de 2025 | 20:15hs. Con cada allanamiento e inspección que se realiza por el caso de desaparición y posible muerte de Mirta Rodríguez (45), vecina de Salto Encantado, se revelan nuevas pruebas y elementos que complican al actual sospechoso -y único detenido por el crimen-. En casa del hombre -de nombre Hugo-, la policía identificó y secuestró varias de las pertenencias de la víctima, entre ellas su documento de identidad, algo de dinero y un pasaje de colectivo que se presume fue el que compró la mujer para viajar aquel 20 de mayo -cuando fue vista por última vez- a la localidad de 25 de Mayo, donde vive su madre. Si bien todavía restan informes forenses y exámenes de los huesos encontrados a la vera de la ruta provincial 9 que confirmen la identidad del cadáver, su familia ya confirmó a medios locales que se trata de Rodríguez. En paralelo, fuentes con conocimiento del caso señalaron a El Territorio que en el lugar de los rastrillajes, hechos este pasado miércoles, el concubino de Rodríguez reconoció un calzado y una cadenita también como suyas. No obstante, sólo los resultados oficiales podrán confirmar o descartar ese fatídico escenario. Al respecto, Adriana, hija de Mirta, reclamó que a pesar de los recientes avances, la información aportada por la Justicia fue casi nula: “No nos dicen nada”, acusó en diálogo con este diario. Pruebas contra el ex Rodríguez nunca llegó a casa de su madre y su teléfono dejó de emitir señal ese mismo día. Tiempo después sus familiares afirmaron que quien la vio por última vez fue su ex pareja, Hugo. De hecho, en la casa de éste los agentes de la UR XI encontraron el viernes algunas prendas de vestir y su DNI. Esto incrementó las sospechas sobre su persona. Pero lo que movió el hilo en la causa habría sido una supuesta confesión por parte del trabajador rural a un compañero suyo, donde reconoció sin más: “Me mandé una macana”. Este testimonio, junto a otros que lo vincularían con la desaparición forzada de Mirta, motivaron a que fuera demorado y luego detenido por orden del Juzgado de Instrucción Uno de Oberá. Para la familia de Rodríguez, lo aportado sería suficiente para ratificar la culpabilidad del hombre en el crimen. “Qué más pruebas quieren si el tipo confesó que la mató”, clamó Adriana. “Allanaron la casa y encontraron su DNI y tarjeta”: para la joven, la participación del sospechoso es casi irrefutable, por lo que no descartó que haya ocurrido un femicidio. En medio de la angustia, los hermanos de Mirta ya gestionan recursos para el sepelio -de ser necesario-. “Trato de estar fuerte por mis hijos, pero temo por la salud de mi abuela”, confió la primogénita a este diario. Un tipo que emanaba desconfianza Marina Rodríguez reconoció sentir desconfianza sobre Hugo desde el primer -y único- día que lo vio, en casa de su hermana. “No me sentía bien al lado de ese tipo porque siempre acarreaba un cuchillo, no era de fiar”, comentó. Esas sospechas cobraron fuerza cuando la familia supo de la supuesta confesión del yerbatero. En medio del dolor, Marina clamó por justicia y exigió “que no lo suelten, si él hizo esto a mi hermana puede hacérselo a cualquier mujer”.
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