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  • Campo Grande sorprende con una mega sucursal en Rosario

    » La Capital

    Fecha: 20/07/2025 13:14

    Con sólo un freezer y una clara visión, así nació la carnicería Campo Grande en el año 2005. Dos décadas después, ese proyecto familiar fundado por Claudio León y su hijo Fabricio abrió hace tan solo unos días su cuarto local de 1100 mt2 cubiertos, en la esquina de Newbery y Tarragona , una zona de la ciudad en plena expansión. ¿Cómo fue el crecimiento exponencial de una carnicería que abastece a los principales gastronómicos de la ciudad? ¿Cómo llegaron a contar con la certificación de SENASA y hoy distribuyen sus propias hamburguesas a distintos puntos del país? ¿En qué se inspiraron para desarrollar su nuevo espacio con área de desposte, productos envasados, estacionamiento y juegos para chicos ? Son algunas de las preguntas que Fabricio León le responde a Negocios de La Capital en esta entrevista. “Empezamos bien de abajo y desde el comienzo atendimos al sector gastronómico. Para el 2013 ya teníamos nuestra primera carnicería en Pellegrini y Lima con cámaras de frío y más estructura para atender a ese segmento”, rememora. Antes de esa primera ubicación, para sus clientes solo eran “Fabricio y Claudio”, una familia que le vendía todo tipo de cortes a los principales restaurantes y bares. Desde esos primeros días, padre e hijo detectaron una necesidad en el rubro: venderle carne a los gastronómicos les permitía generar una rueda de comercialización sostenida , ya que ese sector precisa volumen y frecuencia. “La venta de una carnicería que atiende al público final se activa mayormente desde el jueves al fin de semana porque es cuando la gente sale a comprar para el asado familiar, en cambio el gastronómico necesita carne todos los días, la venta es constante, eso sí, tenés que tener volumen para vender ”, explica. Desde aquel primer local en avenida Pellegrini, Fabricio supo que quería expandirse, así que se dedicó a “patear la ciudad” en busca de lugares estratégicos donde instalarse . Si bien ya tenía cautiva a una clientela gastronómica, también quería convocar al vecino con calidad y precio: “Siempre tuvimos los precios un 10% más bajos que el resto, ofreciendo un muy buen producto . En el 2013, tener ese nivel de descuento era mucha diferencia. El kilo salía $5000 y el 10% era una baja importante”, explica. Así logró que la gente se moviera de barrio buscando su propuesta: “Hoy ya no pasa tanto porque, si bien tenemos un precio competitivo y aún más accesible, ese 10% ya no se destaca sobre un precio de $13.000 el kilo”, compara. Para Fabricio el crecimiento sostenido de Rosario fue la motivación para seguir buscando nuevas ubicaciones con el fin de acercarse a sus clientes y no a la inversa. Así llegó hasta dar con su tercer local en 3 de Febrero y San Martín : “Ese fue en el 2015. Ahí ya invertimos mucho en nueva maquinaría, tecnología y bateas . Tuvimos la visión comercial de profesionalizar el rubro”, explica como justificación a su inquietud comercial constante. La búsqueda por subir la vara de las carnicerías llevó a padre e hijo a seguir buscando horizontes desafiantes, hasta el punto de convertirse en una de las carnicerías más grandes de la ciudad. La cuarta ubicación llegó de la mano de la figura de franquicia, aunque la misma está dentro de la estructura familiar. Esa, ubicada en Amenábar al 1000 y fue otro desafío superado: “Ahí nos dimos cuenta de que podíamos con ese modelo, sosteniendo la imagen de nuestra empresa y la misma calidad de siempre”, dice el empresario. Una apuesta sinigual En la esquina de Newbery y Tarragona emerge un edificio de dos plantas, vidriado, sobre un terreno total de unos 2000 metros cuadrados donde hay tres locales modernos y a estrenar. Los tres son de Fabricio y Claudio, el lote lo compraron hace 3 años en busca de seguir con la expansión de su negocio. “Veía que la ciudad se estaba ampliando para ese lado, con la nueva avenida y los barrios privados de la zona, Rosario llega a su límite allí”, dice al momento de explicar por qué eligieron invertir en esa zona. 81409952 Ellos son fuertes como proveedores de los gastronómicos y ahora salen a competir por el público directo en una zona estratégica. Foto: Matías Ottonelli / La Capital El proyecto que convirtió la tierra pelada en un moderno centro de compras llevó 3 años y requirió una inversión de más de u$s 1.5 millones. Allí montaron la sucursal más ambiciosa de Campo Grande, junto a los otros dos locales comerciales que decidieron alquilar, en uno funciona la verdulería La Tentación y en el otro en breve abrirá sus puertas el supermercado La Gloria. Fabricio dice que se inspiró en los modelos de comercios de Estados Unidos donde un gran parking concentra un grupo de locales que resuelven múltiples compras. Por eso, su sitio contempla un estacionamiento para 18 autos, motos y bicicletas, además de un espacio de juegos para niños temático donde uno de sus juegos es justamente una vaca, haciendo alusión a la carnicería. “Quiero que la visita a la carnicería se convierta también en un paseo, que los clientes se puedan tomar un café, un rico desayuno, comprar el fiambre para la picada y que los chicos se diviertan en los espacios al aire libre”, propone. También hay espacio para un buen café Entre todas las novedades que trae la nueva sucursal de la carnicería de los León, también está la posibilidad de tomarse un buen café en sus instalaciones. Es que colocaron un bar cafetería distribuido en dos plantas, llamado Campo Café: “El bar tiene productos de la panificadora Nunzio y desarrollamos cinco variedades de sandwiches gourmet, además del servicio de cafetería”, describe Fabricio. Además. Campo Grande ha realizado una alianza con Paladini, por lo que hay una fiambrería dentro del local donde vende de forma exclusiva toda la gama de productos, entre los cuales se encuentran cortes de cerdo envasados al vacío. Embed Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Gabi Nistal (@full.fuego) Hay tanto de que hablar sobre el nuevo centro de compras de los León que la conversación tarda en llegar a lo principal: la nueva y tecnológica carnicería de Campo Grande: “Para este espacio trabajamos con distintos arquitectos, ingenieros de frigoríficos y sumamos equipos de refrigeración de última generación traído de Italia”, enumera. La tecnología que menciona se ve en cada rincón del negocio. Hay exhibidoras relucientes de doble vidrio, cartelería digital último modelo que muestra el logo de la marca y los precios, además de la iluminación LED que destaca cada rincón del lugar. La carnicería se divide en dos partes, por un lado, el sector de envasados de autoservicio y por el otro el área de corte atendida, clásicamente, por carniceros especializados. Frente a la consulta sobre la gran apuesta en los envasados, explica: “Tiene sus ventajas porque ofrece rapidez para llevarte el producto, además de que el frío en el envasado enternece la carne, lo que hace que el sabor se conserve mejor. Por último, tiene más durabilidad, unos 21 días, mientras que la comprada al carnicero dura 3 días y sino la tenés que congelar”, compara Fabricio y agrega: “después de la pandemia el consumo cambió y hoy mucha gente empezó a llevar envasado. Antes pensaban que lo que estaba en ese formato era lo viejo pero ahora ya entendió las virtudes”. Un moderno sector de desposte El recorrido de Negocios por la sucursal de Newbery y Tarragona de Campo Grande parece infinito. Aún falta recorrer el sector de desposte de primer nivel que la empresa desarrolló dentro de su nuevo terreno. Hay depósito para congelados, sala de producción de empanados como milanesas y supremas. Además, realizaron el Ciclo II, que en el desposte de carne se refiere a los establecimientos frigoríficos que realizan procesos posteriores a la faena, como es el deshuesado, empaque al vacío, enfriamiento, congelamiento y distribución de carnes, todo en un mismo sitio. Es decir que Fabricio y Claudio, en su nueva carnicería, pueden cumplir todos los ciclos de la preparación, sin contar la faena. “La logística nos había quedado chica en los otros locales y armamos este espacio para poder mejorar nuestro servicio mayorista, como sigue siendo la gastronomía”, explica mientras recorre cada sector compuesto por heladeras, espacios de limpieza del personal, vestuarios y demás sectores que exige SENASA para esta actividad. “Con este local conseguimos la habilitación de SENASA, por el alto nivel sanitario y de higiene. Era lo que necesitábamos para expandir la comercialización a todo el país”, cuenta. Al final del recorrido también están las oficinas de gerencia, administración y sala de reuniones con una vista panorámica a la planta baja donde su ubica el salón de ventas. 81409956 Las salas de producción autorizadas por SENASA. Fotos: Matías Ottonelli / La Capital Productos con visión propia Entre otro de los planes de Fabricio y Claudio, está la creación y distribución de productos propios. Gracias a su nuevo depósito de gran capacidad y la sala de producción, la familia contrató al cocinero Juan Cimino para hacer cortes envasados, elaborados y sazonados: “Vamos a relanzar dos cortes de carne, cerdo y pollo envasados como pollo relleno, arrollado de carne, bondiola desmechada y también rellena. Apuntamos a llegar con esta novedad para las ventas de las fiestas”, cuenta Fabricio. El rol del cocinero Juan Cimino será no solo desarrollar las recetas originales, sino también capacitar al personal en la producción. Campo Grande a su vez, ya tiene otros desarrollos propios, como hamburguesas: “Noté que es un producto que a nivel familiar se vende muchísimo. Al menos una vez por semana y en los cumpleaños. Había solo primeras marcas y faltaba alguien que hiciera ruido desde abajo”, cuenta sobre cómo surgió la idea que comenzó hace dos años y hoy es una producción de 20 mil kilos de hamburguesas al mes. Gracias a la habilitación de SENASA, su producto ya se encuentra en los alrededores de Rosario (como Pérez y Funes) y en Mar del Plata: “Queremos abastecer a todo el país y competir con las primeras marcas”, agrega. 81409959 Los invitados a la inauguración de Campo Grande no perdieron la oportunidad de hacer fotos al nuevo local. Fotos: Matías Ottonelli / La Capital “Tuve esta visión y la materializamos. Soy muy obsesivo con el negocio, toda la familia trabaja de 12 a 14 horas diarias en el proyecto. Y lo hacemos con ganas, honestidad y transparencia, esos son nuestros pilares”, dice emocionado el emprendedor que hoy da trabajo a más de 70 familias, entre todos sus locales. Mientras planifica la apertura de una quinta sucursal, en formato de franquicia, a fin de año para cubrir toda la ciudad, desarrolla su idea de este modelo: “Queremos ser la carnicería más grande y mejor a nivel nacional y potenciar las franquicias para llevar Campo Grande a Buenos Aires y de ahí a cualquier parte de Argentina”, proyecta.

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