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» La Capital
Fecha: 20/07/2025 13:10
El oficialismo cumplió sus objetivos con oficio, número y el guiño del PJ territorial. La oposición buscó golpes de efecto pero mostró fisuras. Con Pullaro en la gestión, la alianza apuesta por un esquema coral Con Felipe Michlig como presidente de la Convención, Unidos fue de menor a mayor y se garantizó el control de la reforma constitucional en Santa Fe. La primera fase de la Convención Constituyente ratificó una vieja máxima parlamentaria: la oposición se lleva los discursos y el oficialismo las leyes . En este caso, los adversarios de Maximiliano Pullaro aportaron el contenido para las redes sociales y Unidos se quedó con las mayorías. Con el correr de los días, el oficialismo encarriló un trámite que empezó trabado y a los tumbos . “Fuimos de menor a mayor”, reconocen en la mesa chica de la alianza. El primer día mostró a Unidos con ciertas dificultades . Cometió algunos errores no forzados —como la polémica por las fórmulas de jura, que en la Casa Gris achacan a ceremonial de la Legislatura—, pareció subestimar el poder de fuego de los opositores e incluso expuso cierta descoordinación. Hasta un viejo zorro de la política santafesina como Felipe Michlig pareció algo sobrepasado por la situación. Sin reglamento aprobado, el pope del radicalismo le dio minutos de micrófono a opositores que buscaban su momento de protagonismo, quizás para ahuyentar el fantasma de que Unidos iba a imponer una mayoría a libro cerrado. Michlig es un veterano del Senado, un ámbito donde mandan el bipartidismo y los acuerdos de caballeros entre legisladores que se conocen desde hace más de veinte años. En este caso, la Constituyente es más parecida a una Cámara de Diputados: más actores y más belicosos. Igual, el cacique del departamento San Cristóbal atravesó una prueba difícil cuando Amalia Granata reflotó una vieja causa judicial en la que fue sobreseído e involucró a su familia. Michlig pasó el test y se mantuvo en modo zen. “Felipe estuvo coacheado. Granata le nombró a los hijos y a la mamá, hizo todo para buscar su reacción y él se quedó en el molde”, destacaron en el entorno más próximo a Pullaro. Un desafío para Unidos es que el gobernador es el líder de la alianza pero no asume la jefatura operativa en la Convención. En ese terreno, aparece una conducción más colegiada, un esquema que contiene la pluralidad del espacio —sobre todo del radicalismo, el socialismo y el PRO— pero ralentiza la toma de decisiones. El puente entre Unidos y el PJ En ese primer round los opositores salieron a la ofensiva, cada uno con su estilo, a posicionarse como el adversario más nítido a Pullaro. Sin embargo, en la tarde del lunes Unidos se ordenó hacia dentro y encontró en los sectores tradicionales del PJ el ancla político del proceso. El voto de siete de los doce convencionales de Más para Santa Fe al artículo del reglamento que selló el criterio de la mayoría simple le despejó a Unidos un obstáculo del camino. “Volvió la lógica de la unanimidad del Senado”, se quejaban en el sector de Juan Monteverde, donde no sólo resignaron la presidencia del bloque: también se quejaban de que los jefes departamentales habían cedido sin pelear la silla principal en la comisión de Régimen Municipal. Los que votaron a favor argumentan que los enviados del gobierno ya habían aceptado varios pedidos sobre el reglamento (como el quórum de 36 en lugar de 35 y un mecanismo de desempate en el que el doble voto del presidente no es la primera opción) y se habían comprometido a no aprobar nada con mayorías ajustadas. >> Leer más: Sin fueros y con las comisiones conformadas: así pasó la segunda sesión de la Convención Las tensiones en el bloque peronista son naturales en un espacio donde conviven referentes con diferencias ideológicas y generacionales, pero también de roles. Mientras que senadores como Armando Traferri y Rubén Pirola y un intendente como Pablo Corsalini priorizan el territorio y ven que quizás tengan que convivir con Pullaro en el gobierno durante seis años más, legisladores como Monteverde pueden permitirse una postura más confrontativa. Traferri reforma constitucional Santa Fe El convencional constituyente Armando Traferri (Más para Santa Fe- PJ) LA CAPITAL/Leonardo Vincenti En otro cuadrante ideológico, también Granata buscó ganar protagonismo. Con más de veinte años en el mundo del espectáculo, la rosarina sabe cómo generar impacto y fidelizar a su público, aunque su estrategia le ponga un techo a su proyección e incluso genere ruido entre sus aliados. En disputa por el mismo nicho del mercado electoral, Nicolás Mayoraz apeló a la discusión reglamentaria para friccionar la primera parte del debate. Con Juan Pedro Aleart más contenido en la apertura, un bloque con mayoría de debutantes en el ámbito parlamentario y Romina Diez afuera por decisión propia de la Constituyente, el presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados de la Nación aprovechó para plantarse como la voz de referencia de La Libertad Avanza (LLA). Un dato es que ninguno de los dos bloques que se nutren y alimentan la antipolítica pateó el tablero. Una jugada que nadie se atreve a descartar más adelante, pero que hubiera tenido un impacto limitado en la fase inicial de la Convención. Juan Pedro Aleart Juan Pedro Aleart, convencional constituyente (La Libertad Avanza) LA CAPITAL/Leonardo Vincenti Con menos bancas pero dos jugadores con renombre como Marcelo Lewandowski y Rubén Giustiniani, Activemos trató de mostrarse como una oposición constructiva. El cisne negro de la primera semana fue la internación de urgencia de Alejandra Locomotora Oliveras. Además de un shock emocional, fue un sacudón político: la exboxeadora integra un bloque de tres que para Unidos está en el primer anillo de aliados y para los opositores es casi una colectora del oficialismo. >> Leer más: Reforma constitucional: analizarán la impugnación al diploma de Locomotora Oliveras Al no haber jurado, su situación es compleja, ya que no está integrada formalmente a la Convención. La decisión es esperar la evolución de Oliveras antes de tomar cualquier definición, aunque la Constitución establece que la Convención debe tener 69 miembros al momento de sancionar la nueva Carta Magna. La sociedad, informada pero distante En cualquier caso, son discusiones que se dan en un ámbito visible para la opinión pública, pero con vidrios polarizados. Según el laboratorio comunicacional de Unidos, el 80 % de los santafesinos sabe que la reforma está en marcha, pero al 73 % no le importa lo que sucede en la Legislatura o no tiene demasiada expectativa con el producto final de la Convención. A su modo, la nueva Constitución santafesina es hija de su tiempo: la impronta reformista del gobierno de Pullaro y la apatía cada vez mayor de la sociedad con la política. Por eso, en otras áreas de la coalición advierten que, más que nunca, importan tanto el contenido como las formas. “Ojo con el discurso de que la gente no conversa del tema, porque en el camino podés ganar o perder capital político”, señala uno de los principales referentes de Unidos. En las próximas semanas, Pullaro se abocará a la gestión y tomará distancia de la Constituyente, al menos en la diaria. De hecho, no integra ninguna comisión. “Maxi no va a tener mucho protagonismo, es el gobernador. Igual, se va a adaptar a lo que el bloque le pida y va a estar cada vez que lo necesiten”, aclaran en su entorno más cercano. >> Leer más: Convención Constituyente: el debate sobre la autonomía abre en Rosario y con jugadores de peso Con Pullaro en segundo plano, Unidos busca ordenar sus diferentes voceros. En el gobierno cuentan como propios a Fabián Bastia, Lucía Masneri y Esteban Motta. A ese grupo pueden sumarse, según el tema, Lisandro Enrico y Rodrigo Borla. Además, están los referentes de los partidos, como Joaquín Blanco del PS y Germana Figueroa Casas y Cristian Cunha del PRO, a los que se suman figuras emergentes que tienen en la Convención una vidriera. Con ese esquema coral, el desafío es que las diferentes voces armonicen y sigan la misma melodía. Bastia, Blanco y Cunha reforma constitucional Santa Fe El radical Fabián Bastia, el socialista Joaquín Blanco y el macrista Cristian Cunha, tres de las principales espadas de Unidos en la Convención. LA CAPITAL/Leonardo Vincenti Después de una primera etapa de recepción de proyectos y de escuchar a la sociedad civil, entre el 11 y el 25 de agosto el debate fluirá a través de las comisiones temáticas y del 25 de agosto al 6 de septiembre la discusión se concentrará en la comisión Redactora. Su presidente, el socialista Blanco, armó un cronograma de reuniones diarias para todo ese período. Es un cuerpo empoderado: por ejemplo, si no hay dictamen de mayoría en una comisión, Redactora puede convocarla o bien tomar directamente el tema. Es una válvula de seguridad para que el proceso fluya, también teniendo en cuenta que la superioridad numérica de Unidos en las comisiones no garantiza síntesis. Más allá de las diferencias que puedan aparecer, en esa cocina convivirán figuras de trayectoria, como Bastia, Enrico, Traferri, Mayoraz y Lewandowski, pero también diputadas con su recorrido y alto perfil, como Lucila De Ponti y Lionella Cattalini. “A la comisión ya le dicen la leonera”, admite entre risas un integrante. En principio, la vicepresidencia para Emiliano Peralta (del bloque de Granata) y la secretaría para Patricia Boni, ligada a los senadores, es una señal de que al final primará la cooperación. >> Leer más: La Redactora: la cocina de la reforma constitucional, donde hierve todo Eso vendrá después. En el balance provisorio, Unidos puede anotar que cumplió sus objetivos iniciales de la Constituyente: logró que se apruebe en general el reglamento por unanimidad y se garantizó el control de las comisiones, con todos los sectores adentro, aunque más con oficio y número que con jogo bonito. Más rosca en el horizonte En el medio vendrá la definición de las listas para diputados nacionales. El 10 de agosto será una fecha clave: ese día, los socios de Unidos deberán definir si replican la alianza también para las intermedias. En ese caso, una semana después deberán acordar una nómina. En principio, radicales, socialistas y amarillos consideran que la mejor opción es ir juntos, aunque las diferencias empiezan con los nombres. En la Casa Gris adelantan que, como en los tiempos del viejo Frente Progresista, el gobernador pondrá el primer nombre. El tema es la alquimia electoral: ¿cómo compatibilizar la oposición dura del PS con la postura cooperativa del PRO? El provincialismo podría quedar corto en una elección nacionalizada y que girará alrededor de la figura de Javier Milei. Es otro desafío para una coalición provincial que se formó hace sólo dos años y transita una Convención que marcará su legado para las próximas generaciones de santafesinos.
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