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  • Deporte, gestión y valores, el legado de Gastón Grand

    Parana » Uno

    Fecha: 20/07/2025 09:44

    En una ciudad marcada por el agua, Gastón Grand encontró desde chico su cauce en el río. Nacido en Paraná en 1969, el remo lo eligió muy temprano. De adolescente ya entrenaba en el Club Regatas, y fue allí donde comprendió que la disciplina, la constancia y el trabajo colectivo podían ser mucho más que herramientas deportivas: eran también una manera de estar en el mundo. Su carrera como remero lo llevó a representar a la Argentina en competencias internacionales y a consagrarse olímpico en Atlanta 1996, logro que recuerda con emoción, pero también con perspectiva. “El deporte me enseñó a convivir con el fracaso, a entender que muchas veces no se gana, pero siempre se aprende”, ha dicho en más de una oportunidad. Gastón Grand visitó los estudios de La Red Paraná y participó en el ciclo de entrevistas UNO a UNO con Roni Amore, en el programa La Mañana de La Red. Pero Gastón Grand no se quedó solo con la gloria de las medallas. Fue entrenador, formador de nuevos talentos y dirigente en distintas entidades vinculadas al remo y al deporte en general. Esta continuidad no fue casual: cree firmemente que el conocimiento y la experiencia deben ponerse al servicio de las nuevas generaciones. Esa vocación de traspaso lo llevó también a dar clases, a participar en programas sociales y a involucrarse en distintos espacios institucionales. Su desembarco en la política se dio con naturalidad. En 2003 fue elegido diputado nacional por Entre Ríos, y desde ese lugar trabajó en temas de derechos, medio ambiente, salud y políticas públicas. “Siempre sentí que la política es una herramienta para transformar realidades. Pero no cualquier política, sino la que se hace con empatía, con compromiso y de manera honesta”, suele remarcar. Gastón Grand Gastón Grand fue medallista olímpico, dirigente, funcionario y docente. Hoy impulsa proyectos educativos que integran esfuerzo, equipo y futuro. Tras esa experiencia legislativa, fue parte del Consejo General de Educación y más tarde trabajó en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, donde impulsó programas de inclusión y fortalecimiento comunitario. También tuvo un rol activo en el Comité Olímpico Argentino y representó al país en organismos internacionales. En todos esos espacios, su identidad de deportista siguió presente. El remo, más que un deporte, es para él una forma de pensar el esfuerzo compartido, el equilibrio entre la fuerza individual y el objetivo colectivo. Esa metáfora del bote que solo avanza si todos reman en la misma dirección se volvió también una forma de entender el compromiso social. En la actualidad, Gastón Grand combina su actividad profesional con tareas de asesoramiento en políticas públicas y formación de equipos. Suele dar charlas en instituciones educativas y deportivas, participa en debates sobre gestión pública y está convencido de que el futuro se construye con diálogo y respeto. Desde su mirada, la clave está en la formación, la escucha y la presencia en los territorios. “Hay que caminar, mirar a los ojos, entender los problemas concretos. No alcanza con tener ideas: hay que saber implementarlas”, afirma. Esa lógica de acción lo lleva a seguir vinculado a proyectos donde pueda aportar herramientas, tender puentes, buscar soluciones. Además, nunca dejó del todo el río. Aunque ya no compite, se lo puede ver entrenando o acompañando prácticas. El remo sigue siendo su cable a tierra, su espacio de introspección y también su mejor metáfora para explicar quién es. El peso de la ética, incluso en la derrota Lejos de los lugares comunes, Grand no romantiza la política. La valora, la critica, la habita desde una ética profundamente arraigada. “El poder sin ética es peligrosísimo”, reflexiona. Y esa frase no es abstracta: viene de una experiencia personal que lo marcó. Luego de un intento por volver a la política activa en el plano local, donde perdió una interna importante, sintió por primera vez algo que lo descolocó: la falta total de deseo. “Me asusté —confiesa—. Nunca me había pasado eso. Me descargué tanto que no tenía ganas de nada”. No fue la derrota lo que le dolió, sino el haber invertido tanto tiempo y pasión en un proceso que, según él, no respetó las reglas básicas del juego limpio. “Uno que viene del deporte colectivo, sabe que a veces te toca ser capitán, a veces suplente. Pero lo que no tolero es la grosería, el desprecio por la ética, incluso desde espacios que predican justicia social”. Hoy, aunque no milita activamente en lo partidario, sigue participando. Se interesa por la política internacional, lee sobre economía, geopolítica, y le preocupan los cambios estructurales que se viven a nivel global. “Hay una nueva disputa por el poder. Los que hoy dominan la tecnología tienen más influencia que muchos Estados. Me parece fascinante, pero también riesgoso. El desafío es hacer más justa esta nueva etapa del mundo”. Legado, arte y nuevas generaciones Su vínculo con la cultura y la creatividad no es nuevo. De joven hizo música, y todavía conserva escritos de su padre, un hombre que no fue deportista, pero sí pintor y autor de textos sensibles, que su familia ha comenzado a recopilar. “Mi viejo ganó premios de pintura, escribía cosas muy lindas. A veces pienso en ponerles música a sus palabras. No es nostalgia, es otra forma de tender puentes”. En casa, asegura, siempre se valoró el estudio y el deporte como modos de vida. Sus hijos también siguieron ese camino, y él mismo reconoce que la mejor forma de ser ejemplo es desde la cercanía, no desde la imposición. “Se trata de persuadir, no de imponer. Ser un lugar donde el otro quiera reflejarse amorosamente”. La vida, como el remo, tiene sus pausas, sus corrientes a favor y en contra. Hoy Gastón Grand está en una etapa reflexiva, pero no inmóvil. Observa, comparte, sigue construyendo desde lo colectivo, ya sea dando una charla, acompañando un proyecto o simplemente entrenando con los suyos en el río. Y si bien no proyecta un regreso inmediato a los cargos públicos, no descarta que el futuro le vuelva a plantear desafíos. Mientras tanto, prefiere actuar desde el asociativismo, un ámbito donde, asegura, se puede construir sin resignar principios. Un referente que inspira Gastón Grand es, en definitiva, un hombre que supo transformar su historia deportiva en una plataforma para el trabajo colectivo. Un referente que no se encandiló con el reconocimiento, sino que eligió poner esa experiencia al servicio de otros. Su nombre, ligado desde siempre al esfuerzo y la coherencia, es también sinónimo de una forma ética de habitar los espacios públicos. En tiempos donde el compromiso parece diluirse, su figura invita a creer que otra forma de liderazgo es posible: una que reme a favor del bien común, sin olvidar nunca que el verdadero avance, como en el bote, solo ocurre cuando se trabaja en equipo.

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