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  • El peronismo logró un pacto a la madrugada que sanó fracturas, pero dejó heridas abiertas antes de la campaña

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 20/07/2025 08:13

    El peronismo está fracturado. Dividido, enfrentado y atrapado en una discusión que perdurará en el tiempo. Aunque esté contenido dentro de una misma alianza, está roto; los diferentes sectores que la componen no confían entre sí. Carecen de un proyecto político común y, lo que es aún más preocupante para el peronismo, de un plan de poder que los una. El peronismo permanece roto, a pesar de que durante las últimas dos semanas han intentado simular unidad. Detrás de las tensiones propias del cierre de listas hay una lucha por el control de la lapicera, la definición de los nombres en las listas y la organización electoral, que históricamente había sido dominada por la familia Kirchner, especialmente por Máximo, quien se encargaba de seleccionar candidatos y lugares sin necesidad de ofrecer muchas explicaciones. El peronismo lo sabe y todos lo reconocen. Sin embargo, la necesidad de presentar una contienda electoral digna frente a Javier Milei los ha impulsado a buscar acuerdos sin fundamento. La relación, tanto política como personal, entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner es mala y, lamentablemente, no mejorará después de hoy. Generar consensos es complicado cuando hay altos niveles de desconfianza y carecen de una identidad concreta que los una. A pesar de ello, inmersos en una negociación frenética, voraz y enredada en el corazón de la gobernación bonaerense, el peronismo, ya sin aire para superar el cierre de listas, hizo prevalecer el pragmatismo que siempre lo ha caracterizado y logró la unidad pasada la medianoche. “Entre las 19 y las 22 estaba todo roto”, aseguró un dirigente que estuvo involucrado en la caótica negociación que se desarrolló en la gobernación. En medio de un feroz enfrentamiento, Sergio Massa asumió el papel de equilibrista, intentando evitar que todo se desmoronara. Era el único que no estaba atrapado en una relación política que parece no tener retorno. El ambiente no era el más propicio. El camporismo acusó a Kicillof de fracturar el peronismo el día en que decidió desdoblar. Por su parte, el kicillofismo responsabilizó a Máximo Kirchner de obstaculizar el acuerdo para intentar cargar al Gobernador con la culpa de una posible ruptura. Durante un año y medio, intercambiaron acusaciones sobre diversos temas. En cinco días, intentaron cerrar las listas de 135 municipios y las ocho seccionales. En las últimas 15 horas, lucharon por no permitir que la unidad se desmoronara en mil pedazos. Cuando el reloj marcó las 19, Carlos Bianco envió un mensaje a los intendentes instándolos a prepararse para la guerra. Todos debían confeccionar nuevas listas en sus municipios y trabajar en la elaboración de las listas seccionales. “Mandamos a armar en todos lados, si no aceptan las condiciones establecidas en el acuerdo, rompemos”, le aseguró un intendente del conurbano a Infobae, pocos minutos después de las 21. Posteriormente, llegó un mensaje de resistencia contra lo que se describía como un avance del cristinismo: “Quieren definirlo todo. Axel se plantó”. Cerca de las 22, desde el cristinismo se hizo público que el verdadero problema se relacionaba con las candidaturas testimoniales del Movimiento Derecho al Futuro (MDF). “Hay un acuerdo. Las cabezas de la Primera y la Tercera son de Axel. Pero ellos no deciden a quién poner: si a Katopodis o Achával, si a Magario o Cascallares”, indicó un destacado dirigente camporista. Casi a medianoche, un intendente del interior expresó su preocupación: “A esta hora, no hay acuerdo”, confesó. La cronología del desacuerdo puso de manifiesto la debilidad de la tregua peronista. Nunca existió una genuina vocación de unidad, por lo que los cristinistas y los kicillofistas aceleraron sus movimientos. Esperaron hasta el final que el otro cediera para no chocar de frente. Nada resulta más absurdo para el peronismo que cerrar las listas en el Día del Amigo. Entre amenazas de fractura, acusaciones sobre las responsabilidades, y múltiples malestar por un acuerdo forzado que incrementó la tensión de un extenso grupo de dirigentes que deambularon por los pasillos de la gobernación durante todo el sábado y las primeras horas del domingo. Durante la semana, las conversaciones en la mesa de negociación avanzaron, aunque estuvieron cargadas de tensiones y rencores; sin embargo, se vislumbraba la intención de alcanzar un acuerdo integral. Pero el sábado por la tarde, esa aparente estabilidad se desintegró. La incertidumbre se extendió rápidamente por las diversas arterias del peronismo bonaerense. “¿Se rompe? ¿Hay que armar?” La pregunta circuló por numerosos grupos de WhatsApp peronistas la noche del sábado. Más tarde, comenzaron a acumularse nombres en especulaciones subterráneas: Federico Achával, Verónica Magario, Gabriel Katopodis y Mariano Cascallares. Según Infobae, el Gobernador se inclinaba por su ministro y su compañera de fórmula, aunque no logró consenso suficiente para posicionarlos. “Están mencionando nombres”, comentaron en la Gobernación respecto a la estrategia del camporismo, que designó a la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, como principal interlocutora en la negociación de ayer. “Se va a cerrar”, relativizaron en el cristinismo cada vez que aumentaba la presión en La Plata. El peronismo bonaerense se encuentra en una crisis que va más allá del cierre de listas. No hay conducción política. Existen sectores aliados o enfrentados que conviven bajo el mismo techo, pero que desean separarse. Como no se atreven a hacerlo, intentan imponer condiciones y que prevalezca el más fuerte. Cada uno, por supuesto, tiene sus argumentos para considerar que tiene razón. A medida que avanzaban las horas, la dirigencia peronista se dividió en dos campamentos. Por un lado, aquellos que creían que, a pesar de todo, lograrían la unidad. Por otro, los que pensaban que, cuando ya no quedara ni siquiera una prórroga, el peronismo se fracturaría. Así se generó un ambiente tenso, donde nadie se atrevía a confirmar ni la unidad ni la ruptura. Cinco minutos antes de las 3 de la mañana, figuras clave en la negociación confirmaron a Infobae que se había cerrado una lista unificada con Gabriel Katopodis a la cabeza de la primera sección electoral y Verónica Magario como cabeza de la tercera. Dos nombres que el Gobernador había impulsado y que no habían logrado consenso durante la tarde. Ambos dirigentes son parte del MDF. En principio, parece ser una victoria política para Kicillof, al menos en lo que respecta a las figuras que liderarán las dos secciones más relevantes. Con el transcurrir de las horas, se determinará cuántos legisladores “entrables” tendrá cada uno y ahí la cuenta será más clara.

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