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  • “La guerra siempre es una derrota”, dijo Francisco

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 20/07/2025 08:10

    “Que nunca se debilite el principio de humanidad como eje de nuestro actuar cotidiano. Ante la crueldad de los conflictos que afectan a civiles desarmados, atacando escuelas, hospitales y operadores humanitarios, no podemos permitirnos olvidar que lo que está en la mira no es un mero objetivo, sino personas con un alma y una dignidad”. Estas fueron las palabras del papa Francisco en el mensaje del día de Pascua, 24 horas antes de morir, respecto de la situación en Franja de Gaza. El 17 de julio de 2025, alrededor de las 10 hs de la mañana (hora local), un tanque del Ejército israelí disparó contra la Parroquia Sagrada Familia, la única iglesia católica en la Ciudad de Gaza. El ataque dejó un saldo trágico: al menos tres personas muertas y nueve heridas, entre ellas el sacerdote argentino Gabriel Romanelli, quien recibió lesiones en sus piernas. El padre Romanelli es ampliamente conocido por su compromiso con la paz entre Israel y Palestina y la ayuda humanitaria. Es una figura clave en la protección de la minoría cristiana en Gaza, integrada por tan solo 1.017 personas en una población de más de 2,3 millones de habitantes, en su mayoría musulmanes. Desde el inicio del conflicto, el sacerdote mantuvo contacto permanente con el papa Francisco, quien lo alentó a seguir brindando auxilio espiritual y material a los refugiados que se congregaban en la iglesia. La parroquia Sagrada Familia no es solo un templo: es un espacio de convivencia plural entre personas de distintos credos: cristianos, musulmanes y judíos. En estas horas, era el refugio para cientos de personas de distintos cultos que desesperadamente buscan vivir ante la sinrazón de la violencia. Entre ellas ancianos, mujeres embarazadas y niños que duermen hacinados en aulas convertidas en dormitorios improvisados. En los últimos meses, Cáritas Jerusalén denunció reiteradamente que la situación era crítica. Su director, el padre Raed Abusahlia, alertó: “Ayer, la amenaza se volvió especialmente grave debido a la presencia de tanques israelíes cerca del complejo de la iglesia y a los continuos ataques en las inmediaciones”. Es decir, se trataba de una zona identificada como humanitaria, donde solo quedaban civiles y religiosos sin posibilidad de escape. Este no es un hecho aislado. En diciembre de 2023, un francotirador israelí asesinó a una madre y a su hija dentro de la misma iglesia, un hecho que fue repudiado por el Vaticano y documentado por medios internacionales. Ambas víctimas buscaban refugio en el patio del templo. La comunidad internacional condenó entonces el uso desproporcionado de la fuerza contra centros religiosos y humanitarios. El bombardeo de hoy, que vuelve a golpear a esta pequeña comunidad cristiana, constituye un acto gravísimo que viola no solo el derecho internacional humanitario, sino también los principios más elementales de respeto a la vida, la libertad religiosa y la dignidad humana. Desde nuestro lugar, como representantes del pueblo argentino, no podemos guardar silencio frente a semejante atrocidad. Debemos alzar la voz para defender a todas las personas —cristianas o no— que hoy sufren los horrores de una guerra deshumanizante. Que se detenga el fuego. Que se escuche el grito de paz de los pueblos, de la gente, de los niños. ¡La guerra siempre es una derrota! Firman los diputados nacionales: Eduardo Valdés, Germán Martínez, Cecilia Moreau, Lorena Pokoik, Carolina Gaillard, Ricardo Herrera, Mónica Litza, Hilda Aguirre, Ana Ianni, Blanca Osuna, Jorge Araujo, Mónica Macha, Victoria Tolosa Paz, Eugenia Alianiello, Natalia Zabala Chacur, Carlos Castagneto, Pablo Todero, Varinia Lis Marín, Adolfo Bermejo, Carlos Cisneros, Roxana Monzón, Leopoldo Moreau, Carolina Yutrovic, Martín Aveiro.

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