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» Elterritorio
Fecha: 19/07/2025 14:44
Andrea Sabbatella (34) es abogada y comunicadora. Difunde contenidos sobre Propiedad Intelectual con lenguaje claro y mirada formativa desde Misiones sábado 19 de julio de 2025 | 7:00hs. Es pionera al registrar la una marca de miel de yateí. Fotos: Marcelo Rodríguez Desde que estaba en primer grado, Andrea Sabbatella (34) se sintió convocada por el impulso de hacer justicia. A los 7 años, desafió a una maestra que había reprendido a sus compañeros. La respuesta de la docente - “vení vos a dar la clase”- no la desalentó: la hizo pensar. Y desde entonces, no dejó de observar con atención las conductas humanas, buscando entender qué hay detrás de cada acción. Aquella escena temprana sembró en ella una vocación que más tarde se convertiría en propósito. Al terminar el secundario, no tenía claro su camino. Inquieta, curiosa y siempre predispuesta a hablar en público, eligió primero Comunicación Social, ocaisón en que se sintió cómoda gracias a su soltura, su empatía y su pasión por las ciencias sociales. Pero algo más fuerte la esperaba. “Me faltaba algo”, recordó. Y esa ausencia la condujo finalmente hacia el derecho, una carrera que le permitió unir sus habilidades expresivas con su sensibilidad por lo justo, canalizando su impulso de participar activamente en la vida de los demás. Sueña con armar un equipo de abogados que impulse la PI en Misiones. Fotos: Marcelo Rodríguez La decisión no fue impulsiva: venía sintiendo desde la infancia una necesidad de intervenir, de defender, de ponerse en el lugar del otro. Aquel impulso inicial cobró forma académica y profesional en una facultad exigente, donde logró destacarse. Mientras cursaba abogacía, encontró en su formación previa una gran aliada: la escritura, la claridad al exponer, la comprensión profunda de los fenómenos sociales. “La base de comunicación me ayudó muchísimo”, reconoce. Y así se fue formando una profesional versátil, que no sólo respondía al deber técnico, sino que también cultivaba una mirada atenta a los lenguajes, las culturas y las personas. En su recorrido laboral, pasó por estudios jurídicos y por la Vicegobernación de Corrientes. Pero dentro de ella persistía una necesidad más profunda: unir el derecho con el arte, con la tecnología, con la creatividad. En ese cruce, halló una pasión concreta: la Propiedad Intelectual (PI). Decidió especializarse, hizo un posgrado, y comenzó a asesorar a músicos, diseñadores, artistas y emprendedores. Compartiendo espacio con un ingeniero mecánico experto en patentes, comenzó a abrir un camino poco transitado en la provincia. Registró junto a su pareja la primera marca de miel de yateí del país, Miel Valle Verde. Difunde contenidos jurídicos en redes sociales con un lenguaje accesible para cualquier persona, sin trajes ni tecnicismos que distancien. Es una profesional que busca contagiar, formar equipo, multiplicar el conocimiento y poner en valor la riqueza creativa de Misiones. En diálogo con El Territorio, cuenta su historia y reflexiona sobre el futuro de la profesión. ¿Por qué decidiste especializarte en Propiedad Intelectual? Me di cuenta que siempre estuve conectada con el arte, porque amo el arte, con la tecnología también y con la creatividad. Cuando empecé comunicación decía que hay que fomentar la creatividad en los niños, porque de verdad eso está presente desde siempre en mi mente. La creatividad es lo que nos hace crear cosas nuevas, que nuestra vida tenga sentido, salir de problemas. Incluso cuando estamos en un momento de pobreza, miseria o destrucción, la creatividad es lo que nos salva. Es la única riqueza que no tiene límites. Por eso decidí hacer un posgrado en Propiedad Intelectual. Empecé ayudando a emprendedores a registrar sus marcas, a los músicos sus canciones, artistas gráficos también, alguna que otra diseñadora de indumentaria. Ahí empecé a tener clientes poco a poco. ¿Qué fue lo que más te interesó de las patentes? La patente de invención es la protección jurídica de los inventos dentro de la propiedad intelectual. Ahora en Misiones estoy tratando de dar a conocer primero qué son las patentes, para qué sirven y cómo pueden contribuir a desarrollar la industria de una provincia, de un país, de una región. También contribuyen a la educación: cuando hay gente patentando inventos, se genera competencia, y eso hace que las empresas quieran capacitar a sus empleados. Así crecieron los países desarrollados: compitiendo. Japón, Estados Unidos, China, todos superpatentan. A mí me interesó mucho traer las patentes a Misiones y generar industria con lo nuestro, con nuestra biodiversidad, con nuestras costumbres, con nuestra impronta. No hace falta traer todo de afuera. ¿Qué condiciones debe reunir un invento para ser patentado? Tiene que tener novedad absoluta a nivel mundial, que no exista en ninguna parte del mundo. También altura inventiva, que es un concepto doctrinariamente complejo pero está detallado en la ley y aplicación industrial. Nosotros los agentes analizamos si el invento tiene esas tres características. Además, tiene que ser secreto, no haber sido divulgado. Hacemos un estudio de factibilidad y si hay chances, presentamos la solicitud. ¿Debe estar completamente desarrollado el invento para poder patentarlo? Sí. Tiene que estar terminado mínimamente en cuanto a diseño y boceto. Puede no estar fabricado, pero no puede estar en proceso. En Argentina no tenemos una figura jurídica de patente en proceso como sí tiene Estados Unidos. Entonces hay que presentarlo completo, con gráficos, figuras, lista de referencias. Es un documento complejo. La redacción que aprendí en comunicación social me ayudó a redactar patentes. ¿Cuál es la diferencia entre registrar y patentar? Es una diferencia entre género y especie. Registrar derechos de Propiedad Intelectual incluye derecho de autor, marcas, patentes, diseños. Patentar es específico: es registrar una patente de invención. Registrar es el género, patentar es la especie. Patentar un invento significa que durante 20 años tengo el derecho exclusivo de explotarlo económicamente. Soy la única persona que puede venderlo, fabricarlo o licenciarlo para que otros lo fabriquen. Si alguien quiere usarlo, tiene que pedirme autorización. Pasado ese plazo, el invento pasa a ser de dominio público, porque la propiedad intelectual, aunque nace de una persona o un equipo, en definitiva le pertenece a toda la sociedad. Por eso, una vez cumplido ese tiempo, cualquiera puede fabricarlo o comercializarlo. ¿Por qué es importante proteger legalmente lo que uno crea o produce? Porque quien se esforzó en crear algo debe percibir los frutos de ese esfuerzo. No puedo aceptar que un músico o un inventor brillante esté en la miseria. Si alguien encuentra una solución técnica a un problema cotidiano, no puede pasar hambre. El derecho internacional lo sabe: por eso se le otorga al inventor el derecho de explotación. Además, si no se protege, hay quienes se apropian de lo ajeno. También, cuando se reconoce una autoría, otros se animan a registrar. Si todo fuera de todos, nadie se esforzaría por crear. ¿Qué te llevó a divulgar sobre la Propiedad Intelectual en redes sociales? Creo que es un don personal o porque me enseñaron en mi casa. Mi mamá es profesora de Lengua. Me corrigió toda la vida: la forma en que hablaba, las palabras que usaba, el género y el número. También decidí abrir un poco mi cabeza. Al principio mi Instagram era sólo para la profesión, pero después pensé que tenía muchas cosas para decir. Mi pareja me decía que tengo mucha filosofía en mi mente, que soy como una filósofa popular, y me animó a hablar de otros temas. Él fue quien más me estimuló. Ahora quiero hacer videos más largos, dar protagonismo a la gente que inventa cosas. Hacer una sección de inventos. Estoy pensando cómo hacerlo. ¿Cómo reaccionás frente a los comentarios negativos? Hasta ahora nunca me hirió un comentario. No me lastiman. Sí, noto que algunos no están hechos con buena intención, y me doy cuenta, pero no me afecta. Me da pena, o gracia. Siempre pienso: “se lo pierde”. Si tuviera otra visión, lo aprovecharía, pero bueno, es libre de elegir tener esa visión. Como uno que me dijo que mi acento es feo y era de acá, de Misiones y yo pensaba: estás despreciando tu identidad. Estás negando tu historia, la de tu abuela, la de tu abuelo, y no te estás dando cuenta. Es como el que viene del barrio y después se avergüenza. Pero bueno, cada uno es libre de tener su punto de vista. Yo no borro comentarios, salvo insultos. ¿Qué es lo que más valorás de tu comunidad de seguidores? Que sea familiar. Que no sean sólo mujeres, hombres o adolescentes. Que me vean todos. Cuando estaba vendiendo miel en la Costanera, una nena me dijo: “mi mamá te mira”. Me encantó. Me gusta que sea intergeneracional. Un discurso apto para todo público. ¿Cómo creés que la inteligencia artificial (IA) está impactando en la profesión? Yo creo que el oficio de abogado está en transformación. La inteligencia artificial ya está asesorando jurídicamente. Una biblioteca de leyes está en la IA, no hace falta. El abogado tiene que ser el defensor de su cliente. Las leyes están hechas para que la gente no entienda. Hoy, con las redes sociales y la IA, todo eso quedó desfasado. No podemos seguir teniendo un poder judicial inaccesible a la gente. Vivimos en un mundo que ya es accesible. Por eso creo que el derecho se tiene que transformar. ¿Cómo te sentiste al registrar la primera marca de miel de yateí del país? Me puse recontenta cuando no encontré miel de yateí en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (Inpi). Dije “nadie registró”. Entonces teníamos que ser los primeros. Antes de registrar ya me puse feliz. La marca es Miel Valle Verde. Es de mi novio, él es el titular. Comercializamos miel de abeja y miel de yateí. ¿Cómo ves el panorama de las patentes en Misiones? En marcas hay abogados que trabajan bien. En patentes estamos nuevitos. Trabajo con un experto que fue mi profesor y es ingeniero mecánico. Él me dijo que en Misiones no hay abogados de patentes. Sospecho que nadie quiere meterse en algo nuevo. ¿Por qué decidiste mostrarte en redes de forma más cercana? Porque suelo ir mucho al interior y estar entre los productores. Me saqué un poco el traje como para generar más cercanía. Lo vi en otros abogados y lo hice también discursivamente. No quiero alejar ni hacer sentir lejos al otro. No soy amiga del cliente, pero tampoco quiero imponer una distancia innecesaria. Mi idea es formar una oficina de patentes, contagiar a otros, formar abogados que quieran hacer patentes en Misiones. Me gustaría enseñar lo que aprendí hasta ahora y aprender juntos también. ¿Qué mensaje final te gustaría dejar? Que los misioneros que se sienten orgullosos de serlo, que quieren que crezca la provincia, se sumen con lo suyo. No conmigo: con lo suyo. Cada uno desde su profesión. Misiones tiene una riqueza natural enorme. En mi casa siempre se decía eso: ¿cómo puede ser que los misioneros, teniendo tanta riqueza, seamos pobres? Eso no puede ser. Eso pasa, no sé si por corrupción, o porque el misionero no tiene autoestima, o porque no hay iniciativa. Tiene que haber por ahí un liderazgo, no sé si político, pero un liderazgo que incentive esas cosas. Ya en la escuela tendríamos que estudiar nuestra diversidad. Educación ambiental, la fruticultura, la flora, la fauna. Porque eso es la riqueza. Si vos le enseñás al niño esa riqueza natural que tiene, ese niño el día de mañana no va a ser pobre. Perfil Andrea Sabbatella Abogada Estudió Comunicación Social y luego se formó como abogada en la Universidad Nacional del Nordeste (Unne). Se especializó en Propiedad Intelectual, trabajó en estudios jurídicos y en la Vicegobernación correntina. Junto a su pareja registró la primera marca de miel de yateí del país y actualmente comparte estudio con un ingeniero experto en patentes. Difunde contenidos jurídicos en redes sociales con lenguaje claro y accesible. Para quien quiera seguirme, mi Instagram es (@dra.s.abogada). Desde allí también se accede a mi página web, que está enlazada en el perfil.
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