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» AgenciaFe
Fecha: 19/07/2025 14:20
La irrupción en Chile de bandas de crimen organizado transnacional, como el Tren de Aragua, ha tenido un fuerte impacto por la ocurrencia de homicidios mucho más violentos, extorsiones, sicariatos y secuestros. Pero también de delitos como el tráfico ilícito de migrantes y la trata de personas con fines de explotación sexual que, al sumar los últimos tres años, las víctimas, la mayoría mujeres, han llegado a 457. Esto, en circunstancias que en 2023, cuando comenzaron a encenderse las alertas de las autoridades del país sudamericano, eran 152. En el desglose, en ambos delitos, en 2023 hubo 152 víctimas; en 2024 subieron a 216 y a junio de 2025 suman 89, una cifra que se proyecta menor hasta ahora que la del año pasado por los operativos policiales. Del total de 457 casos pesquisados en el trienio, 172 víctimas son hombres y 285 mujeres. En abril impactó el caso de una niña boliviana de ocho años que fue rescatada por la Policía de Investigaciones (PDI) y la Fiscalía: había sido vendida por su abuela a una familia por 350.000 pesos (US$ 353). Vivía en un asentamiento ilegal en el municipio de Rengo, en la región de O’ Higgins, en la zona central de Chile, y era obligada a realizar trabajos de servidumbre. Y, recientemente, un adolescente de 15 años ecuatoriano fue hallado por la PDI en la Región del Maule trabajando en una tienda de artículos de teléfonos móviles. Estaba sin escolarización y fue ingresado de manera irregular por un conocido, también oriundo de Ecuador y que se hacía pasar por su tío. Aunque en ambos delitos la mayoría de las víctimas son mujeres, es en la trata de personas en que el sesgo de género se ve dramáticamente reflejado, pues son el 99% de quienes son sometidas a explotación sexual. Son ingresadas a Chile por las bandas criminales por pasos ilegales y bajo engaños y, principalmente, provienen de Venezuela. Entre 2023 y el primer semestre de 2025, la Brigada Investigadora de Trata de Personas (BRITRAP) de la PDI, que dirige la subprefecta Elena Hidalgo, ha rescatado a 142 mujeres y dos hombres víctimas de trata de personas. Es una realidad cruda, compleja de abordar y que ocurre en las sombras en distintos lugares del país. En diciembre de 2024, por ejemplo, la policía desbarató una célula del Tren de Aragua que operaba en dos puntos del centro de Santiago a escasa distancia del Palacio de La Moneda. La Subprefecta Elena Hidalgo y Vania Saavedra, psicóloga del Instituto de Criminología, el 14 de julio de 2025.Cristian Soto Quiroz Hidalgo, quien también es abogada, señala que fue aproximadamente en 2020 cuando en Chile comenzó un aumento de la violencia producto de la criminalidad transnacional. Y explica que como PDI tuvieron que abordar los fenómenos delictuales de otra manera. Ejemplifica que cuando indagaban un homicidio o un secuestro, constataron que muchas veces se producían “por disputas por mujeres que eran víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual”. Si bien, añade, no todas las personas que son víctimas de tráfico ilícito de migrantes en Chile también lo son de trata de personas, el primer delito facilita al segundo. “Cuando empezamos a detectar la participación de organizaciones criminales, como las estructuras venezolanas, encontramos una explotación explícita sobre las víctimas”, dice la detective. Y recuerda que la primera sentencia que recibió el Tren de Aragua en el país sudamericano —en septiembre de 2024— fue por trata de personas con fines de explotación sexual en Puerto Montt, una ciudad en el sur, ubicada a unos 1.040 kilómetros de Santiago. “En todas las investigaciones hemos detectado la violencia que sufren las mujeres, quienes tienen una cantidad diaria de servicios de explotación, que van entre seis a 14 al día, a los que son obligadas”, dice. Las mujeres, incluso, al ingresar a Chile son sometidas por las bandas a pagar una multa asociada a gastos de su traslado. La subprefecta dice que algunas entran al país bajo un engaño parcial y otras de manera total. “Hay mujeres a quienes [las bandas] les dicen que vienen a cuidar a adultos mayores, a cumplir funciones de niñeras o a modelar”. Sin embargo, después su situación cambia: es cuando el tráfico ilícito de migrantes es, además, trata de personas. Hasta disparos en los pies La mayoría de las víctimas, las mujeres, que son ingresadas Chile tienen una vulnerabilidad previa en sus países de origen, donde generalmente son captadas por personas de su entorno. “Entonces, cuando la víctima quiere dejar esta organización criminal, es sujeta a varias amenazas, pues les señalan que saben dónde viven sus familiares. Algunas de ellas han recibido disparos en los pies. Ha pasado en Chile y las estructuras criminales le llaman a esto los pateros. Tenemos un hecho físico establecido, pero por sus relatos se han declarado varios más”, señala Hidalgo. También, la PDI ha detectado que cuando quieren dejar de estar sometidas por la banda, son trasladadas otro lugar. Y luego, abandonadas, sin redes y con miedo a denunciar. La mayoría de las víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual halladas por la BRITRAP son mujeres venezolanas: en tres años, sumaron 83. De ellas, hubo 32 casos en 2023; 47 en 2024 y, a junio de este año, han sido rescatadas dos. Las de origen boliviano fueron 10 en 2023; cuatro en 2024 y seis en el primer semestre de 2025. También han sido ubicadas víctimas cuyo origen es Paraguay: si bien en 2023 no hubo casos, un año después fueron 23. Este 2025, fue rescatada una mujer. En el caso de Colombia, en tres años ha habido seis víctimas de trata de personas. En el mismo trienio, la mayor cantidad de detenidos por el delito de trata de personas proviene de Venezuela: son 39. Los chilenos suman 12; los de nacionalidad colombiana, ocho; de Perú siete y de Bolivia, seis. Vania Saavedra en Santiago, Chile, el 14 de julio de 2025.Cristian Soto Quiroz Vania Saavedra, psicóloga del Instituto de Criminología de la PDI, señala que hay mujeres que, pese al sometimiento de las bandas, no se perciben como víctimas debido a su vulnerabilidad. “Han sido victimizadas en sus países de origen; vivido en condiciones precarias y han emigrado, a través de esta captación y engaño, pensando en un estilo de vida ‘mejor’. Pero es una vida que se caracteriza por hacinamiento y vivir en condiciones en que, incluso, a veces les falta el alimento y su cuerpo es comercializado con un consentimiento viciado”. Saavedra lo consató en un estudio realizado por el instituto en 2024 con 24 víctimas sometidas a explotación sexual que habían sido rescatadas por la policía. “Muy acorde a la tendencia mundial, todas eran mujeres. De ellas las adolescentes, entre 14 y 17 años, son quienes se ven más expuestas a este tipo de delitos, algo que suele verse en el día a día”. Y aunque hay algunas que desean colaborar tras ser rescatadas por la policía, la que no lo hacen, por no percibirse como víctimas, tienen una conducta que, explica la psicóloga, es parte del fenómeno. “Por eso la gente que trabaja en esta área, lo primero que tiene que saber es enfrentar esta frustración de que está entrevistando a una niña o una mujer que no logra ver la implicancia de la situación en que se vio envuelta”. La explotación sexual no es el único delito del que las mujeres son víctimas, constató el estudio. “Sufren malos tratos sicológicos y verbales; también amenazas y abusos sexuales”, dice Vania Savvedra. “Es decir, es una situación altamente denostadora para su integridad y su dignidad y afecta sus derechos fundamentales. Ellas temen hablar, porque si lo hacen, tienen consecuencias directas. Por eso requieren ser acogidas y que se establezca un vínculo con ellas”. Por las características del delito, hay víctimas que luego han pasado a ser integrantes de las organizaciones criminales. También hay casos tan dramáticos que, incluso, algunas mujeres “declaran estar mejor que en su país, estando en las condiciones actuales”, agrega la subprefecta Hidalgo.
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