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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 19/07/2025 11:02
Aunque la ciudad adhirió a la ley nacional de accesibilidad —que obliga a espacios públicos y privados con atención al público a garantizar condiciones adecuadas para personas con discapacidad—, en la práctica aún persisten obstáculos que van desde lo estructural hasta lo simbólico. Rampas mal construidas, ausencia de baños adaptados, falta de señalización y escasa capacitación del personal son parte de una realidad que sigue dejando afuera a muchos. ¿Está Concordia preparada para una inclusión real? En diálogo con Despertar Entrerriano, el director de Discapacidad del Municipio, Maximiliano Navarro, explicó que si bien existen controles a cargo del área de Inspección General, estos no siempre logran garantizar una verdadera inclusión. Además, señaló que los límites legales se vuelven más difusos cuando se trata de eventos privados, edificios antiguos o servicios no regulados. La ciudad cuenta con normativa vigente, pero su cumplimiento real todavía está lejos de ser una constante. El caso que reavivó la discusión La polémica resurgió tras un caso en un cine local donde una persona con discapacidad, pese a presentar su CUD, tuvo que pagar la entrada, generando cuestionamientos sobre el cumplimiento real de la normativa. Navarro, aclaró que “en todo evento público, por ley pueden ingresar gratuitamente las personas con discapacidad, presentando el CUD. Por ejemplo, el carnaval organizado por la Municipalidad debe permitir el ingreso gratuito para la persona y un acompañante”. Sin embargo, cuando se trata de espectáculos privados, explicó Navarro, “cada organizador privado se reserva el derecho de admisión. Puede quedar socialmente mal que no dejen entrar, pero no se le puede hacer una denuncia formal porque no es obligatorio”. Lo mismo ocurre con el transporte: “El colectivo urbano es gratis porque el Estado subsidia a las empresas, pero en un taxi, remis o Uber, que son servicios privados y no reciben ese subsidio, no existe la gratuidad”. Este marco legal diferenciado expone las limitaciones que enfrentan las personas con discapacidad en su acceso pleno a la cultura y movilidad. Cómo responden los locales gastronómicos El director de Discapacidad remarcó que la accesibilidad no solo se mide en rampas o puertas anchas, sino también en herramientas que permitan la participación de personas sordas, ciegas o con discapacidad intelectual. “Hoy se piensa mucho en accesibilidad motriz, pero poco en accesibilidad para personas sordas, ciegas o con discapacidad intelectual. Las confiterías, boliches y la mayoría de los bancos no están preparados para quienes necesitan intérpretes de lengua de señas, menús en braille o señalética podotáctil”, expresó. En ese marco, Despertar Entrerriano dialogó con locales gastronómicos del centro de la ciudad para conocer de primera mano qué medidas de inclusión han implementado. Desde el restaurante Richmond, uno de los más tradicionales de la ciudad, informaron que cuentan con “una carta en braille a disposición”, es decir, un único ejemplar disponible para personas con discapacidad visual. “Eso fue lo que se acordó en su momento, hace varios años, cuando hubo un programa de trabajo inclusivo que se articuló con el municipio. Fue parte de un proyecto más amplio, pero no se volvió a actualizar desde entonces”, indicaron. Aunque valoraron aquella iniciativa como un primer paso, reconocieron que no han tenido nuevas capacitaciones ni han incorporado herramientas de accesibilidad en los últimos años. En el caso de El Ciervo Restaurante, ubicado también en el radio céntrico, señalaron que disponen de una carta braille. “La verdad es que pocas veces nos lo solicitan, pero sabemos que es necesario mantenerlo actualizado”, comentaron. Por otro lado, desde Bar Argentino admitieron sin rodeos que no cuentan con ningún menú en braille ni con personal capacitado en lengua de señas. “Nunca se nos acercaron con un programa oficial para eso, y sinceramente no lo hemos considerado hasta ahora”, manifestaron, aunque no descartaron incorporar mejoras en el futuro. Espacios estatales que aún incumplen con la accesibilidad Más allá del sector privado, hay espacios estatales que tampoco cumplen con los requisitos mínimos de accesibilidad. Es el caso del Juzgado de Faltas y de algunas sucursales bancarias que funcionan en edificios históricos o alquilados. Allí, no hay baños adaptados ni accesos adecuados, y la respuesta suele ser la misma: no se pueden hacer modificaciones estructurales por tratarse de inmuebles antiguos. Navarro cuestionó esa postura y fue tajante: “Dicen que no pueden modificar porque es un edificio viejo, pero podrían poner una rampa desmontable o hacer mínimas adaptaciones. El municipio debería exigirlo, porque la ley nacional obliga a que todo lugar con atención al público, nuevo o viejo, tenga condiciones de accesibilidad”. Un desafío pendiente en una ciudad no preparada “No se trata solo de cumplir con una rampa, sino de garantizar que todas las personas puedan habitar los espacios en igualdad de condiciones”, advirtió Navarro. El escaso compromiso del sector privado y estatal hace que, detrás de cada barrera sin resolver, haya una persona que sigue quedando afuera. Fuente: Despertar Entrerriano
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