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  • Francisco J. Tinahones, endocrino e investigador cordobés: "El ayuno intermitente en días alternos ayuda a reducir peso y refuerza la memoria"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 19/07/2025 08:42

    El sobrepeso y la obesidad son un problema de salud pública en constante crecimiento en todo el mundo, asociado no solo a enfermedades metabólicas, como la diabetes tipo 2 o la hipertensión, sino también a un deterioro cognitivo más precoz y acusado. Un equipo de investigadores del hospital universitario Virgen de la Victoria de Málaga, del Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciber) en colaboración con el grupo de Resonancia Magnética Biomédica (BMRL) y el grupo de Bases Moleculares de los Sistemas Biológicos (SibiUMA), todos miembros del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima Plataforma Bionand), aportan su propia estrategia para reducir peso, protegiendo a su vez el organismo y el cerebro. El estudio, publicado en ‘Gut’ una de las revistas científicas más prestigiosas del mundo, ha sido dirigido por el endocrino cordobés Francisco J. Tinahones y la doctora Isabel Moreno-Indias, junto con la doctora Virginia Mela. Relevancia del ayuno intermitente La investigación detalla que, en unos momentos en los que la comunidad científica está analizando si el ayuno intermitente aporta algún valor añadido a la salud, el Grupo de Obesidad, Diabetes y sus Comorbilidades del Ibima, que dirige Francisco J. Tinahones, ha demostrado que el ayuno intermitente en días alternos (ADA) es un aliado para determinadas personas con obesidad, ya que no solo reduce la grasa corporal, sino que refuerza la memoria, la atención y el control inhibitorio en personas con obesidad a través de la comunicación del eje intestino-cerebro. El investigador Francisco J. Tinahones. / CÓRDOBA Este experto destaca que el ayuno intermitente «siempre ha ayudado a avivar el ingenio cuando nuestros antepasados tenían que buscar alimento para sobrevivir y se veían obligados a pasar tiempo sin comer». Este investigador, natural de Montoro, explica que el ayuno intermitente que se ha escogido para este estudio es el alterno, que consiste en comer saludable, pero en cantidades normales un día, para pasar a realizar una ingesta como máximo de 300 calorías en la jornada siguiente, y así, sucesivamente. Además, de este tipo de ayuno intermitente está el que suprime el desayuno o la cena, para permanecer en torno a 15 o 16 horas sin ingerir alimentos, pero este estudio del Ibima escogió el alterno. Enfermedad de riesgo Francisco Tinahones recuerda que la obesidad es un factor de riesgo no solo para problemas cardiovasculares y metabólicos, sino también para un declive cognitivo prematuro. De hecho, diversos estudios epidemiológicos han vinculado la inflamación crónica y las alteraciones de la microbiota intestinal con un peor rendimiento en tareas de memoria y atención. El director del Ibima recalca que han participado en el estudio 96 pacientes del hospital Virgen de la Victoria de Málaga, que son personas adultas con obesidad (con un índice de masa corporal de entre 30 y 40 kg/m²), que formaron parte de un ensayo clínico aleatorizado de tres meses de duración. Los voluntarios fueron asignados de forma aleatoria a tres grupos de dieta hipocalórica diferentes. De este modo, un grupo tomaba una dieta mediterránea equilibrada; un segundo grupo realizaba una dieta cetogénica, esto es, alta en grasas y baja en carbohidratos, que induce un estado de cetosis (quemar grasas) y en último lugar, un tercer grupo realizó ayuno intermitente en días alternos (ADA), es decir, una alternancia de un día de ingesta habitual (sin restricción calórica intencionada) con otro de ingesta muy reducida (menos del 25 % de las calorías habituales). El ayuno intermitente fue una de las tres dietas probadas en el estudio. / CÓRDOBA Pruebas Antes y después del periodo de intervención, todos los participantes realizaron pruebas neuropsicológicas estándares para medir la memoria de trabajo, velocidad de procesamiento, atención sostenida y control inhibitorio. Asimismo, se analizaron marcadores inflamatorios en sangre (principales citocinas proinflamatorias) y se secuenció la microbiota intestinal. Para profundizar en los mecanismos de acción, se realizaron estudios ‘in vitro’ con microglía (principal célula de defensa cerebral) derivada de células sanguíneas de los pacientes con ayuno intermitente en días alternos, antes y después de someterse a la dieta, así como trasplantes de su microbiota en ratones de laboratorio. Este especialista en Endocrinología y Nutrición recalca que, aunque las dietas produjeron pérdidas de peso comparables (una reducción media del 7% del peso corporal inicial), el grupo de ayuno intermitente fue el que mostró mayor rendimiento cognitivo en las distintas pruebas al compararlo con las otras dietas. Por otro lado, los niveles de marcadores de inflamación sistémica disminuyeron significativamente, lo que sugiere un potente efecto antiinflamatorio, añadido a la mera pérdida de grasa. Menor inflamación En cuanto a la microbiota, y según este estudio, el ayuno intermitente reconfiguró la comunidad bacteriana: disminuyeron géneros relacionados con respuestas inflamatorias crónicas y neurotoxicidad, mientras que aumentaron los géneros productores de ácidos grasos de cadena corta, conocidos por fortalecer la barrera intestinal y modular la actividad de las microglías cerebrales. Los experimentos en animales confirmaron que la transferencia de esta microbiota mejoró la «limpieza» de residuos neuronales y redujo la activación proinflamatoria de la microglía debida a la obesidad, un efecto que no pudo replicarse con la mera administración de cuerpos cetónicos. «Estos hallazgos rompen con la visión tradicional de que solo importan las calorías. La misma pérdida de peso puede tener una repercusión sobre la salud diferente en función de la estrategia utilizada para conseguirlo», subraya este doctor, al mismo tiempo que la doctora Mela añade que «el patrón de ingesta basado en el ayuno intermitente, al remodelar nuestra comunidad microbiana, produce señales químicas que viajan por el eje intestino-cerebro y regulan directamente la función de las células inmunitarias en el cerebro». Suscríbete para seguir leyendo

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