19/07/2025 10:51
19/07/2025 10:49
19/07/2025 10:48
19/07/2025 10:47
19/07/2025 10:47
19/07/2025 10:45
19/07/2025 10:44
19/07/2025 10:43
19/07/2025 10:42
19/07/2025 10:42
Concordia » El Heraldo
Fecha: 19/07/2025 07:13
El año 1993, Colombia vivía en una especie de burbuja. Existen diferentes tipos, como la económica, social o política. En la primera, ocurre cuando el precio de un activo crece de manera rápida y desproporcionada, superando su valor real, generado por la especulación, y que habitualmente termina con un colapso repentino. La segunda, puede ocurrir en una situación de euforia o entusiasmo colectivo en torno a una idea, moda o tendencia, pudiendo generar comportamientos irracionales y una fuerte desilusión cuando la burbuja “explota”. Y, por último, la burbuja política se manifiesta cuando un líder o un partido político generan una gran expectativa y apoyo, motivadas por promesas irrealizables, que pueden desmoronarse cuando la realidad no coincide con la narrativa. Un ciudadano argentino con más de 30 años ha vivido en carne propia algunas de estas ilusiones pasajeras que terminan de manera similar a cuando se pincha un globo con un alfiler. Cuando hacíamos alusión a la burbuja colombiana, es porque a nivel político y social, los meses finales de 1993 generaron una gran ilusión colectiva. El 5 de setiembre, la selección de futbol goleó 5 a 0 a la Argentina en Buenos Aires, clasificando primero en su grupo para el mundial de los Estados Unidos de 1994. Posteriormente, el 2 de diciembre, Pablo Escobar el líder del cartel de Medellín fue abatido en un tejado en el barrio Los Olivos por el Bloque de Búsqueda apoyado por agencias federales norteamericanas. Todo parecía posible, un país que creía terminar con décadas de violencia y muertes, sumada a ilusión de ganar la copa del mundo. Solo fue un poco de aire fresco, al año siguiente, la realidad sería más dura que la fantasía. La violencia continuó en el tiempo (incluso en la actualidad, con mejores índices) y el sueño mundialista nunca llegó. La vida de Andrés Escobar El protagonista fatídico de esta historia es Andrés Escobar Saldarriaga, quien el 13 de marzo de 1967, nació en el barrio Calasanz de la ciudad de Medellín. Sus padres fueron Darío Escobar, que se desempeñaba como empleado bancario y Beatriz Saldarriaga. Formaron una familia de 5 hijos. Andrés tuvo como referente a su hermano Santiago que fue jugador profesional del Atlético Nacional. Escobar por su manera de jugar y su modo de vestir fue apodado como “Caballero del fútbol”. Medía 1.85 m y pesaba 75 kg, tenía buenas características técnicas, panorama para cubrir, salir jugando desde el fondo y buen juego aéreo. Las virtudes expresadas del defensor de la Selección Antioquia, llegaron a oídos del entrenador del Atlético Nacional Francisco “Pacho” Maturana para reforzar al Atlético Nacional de 1989 que ganaría la Copa Libertadores. Los vínculos del narcotráfico con el futbol eran evidentes pero solapado por la pasión y las voluntades compradas a base de goles. Pablo Escobar aportó hasta su muerte al Nacional y a Independiente de Medellín; Millonarios de Bogotá fue patrocinado por Gonzalo Rodríguez Gacha, alias el “mexicano” y América de Cali fue territorio de Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, José Chepe Santacruz Londoño y Hélmer Pacho Herrera. El desempeño en el equipo campeón de América lo llevó a la selección y a disputar dos mundiales: Italia 90 y el fatídico EEUU 94. Dos datos de Escobar en la selección colombiana, no fue parte del equipo en el citado y rotundo triunfo colombiano del Monumental por estar lesionado en la rodilla. Su único tanto convertido en combinado de su país fue a Inglaterra en Wembley que terminó empatado en un gol. El fatídico partido contra los Estados Unidos Antes del mundial de 1994, Andrés tuvo ofertas de clubes del exterior como el Milán para reemplazar al legendario zaguero italiano Franco Baresi y de la Argentina para reforzar a Boca Juniors que lo dirigía Cesar Luis Menotti. El sueño colombiano se fue desvaneciendo progresivamente, la selección perdió 3 a 1 con Rumania y 2 a 1 contra la selección anfitriona. Dicho partido se disputó el 22 de junio. Estados Unidos ganaba 1 a 0, Colombia necesitaba llegar al empate para mantener vivas las esperanzas de clasificar. A los 35 minutos del primer tiempo, Escobar intentó interceptar un centro, pero desvió la pelota hacia su propia meta, marcando el gol en contra, que sería determinante para la eliminación de Colombia. Dar la cara y morir asesinado Los medios y la sociedad colombiana estaban decepcionados, buscaban a los responsables del fracaso deportivo, después de haberse imaginado levantando la copa. Escobar había planeado irse de vacaciones cuando terminase la participación en el mundial, pero el fracaso estrepetiso lo hizo repensar y volver a su país con toda la delegación. Le dijo a su padre: “Hay que dar la cara”. Los días transcurrieron en un encierro y silencio publico voluntario. Lo acompañaron en ello, su familia y su novia, la odontóloga Pamela Cascardo, con la que se casaría en diciembre del 94. La primera salida social se produciría el 1 de julio, junto a unos amigos y Pamela a la discoteca El Indio. Escobar se cruzó en el boliche con los hermanos Santiago y Pedro Gallón, quienes de manera soez lo insultaron por el gol en contra. Escobar les pidió que lo respetaran, pero el altercado continuó en el estacionamiento del local bailable donde el futbolista recibió 6 disparos en la madrugada del 2 de julio de 1994, cerca de las 3:00 de la mañana. Los disparos fueron realizados por Humberto Muñoz, que se desempeñaba como custodia de los hermanos Gallón, quienes tenían vínculos con el narcotráfico y grupos paramilitares colombianos. Muñoz fue condenado inicialmente a 43 años, cumpliendo solamente 11 años de prisión por un cambio de legislación, y los Gallón fueron liberados tras pagar una fianza. Treinta mil personas acompañaron al “Caballero del Futbol” a su última morada en el cementerio Campos de Paz. Colombia continuaría su raid de violencia social y política hasta la llegada del siglo XXI, en donde la violencia se morigeraría con el acceso a la presidencia de Álvaro Uribe. En la faz futbolística, el mayor éxito de la selección mayor fue la obtención de la Copa América 2001, disputada en Colombia, en donde nuestro país no participo por amenazas a los jugadores. Futbol, apuestas, drogas y negocios, la ecuación que se ha ido perfeccionando hasta nuestros días. Escobar pagó un gol en contra con su propia vida, los asesinos siguieron impunemente con sus transacciones ilícitas. Las apuestas ilegales devinieron en un maravilloso negocio legal en todo el mundo, un flagelo silencioso y perjudicial para todos los grupos etarios, en especial nuestros niños y adolescentes que nacen con un teléfono inteligente en sus manos.
Ver noticia original