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  • Argentina / Economía / Política | Del «comprá barato, campeón» a quemar las naves: Caputo lucha por el dólar tras su propia «avivada»

    » Voxpopuli

    Fecha: 17/07/2025 21:40

    La chispa de la discordia: «Comprá si está barato, campeón» El 4 de julio de 2025, en medio de críticas sobre un posible atraso cambiario, Luis Caputo lanzó una frase que resuena con particular eco hoy: «Si te parece barato comprá. No te la pierdas, campeón.» Esta declaración, lejos de tranquilizar, fue percibida por muchos como una invitación o, al menos, una convalidación de la idea de que el dólar podría estar subvaluado. En un país con una larga historia de inestabilidad cambiaria y fuerte demanda de divisas, un comentario de esa índole, viniendo del propio ministro de Economía, puede funcionar como una profecía autocumplida. Pocos días después de esas palabras, el dólar minorista, que ya mostraba signos de inquietud, alcanzó nuevos récords desde la salida del cepo, escalando a valores que encendieron las alarmas. La correlación temporal entre la declaración de Caputo y la intensificación de la corrida cambiaria resulta innegable, sugiriendo que, en su intento de desestimar las críticas sobre el atraso, el ministro inadvertidamente avivó el fuego de la dolarización. La táctica de «secar la plaza»: ¿reacción o previsión (malograda)? La descomunal operación de captación de $4,7 billones, anunciada por el Ministerio de Economía, tiene como objetivo declarado «secar la plaza de pesos» y «evitar que se sigan yendo al dólar». Si bien esta medida es técnicamente una forma de intervención indirecta para reducir la liquidez y, por ende, la demanda de divisas, su magnitud y el carácter de «licitación fuera de programa» no pasan desapercibidos. El propio comunicado del Ministerio, al referirse a la necesidad de que «los inversores no sigan pasando sus pesos a dólares» debido a un fenómeno que «terminó provocando una escalada de la divisa norteamericana en las últimas semanas», revela una realidad innegable: la divisa ya estaba en una trayectoria ascendente que encendió las alarmas en el Palacio de Hacienda. Esto indica que, a pesar de las herramientas cambiarias y el discurso de «flotación administrada», el ritmo al que los pesos buscaban refugio en el dólar era más acelerado de lo previsto o deseado, llevando al Gobierno a actuar con contundencia. Y en este contexto, la declaración de Caputo aparece como un elemento que pudo acelerar esa tendencia. La brecha y las expectativas: un cóctel explosivo con sabor a imprudencia Si bien el dólar oficial se mueve dentro de sus bandas (ajustadas mensualmente), la mirada del mercado va más allá. Las múltiples cotizaciones y la brecha entre ellas, sumado a las expectativas inflacionarias y la incertidumbre económica, son factores que históricamente han alimentado la demanda de dólares en Argentina. Cuando los inversores y ahorristas perciben que el peso pierde valor rápidamente o que el futuro es incierto, la tendencia natural es dolarizarse. La intervención de Caputo, más allá de los números técnicos, es un intento de gestionar las expectativas. Al retirar una masa crítica de pesos del mercado, se busca reducir la presión sobre los dólares financieros (MEP y Contado con Liquidación), que suelen ser los que marcan el ritmo de la percepción de valor de la moneda extranjera. Sin embargo, la necesidad de una intervención de tal magnitud implica que la confianza en la estabilidad del peso y en la trayectoria del dólar no estaba siendo la esperada por el Gobierno, y que una declaración que invitaba a comprar dólares en un contexto de incertidumbre solo sirvió para acelerar una dinámica ya preocupante. ¿Control recuperado o parche temporal con cicatrices? La jugada de Caputo, sin duda, ha logrado un impacto inmediato en el mercado, secando liquidez y enviando una señal de fortaleza. Pero la efectividad a largo plazo de esta estrategia dependerá de varios factores: la sostenibilidad de la absorción de pesos, la evolución de la inflación, la acumulación de reservas y, fundamentalmente, la recuperación de la confianza en el plan económico general. La intervención, aunque necesaria en este contexto, plantea interrogantes sobre la verdadera autonomía del dólar dentro del sistema de bandas y sobre la capacidad del Gobierno para mantener a raya las presiones cambiarias sin recurrir a medidas de gran envergadura. El hecho de que se haya actuado con tanta fuerza para «frenar al dólar» antes de que tocara el techo oficial, y luego de una declaración que muchos interpretaron como una invitación a la compra, es una admisión implícita de que, por un momento, el control se había aflojado y la divisa avanzaba por un camino que el Gobierno no estaba dispuesto a permitir, un camino quizás acelerado por un exceso de confianza o una frase desafortunada del propio ministro.

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